Hay trabajos sobre la Guerra del Pacífico que destacan por su originalidad; entre ellos puedo citar "Guerreros Civilizadores" de Doña Maruja Barrig, que creo que -para que la editorial del Congrezoo de la República, le publicara el libro en su primera edición- tuvo que prologarle a Vitocho García Belaunde, un libro sobre Mariano Ignacio Prado, maletero y lleno de inexactitudes porque Prado no fue ni un cobarde ni un traidor (1). Otro libro interesantísimo es "El último Virrey del Perú" de Bruno Polack (2) que trata sobre aspectos administrativos y de justicia durante la ocupación chilena, concretamente cuando Patricio Lynch era el Comandante Supremo de las fuerzas de ocupación y que en una prosa bien escrita, detalla esos días y como abogados chilenos administraban justicia en el Perú. Un libro cuyo título incomodó a algunos lectores en nuestro país, por el sentimiento negativo que genera la guerra; pero ese era finalmente "el mote" que recibía Patricio Lynch como jefe de la ocupación chilena por sus poderes absolutos.
En la línea anteriormente citada, llego a mis manos o mejor dicho a mis ojos por internet, la tesis "RELACIONES ENTRE CHILENOS Y MUJERES PERUANAS RESIDENTES EN LIMA DURANTE LA OCUPACIÓN MILITAR DE LA CIUDAD (1881-1883) A TRAVÉS DE LAS FUENTES PARROQUIALES, tesis del 2013, de la Srta. MARÍA LUCÍA VALLE VERA -a quien no conozco- para optar el tÍtulo de Licenciada en Historia por la Pontificia Universidad Católica del Perú y esa tesis motivo este artículo.
El trabajo es original, interesante por lo que representa el tema de la guerra más allá de lo estrictamente bélico; desde el punto de vista de investigar la ocupación chilena y sus consecuencias, el orgullo nacional herido y el sometimiento al invasor en la dinámica de las relaciones de pareja entre invasores e invadidos. La tesis tiene la limitación -tal como la expresa su autora- de mostrar la existencia de las relaciones de diverso tipo, sin entrar a analizar los motivos de estas relaciones; que van desde violaciones a relaciones consentidas o matrimonios forzados, por la necesidad de la alta sociedad limeña para mantener o proteger sus intereses económicos o también porque no, por amor. En el libro de Guillermo Parvex "UN VETERANO DE TRES GUERRAS" (3) que son las memorias noveladas por Parvex del Coronel del Ejercito chileno José Miguel Varela, cuenta este de sus amoríos con una dama de la alta sociedad limeña, que termino porque ella era muy soberbia y altanera. De hecho a mediados de los ochenta cuando yo vivía en Cuzco, conocí la historia de una familia cuyo bisabuelo era un soldado chileno que deserto y se aquerencio en esa ciudad echando raíces y familia.
El desarrollo de la investigación de la Srta. Valle se sustenta en las fuentes parroquiales -libros de bautizo, matrimonio o defunción- que han sido materia de la investigación, con la problemática propia de su uso. En lo personal, en determinada oportunidad por asuntos profesionales, he podido revisar este tipo de fuentes para ubicar una partida de bautizo y la verdad es que pude comprobar que si no hay ninguna rigurosidad en los asientos de inicios del siglo pasado, menos lo va ha haber en los del siglo antepasado. Hay errores en los nombres, en los apellidos, omisiones en los lugares de origen. El mismo problema de la investigación materia de la tesis, donde la mayoría de los chilenos consignados son "de Chile" sin el detalle del lugar de nacimiento o de donde venían; fuentes que solo puede corroborarse con otra fuente complementaria y que se pierde de no contarse con esta otra fuente o si esa otra es diferente.
