viernes, 4 de octubre de 2013

N° 312 - EL SAQUEO OLVIDADO

MARÍA ALVAREZ CALDERÓN:





El titular de este artículo tiene que ver con un libro sobre Augusto B. Leguía; el saqueo a su casa el 25 de Agosto de 1930 y su lamentable y tortuoso final, tras su renuncia a la Presidencia de la República: "EL SAQUEO OLVIDADO - ASALTO A LA CASA DE AUGUSTO B. LEGUIA: 1930" / MARÍA DELFINA ALVAREZ CALDERÓN. Vale la pena resaltar, que más allá de lo entretenida de la obra, de su fácil lectura y de la cantidad de fotos y testimonios inéditos sobre el hecho histórico, la autora es un gran ejemplo de vida, porque ingreso a la Universidad Católica a los setenta (70) años, donde estudio Humanidades e hizo una Maestría en historia, cuya tesis se reproduce en éste libro.

En lo personal, yo tengo una especial fijación por el personaje; fijación que es de carácter sentimental. Mi madre se sabía de memoria el himno nacional de Venezuela, porque cuando niña, en 1924 estuvo en la inauguración del Museo Bolivariano, ocasión en la que llegaron con Leguía a Pueblo Libre, diversas delegaciones en visita de estado  (entre ellas la de Venezuela) que fueron recibidos por niños cantando los himnos y agitando banderas  de los respectivos países. Entre esos niños estaba mi madre (a quien el Presidente de la República acaricio)  y de cuyos labios supe por primera vez del asalto a la casa de Leguía.

Como nunca vi fotos de niña de mi madre y solo tuve entre mis manos, algunas vistas de cuando tendría 14 o 16 años, esa imagen de la Maricucha a los siete años, me ha perseguido toda la vida. La he imaginado de mil maneras y he sentido siempre la misma frustración, porque es solo mi imaginación y yo he buscado cada vez, esa puerta mágica que me llevara a la realidad de ese día. Al final, el Museo Bolivariano escribió también mi vida una historia personal, cuando con el Nano y con el Chulin, mis primos hermanos,  que ocuparon en mi infancia y mi adolescencia el espacio de los hermanos de la misma edad que nunca tuve, saludamos en 1967, al en ese entonces Principe Akihito  y a la Princesa Michiko, en las puertas del mismo museo. Como en ese entonces para nosotros tres, todo oriental era "Chino", nos fuimos contentos porque "los chinos" nos regalaron monedas con hueco que nunca habíamos visto.

Hasta antes de este libro que comento ahora, mi referente bibliográfico sobre el tema había sido, "ASÍ CAYO LEGUÍA" del Mayor Víctor Villanueva, de quien ayer jueves se presento un libro póstumo en la Casona de San Marcos, "LA MINA Y OTROS RELATOS".  Sobre Augusto B. Leguía hay una gran desinformación histórica porque siendo el gran transformador del país, el que impulso el Perú a la modernidad, en los principios del siglo pasado; contrariamente a lo que se cree, no se enriqueció en el poder, murió pobre, vejado, humillado y perdió la fortuna personal acumulada en las finanzas, los negocios y la agricultura tanto en el perú como en el extranjero, antes de ser Presidente.  Leguía tuvo el mérito de desmontar el andamiaje político del Partido Civil y de la oligarquía ligada a éste, que controlaba el poder y tuvo además, la visión suficiente para recrear un proyecto de modernización que se sustentaba en la integración del país a través del ferrocarril, del desarrollo de la agricultura y del aumento de las exportaciones.

La "Patria Nueva" de Leguía, implico el acceso al poder de clases medias, de intelectuales, de sectores universitarios y de intereses populares que rompieron con las viejas formas civilistas de monopolizar el poder y controlar un estado sin una institucionalidad, que Leguía busco forjar. Lamentablemente todo poder termina corrompiéndose,  termina encerrándose en los poderes intermedios de siempre, en los advenedizos y en los oportunistas que existen parasitariamente desde los inicios de la república en la política peruana.  Y en ese escenario, el genio político de Leguía, termina sucumbiendo al mesianismo autoritario que hace crisis en una economía dependiente del capital extranjero (básicamente norteamericano) y de la gran depresión del año 1929. 

Los poderes fácticos a los que enfrento Leguía, lo comienzan aislando y  terminan complotando contra él, con el apoyo de los Miroquesada y de su influyente brazo periodístico "El Comercio". Luis M. Sánchez Cerro se hace del poder sin disparar un tiro. Leguía acaba con su casa saqueada, con sus bienes destruidos y su archivo (que implicaba documentación comprometedora contra sus adversarios) robado. Preso y aislado en el Panóptico, en condiciones infrahumanas,  sin atención médica, sin visitas y en un encierro en condiciones humillantes y vejatorias, Leguia después de 560 días de encierro, afectado por un cáncer terminal a la próstata, muere en el Hospital Naval de Bellavista, el 6 de Febrero de 1932. Mientras escribo estas líneas, yo sigo buscando en ésta historia la imagen de niña de la Maricucha,  para encontrar la puerta que me lleve a esa niña que mi ilusión trata de acariciar.

(*) EL SAQUEO OLVIDADO
ASALTO A LA CASA DE AUGUSTO B. LEGUIA
María Delfina Alvarez Calderón.
Titanium Editores, 2013. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario