La nuestra es una sociedad conservadora, una sociedad hipócrita, pacata. Una colectividad, que vive en función de las apariencias; del dinero, del poder o del que dirán. El peruano es chismoso y egoísta por naturaleza; metiche, lenguaraz, pero también caluroso y afectivo y el deporte popular en el Perú, es hablar de los demás. Nuestra "religiosidad" antes que una manera de ser, es una manera de parecer, de presentarse en sociedad y por eso hay alguna gente -que es mayoritaria- que tiene a dios permanentemente en los labios y reconoce la "santidad" de Monseñor Cipriani como el pastor de la Iglesia. De una iglesia que tiene curas pedofilos, curas que también son "jotos", "falladitos" o "maricones", seres humanos y personas con los mismos derechos y obligaciones que cualquier ser humano; pero cuya problemática se ignora a la hora de hablar de otros "chimbombitos", de otros "cabros" (uso a propósito el lenguaje popular) que son laicos, que no visten sotana y quieren adherir determinados derechos con toda razón.
En el otro extremo del sentimiento religioso, hay otros peruanos, que profesan diferentes confesiones, que dicen que su idea de dios, que el dios al que adoran -y como le adoran- es el verdadero. Yo soy católico, apostólico e hincha del glorioso SPORT BOYS del Callao y creo que Dios, el Dios que existe, es un Dios de amor, de tolerancia y de comprensión. Un dios que marca -a quienes son hechos a su imagen y semejanza- con el principio de libertad para caminar por el mundo. Y que es finalmente el único que nos puede juzgar.
Y como veo bien difícil que este seguro servidor, alcance el reino de los cielos y que lo más probable es que me dore al carbón en las brazas de Don Satanas, no me siento capaz de juzgar a nadie, porque todos somos iguales ante Dios. Porque como digo, solo Dios va a juzgarnos en justicia a cada uno de nosotros, cuando termine nuestra película. Y finalmente, porque si fulano o perencejo le dan amor o las nalgas a alguien, es algo que solo le compete a ellos.
Hay tantas cosas negativas en el mundo, que no se si el que no existan o no se legisle sobre el hecho y el derecho de parejas homosexuales -para los que eso es malo, negativo, nefasto o pecaminoso- va a hacer mejor el mundo.
Y hablo de dios, porque suelo desconfiar de quienes tienen a ese compadre permanentemente en los labios. Porque en éste tema de la UNIÓN CIVIL, que es un tema de derechos y de la libertad del ser humano, el nombre de dios, el de la ética y el de la familia -por tocar algunos conceptos o instituciones- son esgrimidos como eje de un rechazo que se sustenta en el "orden natural" de las relaciones humanas. Y frente a este debate que ha quedado marcado por el rechazo legislativo al proyecto de ley; yo creo que éste es un tema eminentemente jurídico, de derechos. Un asunto que debería aprobarse en un Estado Laico como el nuestro.
El problema es que este es un estado con una precaria institucionalidad, en medio de una sociedad conservadora y con algo de morbo por el tema. El problema es que hay una gran mayoría de peruanos, que están en contra de este proyecto, por las razones que fueran, pero esta en contra. Que en ese contexto, nuestra clase política, si no actúa -muchas veces- en función de los grandes intereses nacionales; por lógica elemental, en un tema electoralmente complicado, no van a votar en función, de la ley y en favor de derechos de minorías, que en un país con una precaria institucionalidad, históricamente poco han importado. Van a votar en función de como sopla el viento, de como piensa el elector, en función del voto.
En lo estrictamente jurídico yo tengo mis objeciones al proyecto, creo que debió estar más cerca de la Ley 30007, legislación que consagra la UNIÓN DE HECHO para parejas heterosexuales, pero que no ha sido considerado juridicamente, porque para la comunidad LGTB, lo del matrimonio ha sido una especie de obsesión, que les ha hecho perder la perspectiva, de que en temas legislativos de minorías, lo que importa es el fondo de las situaciones que se regulan.
En un asunto que entiendo que debe consignarse, aprobarse y legislarse como la UNIÓN DE HECHO EN PAREJAS DEL MISMO SEXO, creo que las condiciones no están dadas para su aprobación, porque para el legislador, el hecho de que una mayoría, se oponga, hace que determine su accionar político y su voto. Y no es un asunto que lo resuelva el próximo parlamento como algunos dicen por allí, porque la calidad del legislador, sus electoralismo, motivaciones e intereses no van a cambiar, sino cambia la oposición al reconocimiento de esos derechos.
Este es indudablemente, un problema de libertad, de apertura, de sensibilidad, de conciencia sobre el derecho de las minorías, en un país sin institucionalidad, donde la gente mirándose al espejo y viendo brotar su sangre mestiza, cholea o negrea al prójimo ignorando su tez cobriza, su pelo ensortijado y sueña vivir en Miami.
(*) Lea FRANCISCO TUDELA Y LA FICCION JURIDICA
¿ARGUMENTOS SÓLIDOS CONTRA LA UNION CIVIL?
ETIQUETAS: 11 de Abril del 2014
(*) CARLOS BRUCE LA UNIÓN CIVIL..
Y EL CONFLICTO DE INTERESES
ETIQUETAS: 14 de Mayo del 2014.
El problema es que este es un estado con una precaria institucionalidad, en medio de una sociedad conservadora y con algo de morbo por el tema. El problema es que hay una gran mayoría de peruanos, que están en contra de este proyecto, por las razones que fueran, pero esta en contra. Que en ese contexto, nuestra clase política, si no actúa -muchas veces- en función de los grandes intereses nacionales; por lógica elemental, en un tema electoralmente complicado, no van a votar en función, de la ley y en favor de derechos de minorías, que en un país con una precaria institucionalidad, históricamente poco han importado. Van a votar en función de como sopla el viento, de como piensa el elector, en función del voto.
En lo estrictamente jurídico yo tengo mis objeciones al proyecto, creo que debió estar más cerca de la Ley 30007, legislación que consagra la UNIÓN DE HECHO para parejas heterosexuales, pero que no ha sido considerado juridicamente, porque para la comunidad LGTB, lo del matrimonio ha sido una especie de obsesión, que les ha hecho perder la perspectiva, de que en temas legislativos de minorías, lo que importa es el fondo de las situaciones que se regulan.
En un asunto que entiendo que debe consignarse, aprobarse y legislarse como la UNIÓN DE HECHO EN PAREJAS DEL MISMO SEXO, creo que las condiciones no están dadas para su aprobación, porque para el legislador, el hecho de que una mayoría, se oponga, hace que determine su accionar político y su voto. Y no es un asunto que lo resuelva el próximo parlamento como algunos dicen por allí, porque la calidad del legislador, sus electoralismo, motivaciones e intereses no van a cambiar, sino cambia la oposición al reconocimiento de esos derechos.
Este es indudablemente, un problema de libertad, de apertura, de sensibilidad, de conciencia sobre el derecho de las minorías, en un país sin institucionalidad, donde la gente mirándose al espejo y viendo brotar su sangre mestiza, cholea o negrea al prójimo ignorando su tez cobriza, su pelo ensortijado y sueña vivir en Miami.
(*) Lea FRANCISCO TUDELA Y LA FICCION JURIDICA
¿ARGUMENTOS SÓLIDOS CONTRA LA UNION CIVIL?
ETIQUETAS: 11 de Abril del 2014
(*) CARLOS BRUCE LA UNIÓN CIVIL..
Y EL CONFLICTO DE INTERESES
ETIQUETAS: 14 de Mayo del 2014.
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