Y UN JURADO ELECTORAL DE LIMA QUE ES BIEN ESPECIAL:
Sorprendente el fallo del Jurado Electoral Especial (JEE) de Lima, porque echa por tierra la arquitectura jurídico procesal del derecho, según la cual hay jerarquías resolutivas y mandatos jurisdiccionales que cumplir. Porque un derecho constitucional, como es el derecho de participación -electoralmente hablando- no esta reñido con el cumplimiento de requisitos de fondo y forma. En resumidas cuentas, la resolución del JEE desconoce lo expresado por el JNE -que es una instancia superior- en el sentido de que no hay inscripción y sin cumplir con el procedimiento de elección y de inscripción, el JEE le admite la inscripción al partido de Guzmán, bajo el argumento que debe prevalecer el derecho de participación, que es un "derecho constitucional".
Si a eso se suma que en el JEE, los plazos no se cumplen y que resoluciones que deben ser subsanadas en dos (2) días, se subsanan "por lo bajo", en cuatro o hasta en seis días; queda claro que hay corrupción, tráfico de influencias o un manejo irregular de las situaciones de su competencia, que con el fallo que resuelve "admitir" la candidatura de TTP, ofenden la inteligencia jurídica y generan un escandaloso favoritismo, que como en política electoral no hay coincidencias, tiene que ver con un manejo tras bambalinas de la resoluciones que se evacúan.
Al final, una cosa es que los servicios de inteligencia, sean mediocres y otra que no funcionen nunca. En épocas electorales, quienes detentan el poder, escarban la vida y milagros de los miembros de los jurados electorales, para manejar las situaciones o los aspectos oscuros en función de determinados intereses. Al final, la infidelidad, la corrupción, las relaciones peligrosas o el dinero, son parte de la vida y de las miserias humanas y siempre hacen vulnerables a los hombres.
Forzar "legalmente" y en función de una leguleyada que no tiene rigor jurídico, una candidatura con tantos indicios razonables de vinculación con el gobierno. Que va, desde la Segunda Vice Presidencia de la plancha presidencial, pasando por los congresistas, continuando con los asesores y finalizando con el mismo candidato, no solo muestran la fragilidad y la vulnerabilidad de nuestra democracia. De un quehacer político marcado por el dinero; sino que fundamentalmente, siembra más dudas de la vinculación de Guzmán con el gobierno; dejando señales que la Sra. Nadine Heredia esta buscando, como siempre en política, alguien que les cuide las espaldas. Impunidad monda y lironda.
En una democracia con una fragilidad institucional que resulta indignante, es comprensible que haya personajes como César Acuña, que es una muestra de que la mediocridad con poder y dinero es audaz. Como también es comprensible, en un país sin cultura cívica ni política -y harta de su clase política- que en el otro extremo, tengamos personajes que son "cultos, inteligentes y bien habladitos", pero que tienen un ego tan colosal como el de Alán Garcia; una personalidad arrogante y mesiánica; e impulsan una candidatura basada en propuestas generalistas y demagógicas, que sin partido y sin cuadros, terminan simplemente buscando el poder por el poder. En el contexto anterior, es interesante el ver la falta de valores y principios, de ética y de decencia de nuestra clase dirigente. Se miente descaradamente por el poder. El Sr. Humala y su mujer, hablaban hace cinco años de "honestidad para hacer la diferencia" y van a terminar, con indicios de que terminan siendo más choros que sus antecesores.
El cinismo, el sectarismo, el jugar a imágenes de lo que no son, han tenido su máxima expresión esta semana, en personajes de caricatura para la política peruana, como el Sr. Roberto "el Chorrillano" Palacios, quien tras enterarse de la renuncia del Pastor Lay suelta un "ese huevon que tiene si debemos estar unidos", que gráfica el sesgo delincuencial de la política peruana, su improvisación, su falta de ética y del menor criterio. Una actitud que expresa que el llegar al poder justifica todo, como la Sra. Anerl Towsed y todos aquellos para los que las tropelías de Acuña no son nada.
Y así tenemos partidos que son membretes, registro y franquicias. Simples fachadas de intereses personales, manejados por caciques que han convertido la política en un negocio. Al final esta fiesta electoral -venida a menos- donde hay figurativamente globos, pirotecnia y bandas; que tocan una música celestial, supuestamente pintan un país diferente, pero lo concreto y lo real, es que esto va a terminar siendo más de lo mismo.
Creo que el Perú una vez más va a apostar por la novedad, por las caras y las caretas que representan "lo nuevo". El problema es que no hay nada nuevo bajo el horizonte electoral. Que nos llevamos por las formas, por los cantos de sirena. Y seguimos siendo un país de agendas pendientes; de excesos de retorica. De una dolorosa mediocridad.