sábado, 18 de enero de 2014

N° 334 - LIMA ESTA DE FIESTA

.....Y A LA ESPERA DE UN NUEVO ALCALDE:



El 18 de Enero; Lima, mi Ciudad, Sí MI CIUDAD  -con negritas y con mayúsculas, porque es el lugar donde nací, el lugar donde decidí vivir y donde quiero dejar mis cenizas algún día, que espero este todavía muy lejano, porque no quiero que La Calaca me lleve ya- esta de aniversario. La Ciudad de los Reyes cumple 479 años y como este es precisamente un año electoral y debe de elegirse un nuevo alcalde (porque no veo que Doña Susana  Villaran sea re elegida) creo que es necesario hacer algunas reflexiones sobre esta tres veces coronada villa.

En principio, el gran problema de la ciudad, es que el Alcalde de Lima, no es necesariamente el Alcalde Lima o mejor dicho lo es en lo formal pero no en lo real; porque en un país centralista, donde el personaje más poderoso del país es el Presidente de la República y la ciudad es la que tiene el mayor número de  votantes, el gobierno o mejor dicho el Poder Ejecutivo o mejor dicho el Presidente de la República, termina acaparando o captando para si o haciendo la obra más importante de la ciudad, con lo que el papel del sucesor de Nicolas de Rivera el Viejo termina supeditado, a la forma como se establezcan sus relaciones políticas o de poder con el vecino de la casa de Pizarro. Así ha sido la cosa en los últimos años o desde que se re instauro la democracia en 1980. A los alcaldes afines o del mismo partido que el Presidente de la República les ha ido mejor. Andrade y Belmont, fueron bloqueados y combatidos por Fujimori; y Luis Castañeda, es un político que como Alcalde de Lima, supo manejar sus relaciones con el poder. Funcionario del gobierno del chino, en los primeros tiempos de éste régimen, organizo y administro la hacienda municipal, supo generar recursos propios (algo necesario en una institución que depende del erario público) y no tuvo durante su administración una férrea oposición desde palacio de gobierno, aunque tampoco mandatarios que apostaran por él y la ciudad en términos políticos. La gran virtud de Castañeda esta en lo propagandístico, en dar una buena imagen como gestor de una obra pública que no fue una gran obra,  que termina sobre dimensionada pero efectiva y con aires de eficiencia, aunque algo chamuscada por una absolución judicial, que no puede borrar en el imaginario popular; indicios de corrupción, que de manera incomprensible -o mejor dicho comprensible- en un país como el Perú; donde la justicia, es ciega, sorda muda y acepta tarjetazos y recomendaciones. 

En ese contexto, de cara a una nueva administración municipal -porque la izquierda peruana ha demostrado una vez más que se queda en el diagnostico pero  no tiene cuadros ni capacidad de gerencia- se hace necesario que las candidaturas o mejor dicho que los programas que las sustenten, partan de la necesidad de hacer entender al Gran Alcalde de Lima, que es el Presidente de la República. A ese funcionario que hace el Tren Eléctrico, que manda, ordena y dispone que el Aeródromo de Collique sea un complejo habitacional, que construye el Gran Auditorio Nacional, la Biblioteca  Nacional, lo que debería haber sido una obra o una decisión municipal. Que es necesario apostar por la institucionalidad y por la legalidad y enfrentar de una vez por todas, que hay que eliminar las trabas burocráticas, ese cruce de competencias que le quita poder y mediatiza la gestión municipal. y darle al Alcalde de Lima lo que es del Alcalde de Lima. 

Que es necesario como lo planteamos en el Plan de Gobierno Municipal de San Miguel en el 2010, que en lugar del protagonismos hay que  sumar esfuerzos y buscar cumplir el objetivo común, por encima de electoralismos e intereses personales. La democracia se afirma cuando las instituciones coordinan, se complementan, trabajan por un mismo ideal, que es el bienestar o el progreso. 

Lima tiene que entenderse en lo programático, dentro de una realidad que unifique criterios en las diversas aristas de su problemática.  Ese esfuerzo de imaginación y de trabajo, solo va a ser posible en la medida que  la Asamblea Metropolitana funcione como una plataforma que le devuelva al alcalde la vara imaginaria de director de una gran orquesta, majestad y competencia. Visión de estadista para que una a los alcaldes de los cuarentaiun municipios de Lima y a la sociedad civil en su conjunto en la problemática de la ciudad y para elaborar un Plan de Desarrollo Metropolitano para los próximos cincuenta años.

De que sirven serenazgos que no pueden sustituir a las funciones de la Policía Nacional, que no están a la hora precisa ni en el momento que se les necesita. Si para combatir la delincuencia se necesita logística y la Comisaría Distrital no la tiene, porque no poner a disposición de la Policía Nacional, los vehículos, las motos, el personal para que haga labores administrativas y pueda tener el vecino más policías en las calles. Si el ejercicio del poder se convierte en un ejercicio  de protagonismo, la demagogia, el clientelismo y los excesos terminan caricaturizando la política, donde los protagonistas son partidos en crisis. Si el Ministerio de Salud, si el Alcalde de Lima y el alcalde distrital, en lugar de tener sus propios sistemas de salud , unifican criterios , racionalizan y complementan esfuerzos, va a ganar la ciudadanía y van a ganar políticamente  los tres funcionarios elegidos por el voto popular.

Lima es una Ciudad que fácil va a llegar en los próximos años a los diez millones de habitantes y habiendo dinero se sigue teniendo temor a ver las cosas y a hacerlas con visión de futuro. Resulta increíble que con la población que tenemos  se haga un "Gran Teatro Nacional" (que lo hizo el gobierno y no la municipalidad) para 1,500 personas cuando debimos construir un teatro para cincuenta mil personas. Lo que se hizo con el Estadio Nacional esta bien, pero  así no vayamos al mundial, necesitamos un estadio para 100,000 espectadores porque este país es futboleros y la gente va a ir en cada eliminatoria a sufrir y a soñar con la clasificación. El mismo Tren Eléctrico y el Metropolitano, debieron concesionarse y comenzar a construirse desde diferentes puntos de la ciudad y no de tramo en tramo. Si como somos un país de cleptómanos frente a la cosa pública, la obra no se acomete desde varios frentes y con imaginación, porque se piensa que hay gente que se va tirar la plata y eso genera problemas, pues que vayan a la cárcel los rateros; pero ese encuentro con la modernidad no puede ser totuguesco. En esa perspectiva, hace rato que se debió construir el segundo piso del zanjón, para que se tenga una viabilidad más ancha de ida y vuelta.

La renovación urbana, el crecimiento de la ciudad no puede estar reñido con la calidad de vida y en ese sentido, se necesita un Código Catastral como las grandes ciudades y evitar que el crecimiento hacía arriba termine generando una ciudad capital caótica, en un país que no solo es des institucionalizado sino desorganizado, a punto tal que la continuidad que expresa con el Callao sigue generando conflictos, problemas y pujas políticas.  Lima cumple un año más de vida y espera un nuevo inquilino en el Palacio Municipal. Un inquilino que lo primero que tiene que entender es porque lado se cargan las tintas. Veremos que pasa en unos meses. ¡Feliz Día Lima!


No hay comentarios.:

Publicar un comentario