lunes, 17 de junio de 2019

N° 499 EL VIEJO Y EL MAR

EL "COMPAÑERO JEFE":

Ahora que estoy entrado en años, que he cambiado el capote por la muleta en el último tercio de mi vida. No digo que estoy "viejo" porque sigo teniendo la misma rebeldía, la misma irreverencia y el mismo humor de hace cuarenta años, pero no me siguen gustando celebraciones como las de hoy Día del Padre, porque pienso que la esencia de este tipo de festividades  se ha perdido con el tiempo. Me explico. Cuando el Presidente de Estados Unidos Calvin Cooligge instituyó la celebración en 1924, que después Lyndon Johnson la declaró oficial por decreto, el tercer domingo de Junio, la motivación, la celebración y lo que rodeaba a la festividad era otra cosa.

Y es que la vida moderna o mejor dicho, la tecnología, el consumismo y el mercantilismo que rodea nuestros días, le ha quitado ese sabor natural, ese épico sentido del "pequeño detalle" y de la simpleza de la vida a la celebración, como se han perdido muchas cosas si lo comparo de cuando era niño. Ya desde el momento que la gente anda prendida del celular antes que conversar la cosa es diferente.

En ésta era de la "opinión" y no de la "comunicación", hay saludos al por mayor, mercantilismo, más por formalismo antes que por una cuestión de fondo -aunque no necesariamente es en todos los casos- cuando antaño el acercarse al mismo saludo era más fresco, más auténtico, con más a olor de amor, de sentimiento, de compromiso o de verdadero afecto. Tiempo atrás el "Día del Padre" -que no llega a alcanzar los niveles de promoción del de la madre- era más íntimo, menos comercial y no había la necesidad del regalo o de que te vendan la idea de que tienes que comprar algo. Es decir me parece que termina siendo hoy un motivo para gastar, para usar "el face" o el celular y no necesariamente una razón para reunirnos o para abrazar emocionalmente a alguien en medio de nuestras agitadas vidas.

Al final, más allá de la parafernalia comercial, terminamos en éste día recordando a nuestros padres, reuniéndonos alrededor de una mesa, teniendo un motivo para juntarnos en esta ciudad, donde el transporte es un caos, porque se piensa que como el Estado es un mal empresario, todo debe ser  concesionado. Y como para el privado  se trata de un negocio y no de un servicio, movilizarnos significa cuatro horas al día en promedio y que en el Perú siempre "algo cambie para que todo siga igual". Esta es también una celebración, en la que seguimos la tradición de los "pinches gringos"  y no la tradición judeo cristiana, pues si siguiéramos la tradición judeo cristiana, el "Día del Padre" debería ser el 19 de Marzo, "Día de San José" y no la que señalaron en el país del Tío Sam. 

Lo anterior  me recuerda la contradicción que encuentro en el Dios en el cual creo. Que es que si reproducirnos es un acto de amor, el Dios hecho hombre no vino como un acto de amor por sus padres terrenales, sino que la madre es virgen y el Dios hecho hombre nació por obra del espíritu santo; lo que le da una connotación pecaminosa y peyorativa  al sexo y excluye a los dioses del placer o como decía finalmente Galeano "nuestros dioses no hacen el amor". Yo sigo creyendo que Lázaro sufrio de catalepsia y además me pregunto que, si la Virgen María subió al cielo en cuerpo y alma ¿Que pasó con su cuerpo donde fue si el cielo es una nube y es inmaterial?. Preguntas que solo sabré cuando me petatee, mis cenizas vayan a dar al mar y mi espíritu a las brasas del fuego eterno reafirmando que soy católico, apostólico e hincha del Sport Boys del Callao.

Y como se trata de felicitar o recordar a los padres, yo quiero escribir sobre mi relación con mi "Compañero Jefe", como le decía con cariño a mi padre. No porque fuera aprista, sino porque fue un antiaprista convicto y confeso, desde que enrolado en el ejército; en tiempos de la Revolución de Trujillo, se salvó de morir porque no fue la artillería al norte y porque le dolió la  muerte de varios de sus compañeros de armas en la  toma del Cuartel O'Donovan y al develar la revolución. Lo que no le gustaba escuchar, es que la respuesta de las tropas fue tanto o más sangrienta y salvaje que la aprista, razón del histórico enfrentamiento ya superado entre el APRA y el Ejército.

Eusebio Mansilla Barrientos, es un personaje fundamental en mi vida, una imagen de luz, no por el hecho de que fuera biológicamente mi padre, sino por lo que dejó en mí más allá de la vinculación genética. Y digo esto porque recuerdo ese potente verso de César Calvo "mi padre llegó ayer y esta más lejos".  Sin ser un hombre de gran cultura, era un persona con mucha sabiduría desde la perspectiva de lo que es la vida, un hombre que me enseñó a huir de la mediocridad, a "no ser uno más". Esa gente que cuando haces un balance de sus virtudes y defectos te termina cautivando siempre.

Yo solía hasta antes de que enfermara y ya de veinticuatro años, echarme a su costado con las luces del cuarto apagadas a conversar. Yo preguntaba y el respondía, en diálogos no alejados de discrepancias, por el radicalismo propio de una época en la que se formó y que le llevaba a afirmar que "así como me criaron a mi te crio yo"; algo en lo que tras una férrea oposición  y defensa de mis posiciones, terminaba cediendo......aunque claro nunca pude poner afiches en las paredes de mi cuarto y otras cosas por el estilo, como no convertir mi casa en una especie de museo hasta que muriera mi madre. 

Fueron momentos de sana discrepancia en los que dejaba la puya de que "cuando yo tenga mis hijos les voy a dejar que hagan con su cuarto o con sus ambientes lo que quieran". Algo que he hecho al educar a  mis hijos con plena libertad de tomar sus decisiones y asumir sus responsabilidades. La vida es como el fútbol les digo. "Yo soy el entrenador Uds. juegan su propio partido y lo ganan o lo pierden". Y si pierden o se equivocan siempre van a encontrar un hombro a disposición lo que no significa ni impunidad ni complicidad.

A pesar de la diferencia de edades -mi padre me tuvo a los cuarenta y siete años la misma edad en la que yo tuve a mi hijo Ramiro- fue una relación muy rica y su ejemplo como esposo, ha sido un importante en mi vida. Jamás le vi pedir una cuenta a  mi madre, cuestionar un gasto o ser desatento con mi madre; y aunque debo confesar que como producto de una niñez muy rígida, de esa educación castrante de inicios del siglo pasado, eran  poco afectuosos entre ellos y con sus hijos,  cuando le pregunté sobre el tema, me dijo que eso lo dejaba para la intimidad con su mujer y tengo que decir que la Maricucha, mi madre -sobreprotegida,  engreída y medio vaga como ama de casa- por las comodidades que le dio su marido en "las buenas épocas", se sintió devastada y muy sola cuando éste falleció. Eso lo supe cuando encontramos al morir unas notas que escribió a la muerte de su esposo y que no se si conserve mi hermana.

Don Eusebio Mansilla Barrientos, siempre me decía que "la madre de su mujer era como su madre" y aunque no era un ejemplo de sociabilidad, porque su vida transcurrió de su casa al trabajo y del trabajo a su casa, fue un hombre integrado a la familia de mi madre y muy considerado con mi abuela. Un hombre generoso y  de buen corazón cuando se trataba de ponerse en el pellejo del prójimo. 

Desde niño siempre pensé que una familia era como un país y había que escribir su historia, tener su bandera, su himno y su escudo. Hoy que tengo mi familia, tengo mi familia, mi escudo, mi himno y lo bueno de todo esto, que no he tenido que inventar un héroe en esta historia personal. Mi héroe fue de carne y hueso, una persona sencilla, esa agora a la que recurría siempre a pedir consejo o a escuchar su opinión antes de decidir. Un hombre que en el final de sus días mutando su piel conservadora, me sorprendió por su apertura cuando entablamos una relación ya de padre a hijo adulto y le contaba sobre mis cuitas de amor.

Poco antes de morir, cuando un derrame lo tenía postrado y apenas se le entendía y presentía  su muerte me dijo "me muero" para fallecer al día siguiente. Yo le dije que como los versos de Choquehuanca a Bolívar, "tu gloria crecerá como crecen las sobras cuando el sol declinan". Hoy el himno Mansilla lo tiene como principal protagonista, habla de un hombre del que aprendí que no es  el poder o el dinero lo que nos hace trascendentes. En la sencillez de los pequeños detalles, en el amor, en el ejemplo, en el ponerse siempre en el lugar del otro, en ser coherente, en no joder al prójimo y no ser uno más,  está la esencia de la vida que me mostró con su ejemplo. Espero que este himno lo canten los hijos de sus tataranietos hasta el fin de los tiempos; y que sus cenizas y mis cenizas se confundan en el mar cuando nos terminemos perdiendo en el tiempo ante el inexorable olvido de lo humano.

sábado, 8 de junio de 2019

N° 498 LA FOTO FALSA DEL DIA DE LA RESPUESTA

QUE DEBE RETIRARSE DEL CONGRESO DE LA REPÚBLICA:



Ayer ha sido un nuevo día de la bandera. Una conmemoración más del 7 de Junio de 1880 y veo que muchos peruanos, en medio de los homenajes a esa epopeya, que de alguna manera representó un sacrificio heróico, pero no se hasta que punto estéril, ponen la foto que ilustra esta nota.. Y digo lo anterior sobre un "sacrificio estéril", porque en el fondo, se perdieron hombres  y tropas valiosas, que hubieran servido para escenarios de guerra posteriores, ya que la derrota de Arica significó quedarnos prácticamente sin ejército regular. Algo de lo que sufrimos en San Juan, Chorrillos y Miraflores. Un repliegue de esas tropas acantonadas en Arica hubiera sido estratégico y para nada un acto de cobardía. Al final los defensores de esa plaza, optaron por rendir sus vidas por la nación y esa decisión los mistifica y los eleva a los altares de la patria.

Ahora bien, en el contexto de esta celebración, he visto una vez más esa fotografía que esta en el "Salón Bolognesi" del Congreso de la República, que es supuestamente una fotografía del día de la heroica respuesta de Francisco Bolognesi ante el Mayor Juan de la Cruz Salvo, fotografía que decora el ambiente de los que dicen que ya no son "Padres de la patria" sino "Hp" de la patria. Y no puedo dejar de volver a escribir que  la foto es falsa, que no es real, que no es una foto autentica de Bolognesi el día que le expresara a De la Cruz, que "tiene deberes sagrados que cumplir y que los cumplirá hasta que mar el último cartucho",  decisión que reafirmaron los oficiales que lo acompañaron en Arica, que eran  su estado mayor y que -en presencia del oficial chileno- expresaron su decisión de dar la vida por el Perú aún a costa de saber que la victoria era prácticamente imposible.

Lo preocupante y lo penoso de todo esto, es que, hay un problema de valoración ético cultural al poner esa foto en un poder del Estado como si fuera una imagen del día del hecho histórico. Desde el punto de vista del valor económico cultural la foto es intrascendente y no tiene valor, basta una tasación por un especialista en bienes culturales o por una reconocida casa europea, para determinarlo. Como simbología patriótica o como valor cultural, colocarla donde esta es hacer el ridículo y desprestigiar aún mas el nivel cultural de los congresistas y lo "pior" es que la información no es nueva. No se corrige el error en el Congreso de la República, que eso es ignorancia supina propia de quienes nos representan;  falta de respeto institucional y  ausencia de asesoría histórica y cultural de nuestros "Hp de la patria", al colgar la foto de marras sin el menor pudor por la verdad histórica, que termina en una huachafada, "trucha" y en una folklorica expresión cultural, que ofende a los héroes de Arica, al colocarla en uno de los ambientes más emblemáticos del Estado peruano. Algo que como escribí anteriormente,  resulta inaceptable y hasta ofensiva a la memoria de Bolognesi y de quienes se inmolaron en Arica.

La foto tiene su historia.El periodista Alejandro Guerrero la encontró en Tacna y el difunto Delgado Parker la compró y la mando a restaurar en los laboratorios  de la Kodak en Estados Unidos, quien "confirmo su supuesta autenticidad"  indicando que la foto es de la segunda mitad del Siglo XIX. 

El asunto de la "supuesta autenticidad" de la foto, fue denunciado anteriormente por el Blog "La Guerra del Pacifico 1879-1884" (*) que informa sobre una investigación del historiador Juan Del Campo -y de un intercambio epistolar y de estudio sobre la foto- de éste, con el investigador argentino Julio Luque -un especialista en temas militares- que  indicaron que si bien la foto es de la segunda mitad del Siglo XIX, no es necesariamente una foto real, una foto auténtica, del día de la respuesta en la infausta Guerra del Pacífico. 

Y  no lo es, porque como  apunta en el blog anotado, Del Campo afirmó que a fines del Siglo XIX, se llevaron a cabo, tanto en el Teatro del "Politeama" de Lima como en Tacna, una serie de representaciones teatrales sobre la gesta de Arica, por parte de la "Asamblea Patriótica Bolognesi" para proveer fondos para el monumento de Lima. Que dice Luque que de una  de esas representaciones debe provenir la foto, quien detalla que ni los uniformes ni los personajes son reales, el sable no es el sable peruano de la época y los personajes están sobreactuados, con barbas de estopa y no naturales. El Dr. Luque expresa además el detalle de la luz excesiva considerando el cuarto de la respuesta y el ángulo de la foto. En esa época dice Luque, era imposible que un fotógrafo tome una foto desde abajo, todos la tomaban en el mismo nivel de la imagen a retratar, con el añadido de que físicamente los personajes no coinciden. 

Es necesario dejar constancia que la mayor parte de archivos -no solo de fotografía-  históricos de la Guerra del Pacífico son chilenos; que nosotros casi no tenemos archivos de batalla por nuestra falta de institucionalidad. Que si se hubiera tomado una foto en ese excelso momento, tendríamos varias vistas y no solo una con una serie de contradicciones. Las charreteras de Bolognesi  -las de gala que estaban en su oficina saqueada tras la toma de Arica y las de la batalla tras arrancarselas después de victimarlo de un culatazo en la cabeza-  están en Chile como trofeo de Guerra y difieren de las de la foto. En suma creo que esa foto que fue obsequiada por Delgado Parker como buen relacionista público de sus negocios al Comando Conjunto de la Fuerza Armada, no debe estar en el Congreso porque no es real. 

Bolognesi y los héroes de Arica merecen otro tipo de homenaje y en ese sentido es una pena que el trabajo del Director JUAN CARLOS OGANES y su película "GLORIA DEL PACIFICO", no haya tenido el apoyo estatal para su película y que hasta ahora el cineasta ande buscando financiamiento para la saga de su importante y bien logrado trabajo cuando hace rato que el MInisterio de Defensa, el Ministerio de Cultura y la Presidencia de la República deberían financiar este trabajo. Hace un rato acabo de comenzar a ver un video sobre el naufragio del Monitor Manco Cápac en Arica y sinceramente me invade sentimientos contradictorios. Por un lado tengo interés en terminar de verlo, pero por otro lado hay frustración, sana envidia y pena por ser un país donde la cultura poco importa.

(*) LA GUERRA DEL PACIFICO 1879-1884 (PERÚ, BOLIVIA Y CHILE) 

(**) LEA EN JMN DESDE SU TRINCHERA: A LA MIERDA LA POLÍTICA: LA FOTOGRAFÍA EN LA GUERRA DEL PACIFICO (BUSCARLO EN ETIQUETAS COMO GUERRA DEL PACIFICO).

domingo, 2 de junio de 2019

N° 497 - RELACIONES DE CHILENOS Y PERUANAS EN LA GUERRA DEL PACÍFICO

MARIA LUCÍA VALLE VERA:




Hay trabajos sobre la Guerra del Pacífico que destacan por su originalidad; entre ellos puedo citar "Guerreros Civilizadores" de Doña Maruja Barrig, que creo que  -para que la editorial del Congrezoo de la República, le publicara el libro en su primera edición- tuvo que prologarle a Vitocho García Belaunde, un libro sobre Mariano Ignacio Prado, maletero y lleno de inexactitudes porque Prado no fue ni un cobarde ni un traidor (1). Otro libro interesantísimo  es "El último Virrey del Perú" de Bruno Polack (2) que trata sobre aspectos administrativos y de justicia durante la ocupación chilena, concretamente cuando Patricio Lynch era el Comandante Supremo de las fuerzas de ocupación y que en una prosa bien escrita, detalla esos días y como abogados chilenos administraban justicia en el Perú. Un libro cuyo título incomodó a algunos lectores en nuestro país, por el sentimiento negativo que genera la guerra; pero ese era finalmente "el mote" que recibía Patricio Lynch como jefe de la ocupación chilena por sus poderes absolutos.

En la línea anteriormente citada, llego a  mis manos o  mejor dicho a  mis ojos por internet, la tesis "RELACIONES ENTRE CHILENOS Y MUJERES PERUANAS RESIDENTES EN LIMA DURANTE LA OCUPACIÓN MILITAR DE LA CIUDAD (1881-1883) A TRAVÉS DE LAS FUENTES PARROQUIALES, tesis del 2013, de la Srta. MARÍA LUCÍA VALLE VERA -a quien no conozco- para optar el tÍtulo de Licenciada en Historia  por la Pontificia Universidad Católica del Perú y esa tesis motivo este artículo. 

El trabajo es original, interesante por lo que representa el tema de la guerra más allá de lo estrictamente bélico; desde el punto de vista de investigar la ocupación chilena y sus consecuencias, el orgullo nacional herido y el sometimiento al invasor en la dinámica de las relaciones de pareja entre invasores e invadidos. La tesis tiene la limitación -tal como la expresa su autora- de  mostrar la existencia de las relaciones de diverso tipo, sin  entrar a analizar los motivos de estas relaciones; que van desde violaciones a relaciones consentidas o matrimonios forzados, por la necesidad de la alta sociedad limeña para mantener o proteger sus intereses económicos o también porque no, por amor.  En el libro de Guillermo Parvex "UN VETERANO DE TRES GUERRAS" (3) que son las memorias noveladas por Parvex del Coronel del Ejercito chileno José Miguel Varela, cuenta este de sus amoríos con una dama de la alta sociedad limeña, que termino porque ella era muy soberbia y altanera. De hecho a mediados de los ochenta cuando yo vivía en Cuzco, conocí la historia de una familia cuyo bisabuelo era un soldado chileno que deserto y se aquerencio en esa ciudad echando raíces y familia.

El desarrollo de la investigación de la Srta. Valle se sustenta en las fuentes parroquiales -libros de bautizo, matrimonio o defunción- que han sido materia de la investigación, con la problemática propia de su uso. En lo personal, en determinada oportunidad por asuntos profesionales, he podido revisar este tipo de fuentes para ubicar una partida de bautizo y la verdad es que pude comprobar que si no hay ninguna rigurosidad en los asientos de inicios del siglo pasado, menos lo va ha haber en los del siglo antepasado. Hay errores en los nombres, en los apellidos, omisiones en los lugares de origen. El mismo problema de la investigación materia de la tesis, donde la mayoría de los chilenos consignados son "de Chile" sin el detalle del lugar de nacimiento o de donde venían; fuentes que solo puede corroborarse con otra fuente complementaria y que se pierde de no contarse con esta otra fuente o si esa otra es diferente.

En tiempos de la ocupación chilena, la vida por más dolorosa que fuera tenía que continuar y los peruanos seguián bautizandose, muriendo o casándose inclusive con soldados chilenos. En el caso de los entierros, estos solo se registraban si eran efectuados en lugares "santos". Los que se realizaban fuera de los cementerios, como eran los de los herejes, excomulgados, desconocidos o suicidas no tenían posibilidad de registro o de seguimiento alguno. En el caso de los libros de bautizo, la  tesis consigna que el hijo era asentado según la condición de los padres, algo que tengo que apuntar se mantuvo hasta la Constitución de 1879, hasta la entrada en vigencia del Código Civil de 1982  y concretamente hasta la suscripción por el Perú de la "Convención de los Derechos del NIño" en 1990. 

Hasta antes de esos instrumentos jurídicos, "hijo legítimo" era aquel cuyos padres eran casados por la Iglesia y tenían una relación regulada y consentida por la sociedad.  Si al hijo se le registraba como "hijo natural" significaba que los padres tenían una relación de convivencia, pero no tenían impedimento para casarse y había también el "hijo ilegítimo" nacido de una relación con impedimento matrimonial y hasta el "hijo adulterino", situaciones mal vistas por la sociedad de la época que pasaban de las madres a los hijos -no necesariamente a los padres por machismo- pero muy común dado la imposibilidad de la iglesia de poder controlar la  naturaleza de las relaciones humanas hasta la alcoba. Es la Ley del Matrimonio Civil dada durante el Gobierno de Sanchez Cerro en 1930, la que de alguna manera rompe con la hegemonía de la Iglesia sobre el tema.

La tesis  revisó los archivos parroquiales de  bautizos y matrimonios de  la Iglesias de El Sagrario, Santa Ana, San Sebastián, San Marcelo , San Lázaro  y la de Los Huérfanos, iglesia donde me bauticé ydonde espero se bautizen todos los primogénitos de  mi descendencia. La estadística arroja que antes de la ocupación Chilena  entre 1879 y 1880, trece (13) parejas chileno-peruanas contrajeron matrimonio, esta suma se elevo a ciento cuarenta y cinco (145) entre 1882 y 1883  y  bajo  a cincuentaiuno (51) entre  1884 a 1886.  Según el censo de 1876, LIma tenía 1,206 ciudadanos chilenos, de los cuales 632 eran hombres y 574 mujeres.

