Creo que tratar un tema tan complejo como el indulto a Fujimori requiere de un marco teórico conceptual y jurídico. Lo primero es que si PPK no fue vacado por recibir dinero de ODEBRECHT, lo va a ser en un futuro cercano, porque su responsabilidad esta acreditada aunque no suficientemente probada dentro de las garantías de un debido proceso; que esta demás indicar que la ley o mejor dicho la norma de desarrollo constitucional no considera.
En el contexto anterior, es necesario precisar que la normatividad para vacarlo puede ser poco adecuada tratándose de un Presidente de la República, pero era legal porque es el marco jurídico existente. Finalmente, la no vacancia se definió políticamente porque quienes votaron en contra de la vacancia no querían darle más poder al fujimorismo. Al final hay un problema de corrupción, de falta de honestidad, de veracidad, de moral pública, de ética política, de principios y de valores en quien encarna la primera magistratura de la nación, en un país que ha mantenido a lo largo del tiempo esa huachafería de "incapacidad moral permanente". Basta un acto político inmoral, corrupto, falto de ética para hacer incapaz al Presidente de la República por lo que él encarna y representa para la Nación.
Adicionalmente a lo anteriormente expuesto, queda claro que Kuczynski negocio políticamente su permanencia en el cargo con Kenyi Fujimori y el sector albertista de FUERZA POPULAR. Que fue muy grosero y grotesco el indulto porque desnuda que fue producto de una negociación, de un intercambio de favores políticos, del toma y daca de la política. Eso es lo repudiable, aunque no es menos cierto que la política es el arte de lo posible; que la política es negociación, dialogo, concertación, consenso y que Kuczynski "hizo política" negocio, aunque fue presionado o se dejo llevar por el interés y la premura del fujimorismo albertista que encarna Kenyi -el gran ganador en todo esto- como agenda política, tomando la decisión del indulto, de espaldas a sus ministros, a su bancada parlamentaria, a sus Vicepresidentes y lo que es más grave, sin cuidar imagen ni protocolos que no le generaran desgaste, descrédito y repudio en un país dividido.
El resultado es un país que muestra descarnadamente su fractura, en medio de un escenario donde hay políticos que buscan sacar réditos políticos de la situación y pretenden darle a un voto, que como el de ellos fue profujimorista -para afianzar el control estatal de FUERZA POPULAR con quienes votan en el Congreso y tienen una alianza encubierta- la connotación de que -a diferencia de ellos- quienes votaron en contra de la vacancia, propiciaron el indulto.
Al final en un escenario político capturado por el fujimorismo en una lucha filial interna; lo concreto y lo real, es que con un PPK vacado el fujimorismo keikista podía controlar totalmente el poder. Con un PPK no vacado y con Alberto Fujimori indultado, la fractura del fujimorismo puede favorecer la gobernabilidad o el equilibrio del poder, en un gobierno que en cualquiera de los dos casos, es un gobierno débil, que al año y medio de gestión, ha perdido credibilidad, no tiene liderazgo, ni agenda, ni cuadros y que esta arrinconado en lo que es el gran drama de la clase política peruana: su mediocridad.
Si tuviéramos una clase política con vocación de construir consensos y no buscar reditos politicos y poder en la historica división de los peruanos, se buscaría la gobernabilidad en medio de la crisis y la gobernabilidad pasa por entender que lamentablemente el indulto es una prerrogativa constitucional que por el principio de soberanía, no se va a revertir y va a tener que ser respetado, pagando Kuczynski más adelante un alto precio político. Ni a PPK -porque no tiene nivel de estadista sino de mercader- ni a los principales líderes de la clase política peruana, por sus limitaciones o cernicolismo de una política que quiere el poder y solo el poder, se le ocurre sentarse a conversar, a buscar consensos y salidas democráticas en medio de la crisis a partir del hecho objetivo, real e incontrovertible: Que el Fujimorismo representa un sector importante del país con representación nacional.
La política es imaginación. Nos vamos a quedar en el enfrentamiento, en el desgaste, en la división estéril, en el desmadre y el descrédito de una clase política en la que abundan los demagogos que lucran y se benefician de un pueblo ignorante, sin cultura cívica ni política sin institucionalidad y un alto nivel de corrupción. En un país cuyo lema de "Firme y feliz por la Unión" es simplemente una frase que alguien acuño para la historia.