MÁS PROBLEMA DE DIVÁN QUE DE POLÍTICA EN SUS DECLARACIONES:
El sectarismo político, el radicalismo ideológico, la violencia terrorista, le han hecho mucho daño al país. Aún cuando hay hoy una mayor cultura política que antaño, en medio de la ignorancia del pueblo; existen políticos que con demagogia y efectismo, apelan a los historicos antis; al antiaprismo, al antifujimorismo, al antichilenismo -por citar tres casos- para ganar votos, para llevar agua para su molino y aparecer como los catones de la puridad ideológico-política; en un país donde no hay partidos políticos, donde hay una clase política bastante mediocre y no hay un proyecto de nación, porque la clase política, ha sido incapaz de ponerse de acuerdo en visionar el futuro, por mezquindad, por complejos adánicos, por soberbia o por el gaseoso empacho del poder.
En ese escenario, la voz de un intelectual reputado, como Mario Vargas LLosa, debe ser magisterial; y aunque no lo sea, lo que siempre va a ser, es una voz generadora de corrientes de opinión. Y eso es lo que sucede con nuestro laureado escritor, quien en un país sin lectores, sin masas educadas, sin cultura cívico política; lanza opiniones (políticas) que buscan orientar a los ciudadanos en la dirección de sus ideas y de sus palabras. Aunque no siempre tenga razón o lo sea de manera exitosa.
Mario Vargas LLosa, es un escritor con un público y documentado resentimiento hacia su padre. Un hombre poco cariñoso, radical, autoritario y machista, cuya relación lo marco desde niño. En el contexto anterior, es difícil que un niño con resentimientos, con frustraciones, con dificultades para controlar sus odios, los supere en su vida adulta. No se trata de inteligencia, se trata de psiquis, de equilibrio emocional. Algo que al parecer le sucede a MVLL, a tenor de sus furibundas declaraciones contra Keiko Fujimori, por quien dice hará campaña, para que ésta no llegue a la Presidencia de la República, "por ser hija de un ladrón y un asesino".
Mario Vargas LLosa, es un escritor con un público y documentado resentimiento hacia su padre. Un hombre poco cariñoso, radical, autoritario y machista, cuya relación lo marco desde niño. En el contexto anterior, es difícil que un niño con resentimientos, con frustraciones, con dificultades para controlar sus odios, los supere en su vida adulta. No se trata de inteligencia, se trata de psiquis, de equilibrio emocional. Algo que al parecer le sucede a MVLL, a tenor de sus furibundas declaraciones contra Keiko Fujimori, por quien dice hará campaña, para que ésta no llegue a la Presidencia de la República, "por ser hija de un ladrón y un asesino".
Que un hombre supuestamente "racional" e "inteligente", no entienda que Fujimori ha sido juzgado y sentenciado; que no sea capaz de interiorizar que el ser hijo de no puede ser un estigma. Que no sea capaz de asimilar como democrata, que el Fujimorismo tiene representatividad popular y respaldo expresado en las urnas. Que no pueda asimilar que resulta lógico y entendible, que de llegar su hija al poder, Fujimori pueda ser liberado. Si a diferencia de Humala, Keiko es menos política y más hija; es fruto de traumas infantiles que le subsisten a Vargas LLosa hasta su vejez.
En Humala, primo el pragmatismo político y el oportunismo, antes que su lealtad y su sentimiento de hermandad para con Antauro -que puede ser lo que quieran- pero que es su hermano y la persona que lo ayudo a llegar donde esta. Si el delito de Rebelión, Sedición y Motín, es un delito político, un delito especial, al que no cabe acumular otros delitos, por esa tipificación especial y porque al levantarse en armas ante el poder constituido, siempre va a haber previsiblemente muertes. Si en ese contexto jurídico, Ollanta Humala, indultaba a su hermano, explicándolo desde la perspectiva filial y humana y como una gracia presidencial, el hecho más allá del escándalo inicial se hubiera superado. Y frente a una gracia presidencial consagrada constitucionalmente no hay nada que hacer.
El oponerse a una candidatura, es un derecho democrático que tiene que fundarse en ideas y no en adjetivos o resentimientos, porque resulta claro que los resentimientos nacen de espectativas frustradas. Es algo que parte de un deseo de venganza, en una persona que no razona, que esta predispuesta contra otra, que juzga de manera intransigente y radical lo que la otra persona haga, deje o pueda hacer; sin considerar que en éste caso no se trata de una relación interpersonal, sino que tiene que ver con una colectividad, con una sociedad, con una nación y sus estructuras institucionales.
Que el ladrón, el asesino, el bribón haya llegado a ser Presidente de la República y no lo haya sido el laureado escritor, forma parte de las peculiaridades y el folckor político del país, así como de los propios errores de candidato Vargas LLosa y de sus aliados en el FREDEMO. Que Alan García -que pensaba que podía manejar al chinito presidente- pudo capitalizar para que ganará el candidato que el quería y que después lo termina persiguiendo. Eso no es finalmente lo determinante, lo determinante es la vulnerabilidad a espectativas frustradas que se adquieren desde niño. Lo otro es parte de la vanidad personal. No todo hombre puede ser Premio Nobel y Presidente de la República. Y el ser humano ambiciona siempre lo que no tiene.
Que el ladrón, el asesino, el bribón haya llegado a ser Presidente de la República y no lo haya sido el laureado escritor, forma parte de las peculiaridades y el folckor político del país, así como de los propios errores de candidato Vargas LLosa y de sus aliados en el FREDEMO. Que Alan García -que pensaba que podía manejar al chinito presidente- pudo capitalizar para que ganará el candidato que el quería y que después lo termina persiguiendo. Eso no es finalmente lo determinante, lo determinante es la vulnerabilidad a espectativas frustradas que se adquieren desde niño. Lo otro es parte de la vanidad personal. No todo hombre puede ser Premio Nobel y Presidente de la República. Y el ser humano ambiciona siempre lo que no tiene.
Las declaraciones del Nobel, son desafortundas, desnudan sus resentimientos políticos, los traumas existenciales que lo persiguen desde niño y una vez más le quitan valor a sus expresiones políticas y a su autoridad intelectual. Uno de nuestros pensadores más importante, debería medir las consecuencias de sus palabras o evitar dar declaraciones políticas que tenga un sesgo psicológico. Algo difícil, no solo porque ya esta viejo, sino por vanidad y soberbia intelectual.