martes, 24 de marzo de 2020

N° 515 - VÍCTOR HUMAREDA

A 100 AÑOS DE SU NACIMIENTO:



Es una perogrullada decir que el nuestro es un país sin muchos espacios para la cultura. Un país que es ingrato con su gente. Y escribo esto porque el pasado 06 de marzo se cumplieron 100 años del nacimiento de Víctor Humareda, uno de los plásticos más importantes de la pintura peruana; y a mi se me paso escribir sobre el tema, porque es la abogacía la que me da para comer y a veces o mejor dicho siempre hay que trabajar y no queda tiempo para escribir. Y ahora que por la "cuarentena" se me obliga a no salir a trabajar, a visitar juzgados, a renegar con el retardo de una administración de justicia, que no se como le va a hacer, al sumar más tiempo de paralización a la gran cantidad de expedientes que se quedan sin tramitar, cuando la solución era que trabajen los jueces con sus "especialistas"  en sus casas, organizándose para tal efecto. Pero este es el Perú y en el Perú, primero es uno, segundo es uno y tercero uno. Allí lo dejo.

Y ahora  que tengo tiempo para poner al día mis cosas de trabajo y también para escribir -algo que como digo me esta costando últimamente por falta de tiempo- no quise perder la oportunidad de meterle a las teclas (hablo figurativamente ) porque "teclas" son las que tiene mi "Lulu", la  HALDA de 1957, que  me acompaña desde que tengo uso de razón y que estuvo conmigo en México. Con ella  nos amanecíamos escribiendo, cigarro de por medio, en la pensión donde vivía sobre la Alvaro Obregón en la Colonia Roma en el DF. Eran tiempos en los que cuando si algo fallaba, tenías que comenzar de nuevo o usar después esos "tamponcitos blancos" para corregir una "letrita". Debo confesar que todo ese mágico ritual del cigarro, la noche, las teclas y el café, hicieron que me costara entrarle a la época de la computadora. "La espada, la lanza y no el fusil", como en "El Ultimo Samuray". Pero uno tiene que adaptarse a la modernidad y yo me adapte......con algunas limitaciones claro está.  

"Lulú"  era todo un personaje, solía estar siempre bien "mona" con su listón sobre el lomo y al entrar a mi cuarto, la gente de la pensión la solía saludar con cariño  y llamarla por su nombre. Hoy ya jubilada, ocupa un lugar especial en mi sala, toda coqueta en medio de una serie de objetos que no tienen vida; y  con esa complicidad que nos une, nos miramos y recordamos viejos tiempos,viejos amores, mis inicios como abogado. A ella le preocupa su destino cuando yo muera, pero le he dicho que mi mujer y mis hijos, saben que tienen que cuidarla, conservarla y darle el lugar que yo siempre le di en mi vida. 


Para no seguir desviándome del tema que me propuse, déjenme decirles que  Víctor Humareda nació en Lampa, Puno el 06 de marzo de 1920. Que hizo estudios en  la Escuela de Bellas Artes de Lima y de Buenos Aires tras ganar una beca. Que siempre llevo una  vida marginal. Que vivía en un cuarto de un Hotel en La Parada. Que su vida transcurrió entre bares y prostíbulos. Que tenía un amor platónico por Marilyn Monroe como el poeta Víctor Bendezú. Humareda estuvo un tiempo en España y en Francia, pero regreso al Perú a su vida cotidiana entre las calles y rincones de esa Lima marginal, entre prostíbulos y bares, aunque dicen que Humareda no tomaba licor y que era adicto a la manzanilla. Personaje singular, pintoresco, de expresiones exageradas en sus pinturas sin llegar a las dimensiones de Botero.

El dinero que gano lo gasto en esa vida media disipada de putas y licores -insisto en precisar que sus más cercanos amigos dicen que solo "paraba" los tragos porque el no tomaba, pero era un gran conversador que destacaba por su sentido del humor. Un hombre que recreo en muchos de sus cuadros esa Lima marginal con explosiones de color. 

Es cierto que el destino del hombre es el olvido. Por la vida que llevo, tal vez al propio Humareda -que giraba entre la bipolaridad de ser un hombre a veces extrovertido y a veces  solitario- el olvido nunca le importo y disfrutaba tanto de su soledad como de la compañía de sus amigos. Pero creo también que su obra no puede ser olvidada y al no se olvidada su obra, tampoco puede ser olvidado el personaje, con sus luces y sus demonios.

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