LA MUERTE Y EL JUICIO DE LA HISTORIA :
Yo soy catolico, apostolico e hincha del Sport Boys del Callao. Me eduque en el Colegio La Salle. Siguiendo una tradición familiar, voy todos los Viernes Santos a la Procesión del Señor del Santo Sepulcro de Pueblo Libre, porque desde niño, como mi madre -que me enseño a desterrar el sentimiento del odio en la vida- esa procesión, que es una tradición en mi familia materna, asentada en Pueblo Libre despues de la Guerra con Chile, es el referente en la espectativa de mi vida, ya que la meta es acompañar a la sagrada imagen el año que viene. Una especie de Año Nuevo personal. Una tradición que espero sigan mis hijos y los hijos de mis hijos.
A pesar de todo lo anterior, yo creo en el Dios de Spinoza, que es un dios de amor, un dios de todo lo que tenemos frente a nuestro ojos. No es un dios que infunda temor o que te castigue con el fuego eterno. Es un dios de espiritualidad y no de religiosidad o de dogma. Para mi son mamadas el asegurar que hay infierno; estoy convencido que a Santa Rosa de Lima le faltaba un tornillo, pero la hicieron santa. Yo creo que al final de nuestra vida, despues de purgar un tiempo nuestros errores -en un lugar que nada tiene que ver con el fuego eterno o con Luzbel- nos reencarnamos -buscando a través de sucesivas reeencarnaciones- la perfección del espiritu que finalmente somos. La belleza de la muerte esta en esa instancia, en que entramos en contacto con la verdad absoluta, que va más alla de fanatismos religiosos, de ese "opio del pueblo" del que hablaba Marx.
Y digo lo anterior, porque la muerte de Alberto Fujimori nos trae uno de los rituales del poder, que ocupa un lugar central en la vida cotidiana, que sirve para afirmar el espacio político, para simbolismos de diverso tipo, para relativizar los actos de poder del finado; para reinterpretarlos o dignificarlos y ensalzarlos. Eso si, en este tipo de rituales, la hipocresia de la politica, entendida como "formas democraticas" "civilizadas" y de "cristiana humanidad" , dicen que hay que "respetar al muerto y a la muerte", porque no hay muerto malo. Mejor dicho no hay político muerto malo. Enfrentarlo en la hora final a su biografía, dicen que es una ofensa. Criticarlo es sinonimo de "odio". Y si alguien tiene odio a Fujimori creo que son tal vez los familiares de los que murieron a manos de sus esbirros. "No es el momento" de criticarlo escuche por allí. Hay que "respetar el dolor de la familia". Y vi en esas escenas de "dolor" por la muerte de Alberto Fujimori, a una Martha Chavez -en una de las mejores actuaciones de su carrera politica- en estricto luto con lentes y balbuseando llorosa su pesar por la muerte de su líder.
Yo dudo mucho que en los dolientes políticos naranjas, haya verdadero pesar, aunque siempre hay excepciones, como me lo recuerda un conocido ex Congresista de la República. La mayor parte de los politicos fujimoristas, más alla de vitudes personales, han alcanzado notoriedad, han hecho carrera y dinero gracias al gobierno de Fujimori, al talento político y al pragmatismo del hijo del Sol Naciente, que se hizo peruano en medio de la persecución a los japoneses en el Perú, en la Segunda Guerra Mundial. Alberto Kenya fue un autocráta, un hombre que cambio la cultura politica de finales del Siglo XX, que no fue la excepción de la regla, en la frase emblematica que define a un gran número de gobernantes de nuestra historia republicana, "roba pero hace obra". Y digo que define a un gran numero de gobernantes de nuestra historia republicana, porque los hay como la Sra Dina Boluarte o el Sr. Pedro Castillo, que con gobiernos corruptos, no dejan nada de obra pública significativa en su gobierno.
