
Este no es un problema exclusivamente del futbol. Este es una expresión de la ignorancia, de la falta de educación y de cultura, de la ausencia de institucionalidad y de un estado eficiente. Este es el resultado de un sistema que favorece la impunidad o porque la legislación es frágil y laxa o porque se tiene relaciones, dinero y poder.
Estos individuos que mataron a Walter Oyarce, son el lumpen de nuestra sociedad, son el reflejo de una sociedad carente de valores, de principios y provienen no solo de sectores pobres, sino también de sectores acomodados y pudientes, tan es así que uno de estos sujetos habría fugado el mismo día sábado a los Estados Unidos. Y mientras una Madre de la Patria dice que eso sucede en diversos estadios del mundo, el Presidente del Congreso pide que se juegue sin público ignorando que hay gente que vive y come del futbol. Habría que recordarle a la Sra. Congresista, que el problema es que en los países desarrollados hay leyes que se cumplen y sanciones que se aplican. Y eso que plantea el Sr. Abugattas de jugar sin público, entra en la misma lógica de intolerancia de la sanción a Martha Chávez, lo que deja traslucir el esquema mental de sesgo autoritario de quien conduce el Primer Poder del Estado.
Mientras tengamos esta realidad, de nada va a servir un crecimiento económico significativo. Necesitamos que nuestra clase política, que cada uno de nosotros, tome conciencia que calcutizar nuestra sociedad nos conduce a la condena de ser siempre un país del tercer mundo. Si no hay casa, si no hay escuela, si no hay valores ni principios y la demagogia y el populismo hablan de un país que no existe y que dicen construir, cosas como estas que nos duelen, que nos indignan y nos marcan, serán de nunca acabar.
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