Lima 1960 - Missola, 17 de Febrero del 2016.
DERROTA DE OTOÑO
Aquí no es bienvenido el otoño
Nadie lo espera
a la orilla de ningún río melancólico
que esconda en su cauce los secretos del mundo
El otoño reina en otras latitudes
Allí lejos, donde los ciclos se cumplen, allá lejos
donde envejecen y renuevan las metaforas.
(El sol se hunde en un verdoso charco
donde flota, solitaria,una hoja de laurel).
Pero esta tarde no ha llovido. Las hojas
se aferran a sus ramas,
heroicamente luchan contra el viento
y en la noche celebran la derrota del otoño.
No saben que las hojas que caen son las escritas
y el árbol un seco y callado poema sin estrías.
RETORNO DE LOS PROFETAS
Los profetas han muerto
Cuernos de guerra anuncian la pronta llegada de la peste
tiempos de miseria y escasez.
El campo de batalla está desierto, el cielo se oscurece, la infinita
rueda se ha quebrado.
Dicen que ángeles bellos y monstruosos nos vigilan
pero ya no tenemos ojos para verlos.
Los profetas han muerto.
Atrás los sucios velos que ocultaron la verdad de nuestros rostros,
las ramas que ocultaron la serpiente cuando rogamos placer
y nos dieron a cambio la resignación.
Textos venerables son ahora pasto de las llamas
sólo la lechuza mira con indiferencia la corona
que rueda a los pies del más miserable de los dioses
Solidas estatuas se arrodillan, gimen, se arrancan los cabellos,
los mástiles que antaño sujetarán los más bravos marinos
golpean la memoria de los dioses que quedan
¿a quien debemos acudir cuando nos coja la peste?
Los mendigos del reino asaltan los jardines, desprecian los
oráculos, reparten por igual sus pertenencias.
Los nobles del reino conservan sus arcas, sus vinos, sus mujeres,
el miedo que gobierna la implacable voluntad de los presagios
Los profetas han muerto
Nadie ahora nos engaña, nadie nos confunde, nadie
nos dice la verdad y estamos solos.
Estamos solos esperando la señal que nos indique
donde hemos de ir para honrar con dolor a los profetas.
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