
Al abrigo del poder, lo que percibe el humilde mortal, el ciudadano que vota nuestros políticos, por nuestros hombres públicos, por nuestros líderes, por quienes dirigen los destinos del país; es una predilección por las grandes casas, por las modernas camionetas, por las reuniones en los restaurantes "fichos" para tratar "asuntos de estado" ; bienes que son ni más ni menos expresión de su poder. Con ellos, con esa necesaria ostentación de quien hace una vida pública, hay también como Cristo en su camino al calvario, caídas y levantadas en los vericuetos del amor. Ya sea porque el poder y el dinero los hace atractivos, ya sea porque en casa la rutina hace que se acabe el amor y la ilusión y porque hoy hay una pastilla azul que nos devuelve los bríos de juventud.
Así en la historia pasada y presente, hemos tenido personajes políticos que han tenido que declarar o firmar hijos fuera del matrimonio; o han sido descubiertos porque le daban chamba a la mamá de sus hijos extra matrimoniales; o como en el caso del Presidente de Francia, Francois Hollande, obligado a dar explicaciones, porque ha sido descubierto visitando de incógnito y en moto, a su joven amante, la actriz Julie Gayet. Lo que hace de su vida privada un asunto público y que en el caso del mandatario galo, ha enviado a su pobre mujer y Primera Dama, Doña Valerie Trierweiler al Hospital. En el recuento de personajes pipilépticos, además de Don Silvio Berlusconi, que es eléctrico por naturaleza y del Presidente Clinton, me viene a la memoria la historia del Gobernador de Lousiana Earl Long, quien ya mayor, a fines de de los años cincuentas tuvo una relación extra matrimonial con la striptisera Blaze Starr -que dio origen a una película protagonizada por Paul Newman- y que lo obligo a dejar el cargo. Asimismo, la historia del Ministro de Guerra inglés Jhon Profumo, involucrado con una corista en 1963.
Pero lo que me parece más relevante para el lector peruano, son dos historias que tienen que ver con personajes importantes de la historia del Perú, Don Nicolás de Pierola y Don Manuel Gonzales Prada. En el caso de Don Nicolas de Pierola, el Califa tuvo una relación extra matrimonial con una dama francesa Marie Garreaud, a quien conoció en Valparaiso y que era viuda de un fotógrafo francés, Emilio Garreud, fallecido antes de la Guerra del Pacífico. La relación duro más de veinte años entre París, Guayaquil, Valparaiso, Santiago y Lima y al parecer Doña Jesús Iturbide de Pierola, esposa del Califa, resignada se dedico solo a pedir a dios por el pecado de su esposo, en medio de letrillas que circulaban en Lima por ese entonces:
Cierto es que de vez en cuando Dicen que el jefe supremo
Por cumplir san ta promesa En Valparaiso heredo
Echando una cana al aire. La hermosa cámara oscura
Se divierte a la francesa Del fotógrafo Garreud
La historia fue retratada por una excelente y muy bien escrita historia novela del desaparecido HUGO GARAVITO AMEZAGA: LA ULTIMA BATALLA DEL CALIFA (Llúvia Editores 2005).
En el caso de Don Manuel Gonzales Prada, este tuvo un romance con Doña Verónica Calvet y Bolivar, de esa relación nacio el 20 de Agosto de 1877 una niña, Doña Mercedes Gonzales Prada Calvet,. Gonzales Prada nunca formalizo relación alguna con la madre de su hija, en 1887 se casa con la dama Francesa Adriana de Vernuil con quien tiene un Hijo, Alfredo Gonzales Prada Vernuil. En lo que toca a Gonzales Prada, no puede hablarse propiamente de infidelidad, sino del hecho de mantener o tratar de mantener en secreto una relación, la existencia de una hija (un hecho que era igualmente conocido en Lima) pero sobre el que nadie lo confronto, tal vez por respeto al escritor o por temor a su afilada pluma. Al final como bien lo retrata el maestro LUIS ALBERTO SANCHEZ, en su libro "NUESTRAS VIDAS SON LOS RIOS" - Historia y Leyenda de los Gonzales Prada. Editorial de la UNMSM - 1977, esa parte de la vida de Gonzales Prada rompe con la monolítica imagen de un hombre, que por prejuicios no se caso con la madre de esa hija que trato de mantener siempre oculta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario