
LA PROHIBICIÓN A LOS MINISTROS:
La prohibición que por oficio (Nº 020-2011-PCM/DM) ha hecho el Primer Ministro Salomón Lerner a los ministros del primer gabinete de Ollanta Humala, para que solo se pronuncien sobre temas de su cartera y no sobre aspectos de política general, sobre aspectos de coyuntura o sobre modificaciones legales y constitucionales, de las que solo puede hablar él; es un hecho digno de la mayor atención, sobre todo, porque queda claro, que la directiva no puede provenir del propio Lerner, sino que es sin lugar a dudas dispuesta por su jefe, el Excelentísimo Señor Presidente Constitucional de la República (Versión 1979) Comandante Ollanta Humala Tasso.
Como en todas partes siempre abundan los pateros, los franeleros, "los agradecidos", el Ministro de Trabajo Rudecindo Vega, ha salido a defender o dar explicaciones sobre la medida, con el mismo candor que su colega de Defensa, el Chakano General Mora (que entro negociador y salio ministro) quien se despacho a su antojo con la prensa sobre la procedencia del indulto a Antauro Humala. Dándoles el beneficio de la duda, de su intención de establecer una coordinación fina sobre el tema, la verdad es que esas cosas no se ponen en papel y si se dicen, se hace con mucho tino porque es desconfiar de sus ministros o una manera de decirles levudos políticos. Pero a pesar de las diplomáticas declaraciones de la Ministra de la Mujer, Doña Mocha García Naranjo, que ha dejado entrever que a ella no la van a callar, el estropicio está hecho. Y no hay justificación que valga y el tufillo autoritario y cachaqueril de la medida no puede ocultarse. Como tampoco puede ocultarse la contradicción de un gobierno que electoralmente promete inclusión social y que en el Congreso cede la presidencia de esas comisiones a la oposición, alejándose de sus compromisos y de sus ofertas electorales.
En un contexto en el que se dan discutibles nombramientos como el del Dr. Roy Gates, Asesor en Asuntos Jurídicos de la Presidencia de la República, abogado de Rómulo León, de los Sánchez Paredes, de BTR y de Humala en el caso Madre Mía; los primeros lances del gobierno no tienen criterio, sentido común, firmeza en la búsqueda de crear confianza en el ciudadano y en el inversionista. En el caso del nombramiento de Roy Gates, éste más parece digitado a comprar silencios o confesiones de patrocinio, que una asesoría jurídica que le corresponde al Ministro de Justicia o que se puede pedir a otros prestigiosos letrados del foro nacional.
Si a estas primeras acciones del gobierno, le sumamos el silencio del Presidente de la República (en un país de liderazgos, acostumbrado a la presencia mediática de su jefe de Estado) y el protagonismo del padre, que se despacha a su antojo insultando a Toledo, declarando que todos sus hijos son presidenciables (que sus hijas están en espera para llegar a la Casa de Pizarro) en medio de sus ya conocidas filípicas sobre las bondades de la raza indígena y la liberación de Antauro: sin lugar a dudas una vez más estamos frente al dilema entre la frustrada república con un proyecto nacional y la folklórica repúbliqueta latinoamericana con crecimiento económico que nos respira en la nuca.
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