jueves, 28 de julio de 2011

N° 163 - OLLANTA PRESIDENTE


HUMALA JURO O COJURO:


Soy un convencido que en éste país cualquiera puede llegar a ser Presidente de la República; que más difícil es ser presidente de una de esas fachadas que se suelen llamar partidos políticos, donde para ser dirigente o propiamente Presidente, se tienen que cumplir un complicado proceso de elección, una serie de requisitos, se tiene no solo que ser un militante antiguo, sino un incondicional del Secretario de Lima, sobón del Secretario Nacional, patero de los principales líderes, ex dirigente de escalafón como los militares y todo un "Siomi"; es decir un hombre que se lleve bien con todos y con todo; que no sea "confrontacional" como dice un buen amigo mío. Después de todo, esa es finalmente la política.

Soy igualmente un convencido que Don Isaac Humala le inculcó a sus hijos el llegar al poder, pero no el ser Presidente de la República. Si lo hubiera hecho, le hubiera inculcado a Ollanta el tener criterio, el saber ejercer la majestad del cargo, el entender que se representa a la nación y que el mandato es cumplir y hacer cumplir la Constitución y la ley. Pero a Ollanta le salio lo cachaco, le broto ese figuretismo que encuban en su ser nuestros políticos, lo traicionó la infantil actitud de los seres humanos con poder de dar la contra y hacer lo que nos viene en gana, en aras de simbolismos que como en el caso de su juramentación, no caben en el momento y en el acto que se preside. Y Humala desnaturalizo su juramentación como Presidente de la República, convirtiendo el Congreso en un chongo (para verguenza propia y ajena) y el acto protocolar en una provocación a sus opositores y en un vejamen al andamiaje legal y constitucional por nada pues no presento reforma constitucional alguna. En suma, en una expresión más de lo que es la política en el Perú.



El resultado es que el Presidente Humala en su primer acto público, cojudamente mete la pata e induce a error a sus Vice Presidentes, le da protagonismo al fujimorismo (y lo reafirma como primera fuerza opositora) desluciendo ante el mundo su propia asunción (un acto que nos muestra lo Barra Brava que son las bancadas en nuestro Congrezoo y la vocación de placeros de nuestros Padres de la Patria) y creando una innecesaria polémica y un debate, que nos muestra que somos una sociedad folclórica, inculta, poco educada y desistitucionalizada. Una democracia de caudillos de medio pelo y de caricatura y una republiqueta en la que el crecimiento económico genera el mismo efecto que en un hombre ignorante con dinero.

El Presidente de la República es el Jefe de Estado y personifica a la Nación, a èl le corresponde cumplir y hacer cumplir la Constitución y la ley. El Art. 116º de la Constitución Política del Estado, dice que el Presidente de la República presta el juramento de ley. En la misma dirección, es necesario detallar que la Décimo Sexta Disposición Final y Transitoria de la Constitución Política de 1993, deroga la Constitución de 1979. En el contexto anteriormente descrito, queda claro que Ollanta Humala, no puede jurar evocando el espíritu, los principios y los valores o lo que sea de la Constitución de 1979, porque este texto constitucional está derogado, porque a èl le corresponde cumplir y hacer cumplir la constitución vigente que es (quierase o no) la Constitución de 1993. Al evocar un texto constitucional derogado esta menoscabando el valor de la constitución que nos rige y con ello está incumpliendo sus funciones como jefe de estado, esta cometiendo una estupidez presidencial y constitucional en el acto de su juramentación e induciendo inclusive a error a sus Vice Presidentes, que (por pateros y por seguir a su jefe) si juraron por la Constitución de 1979 y ese juramento si es entonces nulo.

Ahora bien, estamos frente a una infracción constitucional o frente a la nulidad de la juramentación como plantean una desbocada Martha Chávez: La respuesta es no. El Art. 113º de la Constitución establece que la Presidencia vaca por destitución tras haber sido sancionado por alguna de las infracciones del Art. 117º que no es ninguna infracción como la de jurar evocando a una Constitución derogada. Estamos frente a una de la tantas cojudeces a las que nos tienen acostumbrados nuestros políticos, en un país donde no hay partidos políticos, donde no hay escuelas de formación política, donde no hay cultura democrática, ni educación, ni sentido común y donde los lideres son personajes demagogos, figuretis, que como en el caso de Humala nacen de coyunturas, de subirse a la cresta de la ola y de aprovechar oportunidades que dentro de una estructura partidaria no hubiera tenido. Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala son el fondo bastante parecidos. Esta es la política y estas son las formas de ejercer el poder en el Perú.



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