sábado, 16 de septiembre de 2017

N° 462 - "EL ÚLTIMO VIRREY DEL PERÚ"

PATRICIO LYNCH Y LA OCUPACIÓN CHILENA DURANTE LA GUERRA DEL PACÍFICO:


ATILA:

No es el "azote de dios"
ni nada que se le parezca
En éstos tiempos, algunos individuos
sueltan un orate armado.

                                                        Jorge Mansilla Navarrete
                                             RELATOS DE LA GUERRA DEL PACÍFICO                                                                                                  1979


Bruno Polack (Lima 1978) es un joven abogado y escritor graduado en la Universidad de Lima con una Maestría en la Universidad de Barcelona, que presentó en la última feria del libro un texto que sigue la línea de los trabajos de Raúl Rivera Serna y últimamente de Carmen Mac Evoy sobre la Guerra del Pacífico, esto es tocar, investigar o escribir sobre aspectos periféricos alrededor de escenario propiamente bélico del conflicto. "EL ÚLTIMO VIRREY DEL PERÚ - PATRICIO LYNCH Y LA OCUPACIÓN CHILENA DURANTE LA GUERRA DEL PACIFICO" Ed. Planeta, 1,500 Ejemplares.

Rivera Serna  es de los primeros que conozco, que trato el tema de la ocupación chilena analizando los aspectos administrativos y Carmen Mac Evoy, últimamente, tanto en su obra "Guerreros Civilizadores" (1) como "Chile en el Perú" desarrolla aspectos socio culturales de los actores, de cómo nos veían los chilenos como unos "salvajes" a los que había que conquistar. En ese contexto, la obra de Don Bruno Polack,  de fácil lectura y muy bien escrita, me ha dejado una grata impresión y me resulta muy interesante no solo como abogado, sino porque a partir de reflexiones y apuntes sobre la Guerra del Pacífico, desarrolla un tema jurídico, la administración de justicia en el Perú durante la ocupación Chilena, ante la absurda negativa del Presidente de la Corte Suprema del Perú, Dr. Juan Antonio de Ribeyro, pariente del escritor Julio Ramón Ribeyro, aduciendo de que "estaban de vacaciones" y claudicando o dando la espalda a una función que debían desarrollar o que era su obligación ejercer, para no dejarla en manos del invasor. 

Al final como bien dijo Cáceres, esa fue la actitud de las clases pudientes, adineradas, de determinados círculos de poder frente al enemigo y una de las causas por las que se perdió la Guerra. Si hoy es "No importa que roben pero que hagan obra" o "Mientras que no choquen conmigo no importa", durante la Guerra del Pacífico, la conducta de muchos era dar la espalda a la realidad, ignorar el drama nacional, pagar los cupos  y colaborar para no ver afectado su patrimonio. El primero yo, segundo yo  y tercero yo que nos agobia históricamente. 



La intervención de las fuerzas de ocupación en los asuntos de la administración de justicia, ante la negativa de un Poder Judicial, que reaparece muy orondo después de la Guerra, significó un encarecimiento de la justicia, la intervención en la institucionalidad nacional en asuntos diversos, el nombramiento de jueces chilenos para administrar justicia en el Perú y por lógica elemental, una serie de injusticias y arbitrariedades de connacionales ante un justicia dictada por chilenos para favorecer en muchos casos intereses chilenos. Polack rescata del anonimato los nombres de varios de estos personajes que tan pronto se recibieron de abogados en Chile vinieron a impartir justicia en el Perú y terminan siendo gravitantes en la historia chilena después de la guerra en diversos ámbitos de la sociedad.

Desde el punto de vista histórico jurídico es necesario indicar que Lynch y su asesor jurídico Daniel Carrasco Albano, tal como lo consigna Polack, buscaron que la ocupación se llevara dentro del marco jurídico más apegado a las normas del derecho internacional, buscando o mejor dicho pensando que la ocupación fuera lo más corta posible y que el respeto al derecho internacional significara una cesión de territorios que no fuera rechazada por otros países que vieran en la ocupación chilena un signo de abuso y de prepotencia. Al final la ocupación no fue breve, duro más de tres años y los chilenos aunque la terminaron financiando con los cupos y las contribuciones o las pillerías propias de una ocupación que nos significo perdidas en lo económico y en lo cultural, terminaron tambien agobiados economica y políticamente por una presión social que desde el mapuche no veía con buenos ojos una guerra prolongada.

El libro de bruno Polack nos ilustra como Lynch no termino aplicando ni las leyes peruanas ni las chilenas sino creando una legislación propia para la ocupación; como supo enfrentarse a la Corte Suprema de Justicia de su país, que quería intervenir como última instancia en procesos iniciados aquí, sin tener jurisdicción ni competencia pues los territorios ocupados no eran parte de Chile, algo diferente a lo que sucedió con Tarapacá que tan pronto fue ocupada comenzó a regirse bajo la legislación chilena.  

A mi me ha llamado poderosamente la atención y ha sido un descubrimiento como abogado, el que fue Lynch el que introdujo en la vida socio jurídica del país la CONCILIACIÓN EXTRAJUDICIAL, como la conocemos hoy en día; una institución que nace del derecho francés, que fue regulada en el Perú por primera vez en el CÓDIGO DE ENJUICIAMIENTOS EN MATERIA CIVIL  de 1852 dentro de un marco procesal, pero que por decreto la extiende Lynch ante quienes las partes crean conveniente para aliviar la carga procesal. En ese mismo sentido de resolver causas de la manera más expeditiva posible, Lynch utiliza el ARBITRAJE a excepción de demandas posesorias, con la características que producido el fallo arbitral un juez era el que la refrendaba. En esa misma dirección las uniones de hecho fueron reguladas por el oficial chileno apartándola del derecho eclesiástico que la amparaba y regulaba en el Perú ante la influencia de la Iglesia Catolica, dandole el valor de un derecho civil en un periodo  de prueba que era de diez años. Adicionalmente a lo anterior, la legislación chilena regulo la "Prescripción de posesión" cautelando que la ocupación de predios por las tropas chilenas tuviera un marco legal y no generara demandas posteriores.


Patricio Lynch dejo el Perú diez meses después de haber culminado la ocupación Chilena, el 04 de Agosto de 1884 dejo su casa en la calle Cajamarca tras supervisar el retiro de sus tropas y que Iglesias permaneciera en el gobierno. En una de las paginas de su libro, Bruno Polack reseña al pensador búlgaro Tzvetan Todorov, sobre "lo peligroso que puede ser la memoria si se utiliza para la victimización de una manera estática en los sucesos que nos engrandecen como sociedad". Debemos utilizar siempre la memoria para crecer anota Polack para reconocer nuestros errores y redimirnos. Algo difícil entre los peruanos creo. Vale la pena  leer esta obra de Bruno Polack que nos acerca al personaje y a una parte de nuestra historia poco conocida y estudiada. 

(1) JMN DESDE SU TRINCHERA - "GUERREROS CIVILIZADORES", Carmen Mac Evoy, buscarlo en ETIQUETAS como "GUERRA CON CHILE". 

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