Salvador Heresi es un político capaz, un alcalde cuya que gestión en términos generales, se puede calificar de exitosa, tan es así que su última reelección, la gano con un 40% de los votos, a pesar de documentadas denuncias periodísticas por enriquecimiento ilícito, que en la Contraloría General de la República duermen el sueño de los justos. Al final en la última elección de Heresi en San Miguel, primo la teoría de que "más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer" ante la desconfianza y el descrédito de la clase política y de la crisis de los partidos.
Ante la eventualidad de que Heresi postule a la Alcaldía de Lima, sus "herederos políticos" o los compañeros de travesía en su experiencia municipal, que se creen con derecho a sucederlo, por el pasado-presente común; ya estan en campaña, se toman fotos con niños emulando a Cristo, pintan paredes, multiplican panes y peces, toman la presión, sanan enfermos y se presentan como leales continuadores de la obra de Don Salvador o como patas, amigos, carretas o los mejores vecinos del distrito, para gobernarlo a partir del próximo año; aunque no vivan en el distrito, porque la sacrificada política criolla, ha hecho que vivan en lugares de mayor abolengo, que este distrito, al que el fierro y el cemento lo esta tugurizando.
Y en lo sustantivo, el gran déficit de Heresi, de sus herederos regidores y apostólicos supuestos continuadores; es que la gestión municipal esta agotada, que no tiene ideas. Que todo se circunscribe a retorica y efectismo, a los ingresos por las edificaciones, que acelerada e indiscriminadamente, se levantan en San Miguel, sin planificación, ni obra complementaria para mitigar el impacto social y lo que es peor, por mero mercantilismo. El mismo mercantilismo, que hace que -sin considerar los fines y objetivos, las políticas públicas y el compromiso municipal con su comunidad- ponga Heresi en venta el viejo local municipal de la Av. Bertollotto, que es un activo que por principio no puede ser vendido. Que puede servir para construir un complejo cultural, multipropósito, con galería de arte, auditorio y ambientes para actividades diversas.
Como todo es billete para los actuales miembros de la comuna sanmiguelina, como la política de la municipalidad, es hacer caja y cosmetología municipal, para que unas camionetas den la impresión que hay seguridad; para que unos parquecitos arreglados, signifiquen ornato e inquietud por la ecología, aunque no se preocupe el Sr. Heresi, su Concejo y sus herederos políticos por la disminución del porcentaje de área verde por habitante. Por esas y otras razones, el viejo local que tiene un valor significativo en la implementación de políticas municipales de carácter cultural, se pone absurdamente en venta; lo que implica falta de imaginación, de compromiso con la comunidad, mercantilismo barato y presunción de conductas delictivas porque no se puede desprender de un bien al que se le puede dar un uso municipal con proyección en el tiempo.
Por estas razones nosotros vamos a denunciar el hecho, vamos a buscar firmas y a movilizar a la comunidad para evitar este absurdo despropósito. Ese viejo edificio no es propiedad del Sr. Heresi, ni de quienes componen su Concejo Municipal. El viejo local es del Distrito, es del vecino, es un activo que no puede minimizarse ni malversarce de esa vil forma.
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