UN ESPACIO DIFÍCIL DE LLENAR:
En un país donde los partidos políticos están en crisis, donde no hay adversarios sino enemigos políticos, donde no hay debate ni confrontación de ideas, porque estas se confunden con el insulto y la diatriba. En un país donde la política tiene la esencia de la demagogia y el sabor de la mediocridad; donde cada quien al interior de los partidos políticos (que no forman) creen tener el predominio de la verdad absoluta y la política es vista como una lucha de los buenos contra los malos; de los que supuestamente reúnen todas las virtudes frente a los enemigos políticos, que supuestamente atesoran todos los defectos; aunque siempre hay espacio para el arreglo debajo de la mesa, para el silencio cómplice o para el pacto infame de hablar a media voz, porque la política es "buscar consensos". En un país con una institucionalidad precaria, sin liderazgos articulados y de solera, no puedo dejar de escribir sobre Javier Diez Canseco, aunque el tema se me escape de las teclas, estando Diez Canseco muerto y enterrado.

Hombre polémico, radical, articulado y coherente; Diez Canseco era como lo han dicho muchos, de esos políticos con quien se podía discrepar, pero que era gestor de ideas y defensor de conceptos; un hombre ante el que se tiene que aceptar; en un escenario como el nuestro; que era necesario. Que era políticamente imprescindible.
Su muerte deja un espacio difícil de llenar en la política peruana. Y aquí no se trata de santificar a nadie, se trata de reconocer uno de los pocos personajes de valía de la política peruana actual y de los últimos treintaicinco años; un hombre que no necesito como esos conocidos demagogos de pacotilla que están en el Congreso; prenderse de un tema para aparecer como defensores de los intereses populares o buscar "atender" a los más pobres, para juntar votos que aseguren su reelección, gracias a la ignorancia, a la ingenuidad y a la buena fe del pueblo. Diez Canseco fue un hombre que más allá de sus radicalismos y de sus errores (que indudablemente como cualquier mortal tuvo) acuño una ejecutoria que es un ejemplo no solo para quienes comparten sus ideas, sino para quienes buscan referentes y modelos en el quehacer político.
Su muerte deja un espacio difícil de llenar en la política peruana. Y aquí no se trata de santificar a nadie, se trata de reconocer uno de los pocos personajes de valía de la política peruana actual y de los últimos treintaicinco años; un hombre que no necesito como esos conocidos demagogos de pacotilla que están en el Congreso; prenderse de un tema para aparecer como defensores de los intereses populares o buscar "atender" a los más pobres, para juntar votos que aseguren su reelección, gracias a la ignorancia, a la ingenuidad y a la buena fe del pueblo. Diez Canseco fue un hombre que más allá de sus radicalismos y de sus errores (que indudablemente como cualquier mortal tuvo) acuño una ejecutoria que es un ejemplo no solo para quienes comparten sus ideas, sino para quienes buscan referentes y modelos en el quehacer político.
Y si para quienes lo conocieron (desde diversas trincheras) los hechos que motivaron su suspensión, no fueron reales; para nosotros representan un error que sirvió a sus adversarios para lo que sirvió. Un lamentable error, en alguien que debió ser consciente, de que el tema, iba a ser motivo de conjeturas de especulaciones, de escarnio y de vendetta, para la gran cantidad de enemigos políticos que acumulo en su vida, porque quierase o no, lo relacionaba con el punto común de la política criolla del que siempre estuvo distante; el beneficio propio.
Al final la venganza de sus enemigos, comenzando por la pareja presidencial, le paso factura. Una factura política, que el pueblo se encargo de romper, dándole un reconocimiento a su talento político, a su trayectoria y a su legado a la política peruana; donde sin duda JAVIER DIEZ CANSECO, ocupaba un espacio que va a ser difícil de llenar.
Al final la venganza de sus enemigos, comenzando por la pareja presidencial, le paso factura. Una factura política, que el pueblo se encargo de romper, dándole un reconocimiento a su talento político, a su trayectoria y a su legado a la política peruana; donde sin duda JAVIER DIEZ CANSECO, ocupaba un espacio que va a ser difícil de llenar.
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