El más elemental concepto de cultura es que ésta es creación humana. Lo que quiere decir que todo lo inventado, elaborado o hecho por el hombre es cultura. En el contexto anterior, queda claro para todos, que Lima es una ciudad mestiza, pluricultural. Una ciudad donde conviven diversas formas de expresión humana y por tanto, la Lima Monumental es un lugar donde coexisten -o deben coexistir- manifestaciones culturales de diverso tipo. Si esto es así, los murales pintados en la ciudad son parte de esa expresión multicultural y no debieron ser borrados, porque esto afecta la libre expresión de la ciudadanía y la de sus artistas plásticos, porque desconoce el concepto de cultura y porque finalmente mezcla ésta con la política, al pretender descalificar con estos murales la gestión anterior y al pintar las paredes con el amarillo que es el color del partido del Alcalde de Lima.
La gestión de Luis Castañeda Lossio, ha fundamentado su decisión de borrar los murales, en la ORDENANZA N° 062 -1994-MML, pero ésta obliga recuperar y cuidar la calidad arquitectónica de inmuebles que son Monumentos Históricos. Y los murales han sido pintados en inmuebles que no son monumentos históricos y han sido hechos en predios de propietarios privados. Para mayor abundamiento, no hay norma de la UNESCO -como el aludido "CONVENIO SOBRE PROTECCIÓN DEL PATRIMONIO MUNDIAL CULTURAL Y NATURAL"- que justifique semejante aberración cultural, a punto tal que la representante de UNESCO en el Perú, se ha pronunciado al respecto. En esa dirección, resulta igualmente un absurdo ,ampararse en las declaraciones de Szyszlo, en el sentido de que los murales "deforman la arquitectura de Lima" como si el renombrado pintor no pudiera estar equivocado, como si su declaración fuera una especie de infalibilidad papal.
Lo concreto y lo real, es que el borrado es un atentado a la cultura contemporánea, a las tendencias que coexisten en la urbanística actual. Que ese hecho refleja ignorancia y desprecio por el arte moderno, falta de criterio, de sensibilidad y el encuadre mental y la obsesión de un Alcalde de Lima, más preocupado por desprestigiar la gestión de su antecesora -que todos coinciden que fue mediocre- tal vez porque no tiene ideas, propuestas y proyectos importantes en esta nueva gestión. Adicionalmente a lo anterior, el que un simpatizante senderista haya pintado un mural, no descalifica los murales. Es como si Diego Rivera, el famoso muralista mexicano, no hubiera podido pintar sus murales en los edificios públicos de México por se trokista.
El Centro Histórico de una ciudad, es finalmente un espacio público, un lugar donde coexisten diversas manifestaciones culturales y arquitectónicas, para un vecino que responde a la sangre, a la historia y a las raíces de un país muticultural, en medio de una identidad que nos distingue. Como en las grandes ciudades, los murales y los graffitis pintados en Centro Histórico de Lima, son una expresión cultural que va más allá de la percepción personal de lo estético del poder político de turno. Más allá de su ignorancia cultural y de la manipulación política que implican sus decisiones.
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