En tiempos de la ocupación chilena, la vida por más dolorosa que fuera tenía que continuar y los peruanos seguián bautizandose, muriendo o casándose inclusive con soldados chilenos. En el caso de los entierros, estos solo se registraban si eran efectuados en lugares "santos". Los que se realizaban fuera de los cementerios, como eran los de los herejes, excomulgados, desconocidos o suicidas no tenían posibilidad de registro o de seguimiento alguno. En el caso de los libros de bautizo, la tesis consigna que el hijo era asentado según la condición de los padres, algo que tengo que apuntar se mantuvo hasta la Constitución de 1879, hasta la entrada en vigencia del Código Civil de 1982 y concretamente hasta la suscripción por el Perú de la "Convención de los Derechos del NIño" en 1990.
Hasta antes de esos instrumentos jurídicos, "hijo legítimo" era aquel cuyos padres eran casados por la Iglesia y tenían una relación regulada y consentida por la sociedad. Si al hijo se le registraba como "hijo natural" significaba que los padres tenían una relación de convivencia, pero no tenían impedimento para casarse y había también el "hijo ilegítimo" nacido de una relación con impedimento matrimonial y hasta el "hijo adulterino", situaciones mal vistas por la sociedad de la época que pasaban de las madres a los hijos -no necesariamente a los padres por machismo- pero muy común dado la imposibilidad de la iglesia de poder controlar la naturaleza de las relaciones humanas hasta la alcoba. Es la Ley del Matrimonio Civil dada durante el Gobierno de Sanchez Cerro en 1930, la que de alguna manera rompe con la hegemonía de la Iglesia sobre el tema.
Hasta antes de esos instrumentos jurídicos, "hijo legítimo" era aquel cuyos padres eran casados por la Iglesia y tenían una relación regulada y consentida por la sociedad. Si al hijo se le registraba como "hijo natural" significaba que los padres tenían una relación de convivencia, pero no tenían impedimento para casarse y había también el "hijo ilegítimo" nacido de una relación con impedimento matrimonial y hasta el "hijo adulterino", situaciones mal vistas por la sociedad de la época que pasaban de las madres a los hijos -no necesariamente a los padres por machismo- pero muy común dado la imposibilidad de la iglesia de poder controlar la naturaleza de las relaciones humanas hasta la alcoba. Es la Ley del Matrimonio Civil dada durante el Gobierno de Sanchez Cerro en 1930, la que de alguna manera rompe con la hegemonía de la Iglesia sobre el tema.
La tesis revisó los archivos parroquiales de bautizos y matrimonios de la Iglesias de El Sagrario, Santa Ana, San Sebastián, San Marcelo , San Lázaro y la de Los Huérfanos, iglesia donde me bauticé ydonde espero se bautizen todos los primogénitos de mi descendencia. La estadística arroja que antes de la ocupación Chilena entre 1879 y 1880, trece (13) parejas chileno-peruanas contrajeron matrimonio, esta suma se elevo a ciento cuarenta y cinco (145) entre 1882 y 1883 y bajo a cincuentaiuno (51) entre 1884 a 1886. Según el censo de 1876, LIma tenía 1,206 ciudadanos chilenos, de los cuales 632 eran hombres y 574 mujeres.
Del análisis de los libros de bautizo entre 1879 y 1886, se desprende de que las parejas en relación de convivencia entre 1882 y 1883 era de 100, mientras que las casadas a tenor de los libros de bautizo de las iglesias anotadas era de 44. El estudio trabajando una serie de datos estadísticos y concluye que la mayoría de "hijos de la guerra" bautizados durante la ocupación eran ilegítimos, provenientes de relaciones de convivencia que era considerado un estigma que los marcaba y al que añadir el hecho de que provenían de relaciones de status social bajo y solo un número menor de status social alto, cuyos padres usaban el Don o Doña en su identificación con carácter de clase. La tesis consigna esa hoy considerada aberración jurídica que era ley en esos tiempos y hasta el siglo pasado, por la que un violador podía casarse con la mujer violentada, lo que hacía que el hecho terminara en una suerte de impunidad frente a la violencia contra la mujer, que era vista en esa épocas como un modelo dedicado solo a procrear hijos, a cuidarlos y a las tareas domesticas, manteniendo su puridad sexual.
Entre las partidas registradas llama la atención la registrada por el Mayor Francisco Alberto de la Grandara y Borkesky, quien firmo en la parroquia de San Sebastián a su hijo Carlos Alberto cuya madre es "desconocida"; algo imposible de consignar en ésta época, que tampoco no tiene lógica para esa época, que da pie a diversas interpretaciones e hipótesis, pero que podría explicarse a la luz del libro de Bruno Polack, porque los registradores eran chilenos. Las preguntas que nacen a la autora y a cualquier lector inquieto sobre el tema son cautivadoras. Que paso con esos niños "Hijos de la Guerra". Se quedaron en el Perú. Como los trato el Perú de la reconstrucción a ellos y a sus madres; se marcharon a Chile.Los padres regresaron a Chile y dejaron a varios sin firmar. En medio de esos detalles, pienso en los tarapaqueños y tacneños durante la guerra y las épocas de la ocupación, donde la presencia chilena fue igual o mayor y recuerdo que en temas de investigación, es una pena que el gobierno peruano no de becas o partidas para investigaciones no solo históricas sino de diverso tipo, que gran falta nos hace desde la perspectiva de la cultura en el Perú..
Sobre las relaciones entre peruanas y chilenos y los recodos del amor y de la vida, la tesis cuenta la historia del ex Presidente Manuel Candamo. Su padre fue el chileno Pedro Gonzales de Candamo, de Valparaíso, que llego con el ejército de San Martín y se quedó en el Perú. Don Manuel el ex Presidente, que falleció siete meses después de su segundo periodo por un cáncer al píloro, fue hijo natural del primero, pues sus padres nunca se casaron y su madre contrajo nupcias con un señor de apellido Gastañeta con quien tuvo otro hijo. Un dato interesante es que los matrimonios podían celebrarse previa autorización, en los oratorios de las casas. Que los matrimonios eran realizados no solo por los sacerdotes peruanos sino por capellanes chilenos hasta con visados de la Vicaría de Santiago y que en una oportunidad hubo en Lima un "matrimonio masivo" de seis parejas a la vez.
Hay en la tesis historias gráficas de soldados chilenos que se casaron con peruanas, que tuvieron hijos legítimos y después bautizaron otros hijos de relaciones extramatrimoniales con otras peruanas que resultaron ilegítimos. La tesis relata también la historia de un oficial de intendencia chileno, que llego a ser jefe de los Registros Civiles, Don Antonio Solo de Zaldívar que desposó a una viuda, Doña Dalila Loustounon, que tras quedar nuevamente viuda por la tisis que mato a su sureño marido, pudo cobrar al Estado chileno tras no pocas gestiones, el montepío y la pensión correspondiente.
Hay por cuestiones de espacio y de tiempo -últimamente el andar de picapleitos no me da tiempo para escribir- varios aspectos de la investigación que no se consignan, como lo es esa Lima de 1850 en adelante y la migración chilena para construir los ferrocarriles por Enrique Meiggs, en una época anterior a la guerra, por la experiencia de éstos en la construcción de ferrocarriles en Chile antes que nosotros. Una migración que es independiente de la de los trabajadores del salitre que se establecieron en Tarapacá, dicho sea de paso con la oposición del gobierno chileno, que estableció una especie de Aduana de Personas para evitar la salida de sus connacionales. Creo finalmente, que esta tesis es un esfuerzo de investigación, interesante y original sobre la Guerra del Pacífico, que debe merecer una mayor profundización por su autora y porque no un libro que estoy seguro va a ser bien recibido por la crítica.
(1) (2) y (3) Buscarlos en ETIQUETAS como GUERRA CON CHILE.
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