sábado, 10 de mayo de 2014

N° 358 - A SU MARE´

SIMPLEMENTE UN FELIZ DÍA:

Con mi familia en pleno,  concentrada frente al televisor viendo la película de Carlos Alcantara, tome conciencia de que todos somos guionistas y productores de nuestro propio largo metraje. Que madres hay de todos los sabores, olores y colores; de diversos caracteres, temperamentos y sensibilidades;  de múltiples y variadas profesiones, oficios y habilidades para enfrentar el día a día. 

A lo largo de nuestras vidas, con relación a la imagen materna, vamos acumulando en ese baúl imaginario de la experiencia, una serie de momentos, buenos, malos regulares; tristes y alegres. Momentos llenos de adrenalina y de la emoción del peligro, que va desde los rojos en la libreta que cuesta tener que enseñar, a la primera borrachera, a la llegada fuera de hora o a la embarazada que escandaliza las normas morales y que es una afrenta para la familia. Pero que termina después de los gritos que remecen los cimientos de la casa y de la catana de reglamento; con un nieto adorado y consentido, que la abuela saca a pasear con amor, repitiendo hasta el cansancio a las amigas que "se parece al papá". 

Yo recuerdo mucho a mi madre renegando por encontrar tabaco en los bolsillos de mi camisa, mientras mi padre repetía hasta la saciedad, que me iba a dar "tisis a la laringe". Al final recién deje de fumar hace un par de años, cuando me di cuenta que mis pulmones ya habían cumplido su ciclo y que como decía mi compadre Jaime Aguayo, "todo tiene su tiempo"

Creo al respecto, que el lector  tendrá una y mil anécdotas que tienen que ver con ese papel protagónico de nuestras madres, de sus madres, en la formación de sus hijos. Pedacitos de vida, que van desde  los sacrificios que hacen porque a sus críos no les falte nada, hasta las correteadas o las carajeadas por hijos vagos o  faltoncitos. 

La vida de un ser humano, por lo general gira emocionalmente, en torno a quienes le dieron la vida.  En ese contexto, es indudable que el mundo es mundo,  que no todo es de color de rosa y que el papel de madre le termina ganando por puesta de mano al de padre, al menos para los que tenemos hijos varones. Finalmente, en este ecran de la vida, lo seguro, es que mañana; en ese beso, en ese abrazo, en ese regalo, en esa mesa -que lo que importa no es que sea frugal sino que se comparta- abriremos ese baúl imaginario, en que esta la vida de una mujer -que tal vez ya no esta entre nosotros- y diremos "A SU MARÉ: LA PELICULA".




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