Del análisis de los libros de bautizo entre 1879 y 1886, se desprende de que las  parejas en relación de convivencia entre 1882 y 1883 era de 100, mientras que las  casadas a tenor de los libros de bautizo de las iglesias anotadas era de 44. El estudio trabajando una serie de datos estadísticos y concluye que la mayoría de "hijos de la guerra" bautizados durante la ocupación  eran ilegítimos, provenientes de relaciones de convivencia que era considerado un estigma que los marcaba y al que añadir el hecho de que provenían de relaciones de status social bajo y solo un número menor de status social alto, cuyos padres usaban el Don o Doña en su identificación con carácter de clase. La tesis consigna esa hoy considerada aberración jurídica que era ley en esos tiempos y hasta el siglo pasado, por la que un violador podía casarse con la mujer violentada, lo que hacía que el hecho terminara en una suerte de impunidad frente a la violencia contra la mujer, que era vista en esa épocas como un modelo dedicado solo a procrear hijos, a cuidarlos y a las tareas domesticas, manteniendo su puridad sexual.

Entre las partidas registradas llama la atención la registrada por el Mayor  Francisco Alberto de la Grandara y Borkesky, quien firmo en la parroquia de San Sebastián a su hijo Carlos Alberto cuya madre es "desconocida"; algo imposible de consignar en ésta época, que tampoco no tiene lógica para esa época, que da pie a diversas interpretaciones e hipótesis, pero que podría explicarse a la luz del libro de Bruno Polack, porque los registradores eran chilenos. Las preguntas que nacen a la autora y a cualquier lector inquieto sobre el tema son cautivadoras. Que paso con esos niños "Hijos de la Guerra". Se quedaron en el Perú. Como los trato el Perú de la reconstrucción a ellos y a sus madres; se marcharon a Chile.Los padres regresaron a Chile y dejaron a varios sin firmar.  En medio de esos detalles, pienso en los tarapaqueños y tacneños durante la guerra y las épocas de la ocupación, donde la presencia chilena fue igual o mayor y recuerdo que en temas de investigación, es una pena que el gobierno peruano no de becas o partidas para investigaciones  no solo históricas sino de diverso tipo, que gran falta nos hace desde la perspectiva de la cultura en el Perú..

Sobre las relaciones entre peruanas y chilenos y los recodos del amor y de la vida, la tesis cuenta la historia del ex Presidente Manuel Candamo. Su padre fue el chileno Pedro Gonzales de Candamo, de Valparaíso, que llego con el ejército de San Martín y se quedó en el Perú. Don Manuel el ex Presidente, que falleció siete meses después de su segundo periodo por un cáncer al píloro, fue hijo natural del primero, pues sus padres nunca se casaron y su madre contrajo nupcias con un señor de apellido Gastañeta con quien tuvo otro hijo. Un dato interesante es que los matrimonios podían celebrarse previa autorización, en los oratorios de las casas. Que los matrimonios eran realizados no solo por los sacerdotes peruanos sino por capellanes chilenos  hasta con visados de la Vicaría de Santiago y que en una oportunidad hubo en Lima  un "matrimonio masivo" de seis parejas a la vez.

Hay en la  tesis historias gráficas de soldados chilenos que se casaron con peruanas, que tuvieron hijos legítimos y después bautizaron otros hijos de relaciones extramatrimoniales con otras peruanas que resultaron ilegítimos. La tesis relata también la historia de un oficial de intendencia chileno,   que llego a ser jefe de los Registros Civiles, Don  Antonio Solo de Zaldívar que desposó a una viuda, Doña Dalila Loustounon, que tras quedar nuevamente viuda por la tisis que mato a su  sureño marido, pudo cobrar al Estado chileno tras no pocas gestiones, el montepío y la pensión  correspondiente.

Hay por cuestiones de espacio y de tiempo -últimamente el andar de picapleitos no me da tiempo para escribir- varios aspectos de la investigación que no se consignan, como lo es esa Lima de  1850 en adelante y la migración chilena para construir los ferrocarriles por Enrique Meiggs, en una época anterior a la guerra, por la experiencia de éstos en la construcción de ferrocarriles en Chile antes que nosotros. Una migración que es independiente de la de  los trabajadores del salitre que se establecieron en Tarapacá, dicho sea de paso con la oposición del gobierno chileno, que estableció una especie de Aduana de Personas para evitar la salida de sus connacionales. Creo finalmente, que esta tesis es un esfuerzo de investigación, interesante y original sobre la Guerra del Pacífico, que debe merecer una mayor profundización por su autora y porque no un libro que estoy seguro va a ser bien recibido por la crítica.  

(1) (2) y (3) Buscarlos en ETIQUETAS como GUERRA CON CHILE.