La manipulación del poder, crea un ritual que se centra solo alrededor de todo lo bueno que hizo Fujimori, acompañado por un pueblo, que es autentico en su sentimiento hacia el exgobernante, porque fue sensible a sus necesidades y a su requerimiento. El problema es que no hay cultura civico-politica; que a los politicos y a la politica peruana le importa un bledo la institucionalidad. Por eso a la gente del pueblo no le importa si robo, si fue un gobierno corrupto, un gobierno populista y neoliberal a la medida de la derecha criolla. Si fue una dictadura en la que el Sr. Vladimiro Montesinos tuvo un papel protagonico, al ser el encargado de hacer el "trabajo sucio", eliminando gente, materializando la "guerra de baja intensidad" contra Sendero Luminoso que recomendaron los norteamericanos, comprando conciencias y todo lo que fuera necesario para perpetuarse en el poder. Esa misma percepción -pero desde una perspectiva de clase y de raigambre económica- acompaña a un sector del empresariado y a sectores acomodados de la sociedad peruana, para los que lo que cuenta, lo que vale y lo rescatable en el Gobierno de Fujimori, es "el milagro económico", su bonanza, su bienestar y no la institucionalidad, la verdadera democracia, las libertades, la moral pública y los principios etico-politicos, que son los que debe encarnar una nación civilizada
Somos un país sin memoria historica, en el que la dignidad del país no cuenta; en el que el que postulara al senado japones no interesa. Como no importa si compro medios de comunicación, congresistas, empresarios o destruyo instituciones. Se debe rendir culto a la muerte de acuerdo a las formas de las sociedades primitivas, con veneración y en silencio, no de una sociedad civilizada, reflexiva, con capacidad de autocritica, con resepto a la institucionalidad y libertad de expresión, porque Fujimori es al final un producto de nuestra subcultura politica, que ante una democracia de trastienda, prefiere un gobierno fuerte, una dictadura. La prebenda y el interes personal antes que los principios.
Porque el partido que fundo y que hoy "dirige" su hija -no si realmente, no le veo talento para hacerlo- gobierna, co-gobierna o manda en el pais. Los indios de ayer, son las masas de ciudadanos de hoy, que votan por un polo, por una prebenda, por tocarles una cancioncita melosa que los cautive electoralmente o por engatuzarlos con una promesa que vaya uno a saber si se cumplirá. De allí el funeral de Estado, los honores de unas fuerzas armadas que corrompio y en las que se apoyo, La bandera que nego para postular al senado japones sobre su ataud y hasta los honores en el Patio de Palacio de Gobierno, con Husares de Junin inclusive. Que su carcelería fue injusta, que hubo persecución politica y ensañamiento en su contra no es cierto. Pero este es el Perú y asi es la política y el juego del poder.
Si la muerte es y ha sido siempre un tema de reflexión y analisis en lo religioso y en lo filosofico. Es un contrasentido que la muerte de un hombre público, no nos genere un espacio de reflexión frente a su vida y a su obra. Las criticas frente a su vida y a su biografia, al trascender.son inevitables y no es cuestión de odio, ni de huachafa caridad cristiana. El mundo, la politica y la muerte son terrenales. Entre el respeto a la muerte y la manipulación de la muerte hay grandes diferencias. Lo que si deberia hacer, es legislarse un protocolo para funerales de expresidentes y determinar que actos por respeto a la dignidad del estado peruano deben prohibirse en caso que hayan purgado cárcel. Por lo pronto Toledo, Humal, PPK, Pedro Castillo y Dina, deben respirar tranquilos y esperar con satisfacción la hora en que les toquer petatearse. Van a tener funeral de jefe de estado.
Y resalto lo de hombre público, porque, esa "humanidad", ese "silencio" y ese "cristiano respeto" que se pide frente a los restos de Fujimori, si todos somos iguales ante la muerte, no se tuvo con Maldito Cris por ejemplo, que tambien era un ser humano, que tenia familia y que a diferencia de Fujimori, tuvo "horrores" y errores, que fueron más violentos y menos "de salón" que los de Don Fujimori. En el Perú hay racismo, hay discriminación, las diferencias cuentan. No todos los muertos son iguales; pero el peruano es un racismo solapado, hipócrita, porque en el Perú como escribio Juan Carlos Callirgos, nuestro racismo "es funcional a la construcción de la república, tan funcional que necesita de élites monoculturales que garanticen el progreso y construyan patria bajo patrones que niegan las caracteristicas de la mayoría de su población". Discriminamos hasta en la muerte. En todo este escenario encaja perfectamete el lema electoral de "Un peruano como tú" con el que Fujimori gano su primera elección.
En lo que si son similares las despedidas de los muertos de todo tipo, es en los velorios. Es que es un circunstancia para reencontrarse, para charlar un rato, para figuretear. En el velorio de Fujimori, me ha causadio gracia ver a más de uno de esos oportunistas que salio de alcalde, ir a "dar el pésame" de la mano de un politico conocido, para sentirse importante, siendo un Don Nadie politicamente hablando. De esos tenemos muchos. Mas que recogimiento, el velorio de Fujimori, ha sido una oportunidad para que la clase politica pueda establecer comunicación, lazos de amistad y quien sabe alguna alianza futura o como expresaban algunos periodistas funcionales al sistema, que sirva para "reconciliarnos los peruanos". El problema es que a la luz de la realidad, la clase politica peruana, los politicos que cortan el jamón hace rato que estan "reconciliados" entre ellos. Con quienes no estan reconciliados es con el pueblo que los rechaza.
Todo esta ceremonia del adios, me recuerda un interesante libro de Pablo Otemberg "Rituales del Poder En Lima (1735-1828)" editado por el Fondo Editorial de Universidad Católica del Perú, que relata como eran las entradas, los nombramientos de Virreyes y hasta la llegada de San Martín. Robespierre decia que la muerte es el comienzo de la inmortalidad. Fujimori esta en ese trance. Como todo ser humano tiene un lado bueno y un lado malo. Los políticos suelen ser polemicos hasta la muerte, es lo inevitable y este es tambien el caso. El juicio de la historia lo va a alcanzar a Don Alberto y no creo que le sea favorable. Como no lo ha sido con Augusto B. Leguia, que fue en algunos rasgos, un gobierno bastante similar al de Fujimori -populista, corrupto y autoritario- existiendo la leyenda de que murio pobre; y eso no es real. Su casa fue saqueada es cierto, pero como buen hombre de negocios que era, su dinero lo tenía fuera del país y eso sirvio para que su familia se matuviera decorosamente despues de su muerte, sobre todos sus hijos menores, uno de los cuales el Dr. Joaquin Leguia Galvez fue ministro de Belaunde.
Que Don Alberto tendra paz en su tumba no lo dudo, esta experiencia y su balance, le van a servir en el Mictlan, para su proxima vida a la hora de reencarnarse. Keiko mientras tanto, ha anunciado un libro de memorias como "Yo Tirano yo Ladrón" de Leguia, que escribio su hija para reivindicarlo. Creo finalmente que es inevitable el paso del Caudillismo a la Institucionalización del partido, que eso va a generar una fractura partidaria, porque Keiko no es la lideresa que han pretendido vender. Y sin el padre, por más expresiones de "unidad" frente a su feretro, Kenyi aparece como el hombre providencial para la victoria electoral tres veces negada. Es cuestión de tiempo, que se destape todo este juego de ambiciones y de legados por el poder. Lo que queda del Belaundismo, por ejemplo, se aferra a la figura de Belaunde y sobrevive todavía a su fundador, apelando ante la falta de líderes, a apristas que dicen ser sus "herederos políticos". Que en paz descanse y de Dios goce finalmente Don Alberto Fujimori. Lo que "no dejo en patrimonio" lo van a disfrutar sus hijos que ni casa tienen, porque el pobre Kenyi vende huevos y Keiko hasta vive en casa alquilada..