Murió Juan Gelman
Para aquellos que no lo conocieron
Aquí yace el poeta.
Siempre un poeta
Viviendo entre los muertos.
Termina tocándonos el alma
JMN
AUSENCIA DE AMOR:
Còmo será pregunto
Cómo sera tocarte a mi costado
Ando de loco por el aire
Que ando que no ando
Cómo será acostarme
en tu país de pechos tan lejano.
Ando de pobre cristo a tu recuerdo
clavado, re clavado.
Será ya como sea.
Tal vez me estalle el cuerpo todo lo que he esperado.
Me comerás entonces dulcemente
pedazo por pedazo.
Sera lo que debiera.
Tu pie. Tu mano.
COSTUMBRES:
No es para quedarnos en casa que hacemos una casa
no es para quedarnos en el amor que amamos
y no morirnos para morir
tenemos sed
y paciencia de animal.
ESCRIBO EN EL OLVIDO:
Escribo en el olvido
en cada fuego de la noche
cada rostro de ti.
Hay una piedra entonces
donde te acuesto mía,
ninguno la conoce,
he fundado pueblos en tu dulzura,
he sufrido esas cosas,
eres fuera de mí,
me perteneces extranjera.
LA MUCHACHA DEL BALCÓN:
La tarde bajaba por esa calle junto al puerto
Con paso lento, balanceándose, llena de dolor
Las viejas casas palidecen, en tardes como ésta
Nunca es mayor su harapienta melancolía,
ni andan más tristes de paredes
En las profundas escaleras brillan fosforescencias como de mar,
ojos muertos que tal vez miran a la tarde como si recordaran,
eran las seis, una dulzura detenía a los desconocidos,
una dulzura como de labios de la tarde, carnal,
carnal,
los rostros se ponen suaves en tardes como esta,
arden con una especie de niñez,
contra la oscuridad, el vaho de los dancings.
Esa dulzura era como si cada uno recordara a una mujer
Sus muslos abrazados, la cabeza en su vientre,
El silencio de los desconocidos
Era un oleaje en medio de la calle
Con rodillas y rostros de ternura chocando
Contra el "New Inng", las puertas, los umbrales, de color abandonado.
Hasta que la muchacha se acerco al balcón
de pie hasta la tarde íntima como su cuarto con la cama deshecha
donde todos creyeron haberla amado alguna vez
antes de que viniera el olvido.
LO QUE PASA:
Yo te entregue mi sangre, mis sonidos,
mis manos, mi cabeza,
y lo que es más, mi soledad, la gran señora
como un día de mayo dulcísimo de otoño,
y lo que es más aun, todo mi olvido
para que lo deshagas y dures en la noche
en la tormenta, en la desgracia,
y más aún, te dí mi muerte
veré subir tu rostro entre el oleaje de las sombras,
y aun no puedo abarcarte, sigues creciendo
como un fuego,
y me destruyes, me construyes, eres oscura como la luz.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario