viernes, 6 de abril de 2012

N° 218 - 05 DE ABRIL DE 1992

¿NUNCA MAS?.......


Resulta risible escuchar a la clase política, a veinte años del  del 05 de Abril de 1992, a la cabeza del Presidente Humala, hablar en favor de la democracia, condenar el auto golpe de Fujimori, decir que esto no se debe volver a repetir. Como si ese anti democrático acto, que el pueblo respaldo totalmente, no fuera el resultado del desprestigio de la clase política, de la falta de partidos, de la crisis económica, del predominio del interés personal o de grupo, de la corrupción y la rapiña, de la demagogia y el clientelismo que corroe históricamente a  la sociedad peruana. 

Solo Kenyi Fujimori (con el talento político  que lo adorna) puede justificar el hecho que origino el régimen más cleptocrático, delincuencial  y corrupto que ha tenido el Perú. Pero lo que si podemos hacer el común de los peruanos sin banderias políticas, es entender el origen de este estropicio  a partir de la forma como se articula la democracia criolla y las relaciones de poder, a partir de la falta de estado, de institucionalidad y de rechazo permanente a la clase política; elementos que hicieron que una medida contraria a los intereses nacionales de toda sociedad democrática y civilizada, tuviera contrariamente en nuestro país el amplio respaldo ciudadano que tuvo. Un respaldo que significo que le tiraran a los políticos su seudo democracia en la cara. Aunque el remedio fuera después peor que la enfermedad.

Al final tras estar maniatados, tras no tener capacidad de reacción ante el genio diabólico y delincuencial de Vladimiro Montesinos, un vídeo, el vídeo Kouri-Montesinos  volvió a la vida a la clase política criolla, que regreso arrepentida, contrita, maquillada y prometiendo cambiar  las formas pero no las mañas. Veinte años después, hay crecimiento económico sin inclusión, hay corruptelas y corrupción, personajes impresentables, tanto o más que los de  años atrás. Y lo peor de todo es que siguen repitiendo que la falta de partidos es culpa de Fujimori, que -ni el crecimiento económico ni la estabilidad- nada garantiza que ante la precariedad de la institucionalidad democrática y del folklorismo de la política, este crecimiento engañoso, pegado con babas y dependiente de los precios de las materias primas, no vuelva a sufrir otra embestida mesiánica de un aventurero que capitalice las excrecencias, las limitaciones y las taras de nuestros políticos. A la luz de estos veinte años creo que no hemos aprendido la lección. Y que un nuevo 05 de Abril, tal vez con un nuevo empaque y en medio del aplauso del respetable no sería nada raro.



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