Hoy es 28 de Julio, Día de la Independencia del Perú y en medio de una estancia o festividad -que en lo personal- es propicia para poner al día el trabajo, creo que el tiempo lo utiliza el ciudadano común y corriente, para escuchar el mensaje Presidencial, para ver el Desfile Militar o espectar el circo de un Congrezoo, que prueba que si este país tuviera una mejor clase política, una clase dirigente mas preparada y partidos de a verdad -preocupados por hacer docencia política y por formar cuadros; por defender los grandes intereses nacionales, antes que en satisfacer intereses personales o de grupo o alcanzar simplemente el poder por el poder- nuestra realidad y nuestro presente serían diferentes. No hablo del futuro porque en éste país nunca se sabe. Porque sin concepto de nación, sin visión de futuro terminamos siempre, dando la impresión de que vivimos al día. Y digo esto porque nuestras fiestas patrias me resultan aburridas. Yo he visto en otros países un gran movimiento, fiestas, verbenas en todas partes, algarabía general que no siento, que no he sentido nunca en éstos días, aunque dejo constancia que de niño era sinónimo de ropa nueva.
¿Que es el Perú? ¿Que somos los peruanos?. Para escribir sobre ello, dejo salir mis sentimientos, recojo mis palabras, ordeno las ideas que he graficado en éste blog. Y lo primero que tengo que decir, es que somos un país de personas amables, que son acogedoras y amistosas con el extranjero. Lo invitamos a casa, le presentamos la familia y los amigos, hasta lo apuntalamos con la hermana o con a la prima; y lo alojamos si podemos y si no podemos también en casa. Y es que independientemente de nuestro calor humano con el fuereño, los peruanos tenemos un concepto bastante simplista de la amistad. Conocemos a alguien en una circunstancia fortuita y no es nuestro "conocido". Lo llamamos ya " nuestro amigo".
Y es propio de nuestra idiosincrasia el querer quedar bien con todo y con todos, el ser indiscreto, metiche o chismoso, jurando eso sí, "ser una tumba para guardar secretos" que después revelamos a terceros como "símbolo de amistad o de confianza" chupando de un solo vaso. Algo que puede ser antihigienico, pero que para los peruanos es símbolo de "unidad y de igualdad". De una unidad que no hemos logrado consolidar como nación, porque seguimos siendo un país fragmentado, sin liderazgo, con una regionalización que no ha sido bien conceptualizada y que sigue mostrando las carencias que significan corrupción y atraso.
En un país en el que no tiene de Inga tiene Mandinga, somos racistas y choleamos y negreamos a terceros, sin vernos en el espejo o sin tomar conciencia que a nuestro alrededor la piel y la sangre, de lo que llamamos "nuestra familia", esta marcada por la negritud y la choledad. Ese hecho hace que como decía el Maestro Luis Alberto Sánchez, en el Perú, "el Cholo que tiene plata se agringa, el Gringo misio se achola". Que hoy se hable y se beatifique a los "emprendedores", cuando lo que requerimos es una clase media pensante, que rediseñe el rostro del país y que no se sustente en el crear simplemente riqueza, que es basicamente personal, egoísta, mercantilista. Que se sustenta en el lucro y el beneficio personal.
El gran problema del Perú y de los peruanos es que no tenemos Estado. No solo no hay un concepto y un proyecto de nación. No hay institucionalidad. No hay concepto de ciudadanía y el peruano está por ello acostumbrado a pensar "primero en él, segundo en él y tercero en él" . Afirmar sin rubor que "no importa que roben pero que hagan obra", implica que para el peruano mientras que no lo joroben a él, así se levanten en peso al estado, todo esta bien. Y eso explica la presencia política del fujimorismo, que se levanto en peso al país, en medio de una sociedad donde los valores, los principios y la ética poco importan. Y lo anterior tiene que ver con la falta de educación. Con una educación pública que es mala, con un sistema universitario que se ha mercantilizado y que es un engaña muchachos. En un país de grandes y graves desigualdades, hasta ahora no nos preocupamos por mejorar significativamente la educación rural. No nos hemos abocado en crear ciudadanos con conciencia del valor colectivo; ciudadanos con el criterio que ciudadanía implica derechos, pero también obligaciones; ciudadanos con mayor cultura, no solo desde el punto de vista del conocimiento, sino cívica, política, en valores y principios.
En el escenario anteriormente descrito, la importancia, el desarrollo, el prestigio y el orgullo por la gastronomía, resulta cosmético. Y no creo que ello nos una, que sea un elemento de construcción de nación. Yo diría más bien que ese disfrute nos acerca, nos reúne. Pero hay diferencias entre acercarse y unirse. Más allá de estas reflexiones al vuelo, que nacen de un corazón rojo y blanco; este es el país en el que decidí vivir siempre; en el que espero dejar mis cenizas, no sin ante luchar desde mi modesta trinchera por que sea mejor. Aquí esta mis muertos, mis energias, mi vida y mis esperanzas. Hoy Perú es indudablemente un país diferente al de mi adolescencia o juventud. Pero creo que pudo, debió y debe ser mejor. ¡Feliz 28 de Julio!.
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