jueves, 14 de septiembre de 2017

N° 461 - LA CUESTIÓN DE CONFIANZA CONSTITUCIONAL

Y LA DESCONFIANZA Y LA CENSURA A LOS POLÍTICOS:



Me han bastado unos minutos frente al televisor, para sentir vergüenza de la clase política que tenemos. Para experimentar la frustración y la impotencia de ver el destino del país en manos de improvisados, de demagogos, de oportunistas; de políticos del "punto común", del adjetivo chavetero y del agravio para las galerías como García Belaunde, que "destaca, guapea y levanta histrionicamente la voz" en un parlamento grisáceo para aparecer como catón de la buena cronica y del buen gobierno.

Y es que la política no es simplemente eso. No  puede serlo. No puede circunscribirse la política a las medias verdades o a las mentiras con apariencia de verdad, a subestimar la inteligencia ajena, a burlarse de la ignorancia y de la falta de memoria histórica de un país sin ciudadanía; a buscar el poder por el poder o a pretender arrinconar al adversario, como si el debate político se tratara de una pugna de buenos contra los malos, para enfrentar al pueblo con el gobierno, porque todo es malo, negativo, corrupto del otro lado.

Queda claro que estamos gobernados por un hombre que no tiene oficio político. Que estamos frente a un gobierno débil. Frente a un Poder Ejecutivo que no ha dado la talla, porque no hay un partido detrás, porque  no hay cuadros con oficio político, porque no hay una base social que lo sostenga. Pero no me queda la menor duda tampoco, que podría estar FUERZA POPULAR en el gobierno y aun con su amplia mayoría, la mediocridad en el ejercicio del poder y del gobierno y la desilusión popular sería la misma.

Y en este escenario, si bien es cierto que la Ministra de Educación ha demostrado como titular del sector, no solo su poca cintura política, sino la falta de reflejos del gobierno para la cobertura;no es menos cierto que renunciarla o sacarla en esta coyuntura es darle los laureles del triunfo a los sectores radicales que están detrás de la huelga magisterial. Por eso ante la posibilidad de una CENSURA a la Ministra, plantea el Primer Ministro, el Poder Ejecutivo, una CUESTIÓN DE CONFIANZA. Y aquí se "arma la pampa", desde el Congrezoo de la República, porque fujimoristas, apristas y sus aliados encubiertos -esos que juegan a hacer "oposición", pero que votan de manera encubierta con los naranjas para las granjerías del poder- dicen que este pedido de confianza  es ilegal e inconstitucional.

Lo concreto y lo real es que este es un régimen presidencialista. Es decir que el Poder Ejecutivo es el primer poder del Estado. Que la constitución Política del Perú  refleja el juego de pesos y contrapesos propio de la democracia. Y que hay un pleno en el parlamento para discutir y debatir, una CUESTIÓN DE CONFIANZA, ante una MOCIÓN DE  CENSURA que no se ha dado. 

Y así comienza la caricaturización de la política, "el faiteo" y el circo, que se da porque finalmente "eso es lo que le gusta a los políticos dar a la gente"......ese es el "reality político", el "COMBATE" o el  "ESTO ES GUERRA"  que se transmite desde el Canal del Congreso de la República.

Independientemente de que el Primer Ministro por guardar las formas debio esperar que se plantee la moción de censura, es indudable que esta es una movida política que responde a una estrategia y que es perfectamente legal. En lo estrictamente jurídico y constitucional, de acuerdo al Diario de Debates del Congreso y la bibliografía de quienes inspiraron la norma, como Enrique Chirinos Soto -a quien García Belaunde maltrato absurda y demagógicamente, al querer imponer su criterio diciendo que era simplemente "un buen historiador" -  la CUESTIÓN DE CONFIANZA  se puede plantear en cualquier momento a nombre del Consejo de Ministros, por una política de Estado o frente a la censura de un Ministro (Art. 133° de la Constitución Política del Perú).

Se trata aquí de aplicar una lógica elemental. En un sistema de pesos y contrapesos; si se quiere "censurar" un Ministro y se quiere evitar lo que sucedió durante el primer gobierno de Belaunde, cuando la coalición APRA-UNO censuro varios gabinetes, el Primer Ministro pide una cuestión de confianza; o defiende a su ministro o defiende su política pública o ambas. Se blinda, se defiende, usa su poder como primer poder del Estado frente al Congreso, para aplicar su criterio político frente a una persona, una coyuntura política o una determinada política de Estado cuestionada por otro poder del Estado.

El problema es que si el Congreso de la República no le da la confianza, ya no puede haber una segunda vez porque de acuerdo al Art. 134° de la Constitución Política del Perú, el Presidente de la República esta facultado para disolver el congreso si éste ha censurado o negado su confianza a dos Consejos de Ministros. Para mayor abundamiento de una interpretación constitucional del tema, si de acuerdo al Art.  132°de la Constitución, el Congreso  puede hacer efectiva la responsabilidad política del Consejo de Ministros o de los Ministros por separado, por lógica elemental el primer Ministro puede "pedir la confianza" como en éste caso como Consejo de Ministros o por Ministro como en otras oportunidades. Y en medio de todo esta batahola política, la pregunta es si habrá grandeza para  que prime el interés nacional.

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