EL PREVISIBLE OLLANTA HUMALA:
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En una coyuntura bastante movida por factores socio-económicos y por los errores políticos, de un gobierno que se ha abierto -absurdamente- diversos frentes, Humala no ha tenido la capacidad de reconocer errores, de mostrar la grandeza y el fuste de un liderazgo que busca reconciliarse con el pueblo, con los actores políticos y gremiales y refugiándose en sus aciertos, como la Ley del Servicio Civil (y sus necesarias modificaciones) Beca 18 y los programas asistencialistas (que desde nuestro punto de vista no reducen la pobreza sino que ayudan a paliar las carencias de los sectores más pobres; que no es lo mismo que reducir la pobreza aunque cuantitativamente sirva para el manejo político de las estadísticas) juega con las cifras ante la galería, para aparecer como un gobierno de corte técnico, con inversiones en infraestructura y logística en diversos sectores; que vende la imagen de un gobierno que hace obra y que trabaja por el desarrollo nacional, alejado de los patrones de lo que el Presidente llama, la política y los políticos tradicionales.
Ollanta Humala, tratando de esconder sus carencias, desconoce que quien encarna la primera magistratura de la nación, esta obligado a ejercer un liderazgo, que es fundamentalmente político, a tener una visión de estadista, que no es necesariamente unicamente técnica; sino que se basa en imaginar un país; en enfrentar una realidad que esta obligado a cambiar desde el poder, a partir de ideales y de valores, para hacer del estado un instrumento al servicio de la nación. En esa dinámica, Humala ignora que lo que diferencia a un administrador de la cosa pública de un gobernante y a éste de un estadista, esta en el liderazgo; ignora que el éxito de una gestión y el valor de un liderazgo, esta en unir intereses contrapuestos, en alzarse con autoridad y capacidad de persuasión y de decisión, sobre los gobernados, sin medir el corto plazo o la impopularidad de las medidas a tomar. Humala en suma, encerrado en su complejo adánico y en su sectarismo, con una mentalidad propia de los cachacos metidos a políticos, de los que pretende marcar distancias a pesar de ser confesionalmente chavista y velasquista, ignora que el arte de la real politik, esta en ejercer la autoridad del poder, sin compartirlo con su mujer y en conciliar sin repartijas.
El Presidente de la República, ha materializado un discurso, en el que la retórica se impone sobre la realidad, porque se reconoce el valor de la minería, pero no hay ni Conga ni Las Bambas. Porque se reconoce la inseguridad ciudadana, pero no se materializan medidas concretas, para reformar el estado, para combatir la corrupción o para reformar la policía, a partir de valores y de patrones morales y éticos, que consigan que la mejora logística lleve a la eficiencia. Porque en un país como este, si es una tara histórica que el detalle o la oferta electoral concreta no se cumplan; lo es también, el que la generalidad se pierda en la buena intención, en la problemática que la frustra o en el pretexto, que lo castra; porque el lugar común en la política criolla, es el regodearse en hablar del que hacer y la ausencia del explicar el como hacer.
El Comandante Ollanta Humala, no le ha prestado atención al ruido de la calle y lo más probable, es que sin operadores políticos experimentados, ni en el gabinete, ni en el Congreso; las encuestas lo sigan desnudando en sus limitaciones y sus carencias en el ejercicio del poder. Al entrar al tercer año de gobierno, habrá que ver si el rol protagónico de su mujer se mantiene en el mismo nivel. Si con un Congreso bastante fragmentado y ante la cercanía de un próximo año electoral, Humala no cae en la tentación populista, de que la "Inclusión para el crecimiento" de las que hablo en el mensaje, sean la implementación de políticas populistas y demagógicas, para levantar en encuestas, que si hoy le son adversas, lo pueden llevar más adelante, al nivel de su socio político (Alejandro Toledo) en determinado momento.
Ortega y Gassett escribía en "Mirabeau y el Político" que el ejercicio de la política, implica un hacer que no esta ligado a los criterios convencionales de determinados valores o virtudes, éticas, porque está unido (en la búsqueda del poder) a miserias humanas como la hipocresía, la mentira, la venalidad o la componenda. Mirabeau es definido por Ortega como un político venal; cínico, mentiroso e inescrupuloso; lo que no impide que sea uno de los más importantes políticos de la historia.
Por los siglos de los siglos, la política va a seguir siendo siempre la misma, con sus virtudes y sus defectos. Humala no tiene la sabiduría para entender, que el asunto esta en comprender, que lo que tiene que primar es el interés nacional; la institucionalidad que evite el despotismo, la intolerancia, la libertad y el abuso del poder. La visión y el liderazgo del que se impone sobre los gobernados para marcar con decisiones el rumbo que construya el futuro.
Humala no es sin lugar a dudas, un político tradicional. Pero en el balance final, lo que va a ser, es un gobernante gris. Un presidente más en la historia del Perú........que ni en el Palacio de gobierno ni en su casa, mandaba o gobernaba.
Ortega y Gassett escribía en "Mirabeau y el Político" que el ejercicio de la política, implica un hacer que no esta ligado a los criterios convencionales de determinados valores o virtudes, éticas, porque está unido (en la búsqueda del poder) a miserias humanas como la hipocresía, la mentira, la venalidad o la componenda. Mirabeau es definido por Ortega como un político venal; cínico, mentiroso e inescrupuloso; lo que no impide que sea uno de los más importantes políticos de la historia.
Por los siglos de los siglos, la política va a seguir siendo siempre la misma, con sus virtudes y sus defectos. Humala no tiene la sabiduría para entender, que el asunto esta en comprender, que lo que tiene que primar es el interés nacional; la institucionalidad que evite el despotismo, la intolerancia, la libertad y el abuso del poder. La visión y el liderazgo del que se impone sobre los gobernados para marcar con decisiones el rumbo que construya el futuro.
Humala no es sin lugar a dudas, un político tradicional. Pero en el balance final, lo que va a ser, es un gobernante gris. Un presidente más en la historia del Perú........que ni en el Palacio de gobierno ni en su casa, mandaba o gobernaba.