Es cierto que uno de los grandes problemas del Perú es que el Estado (o que quienes son gobierno y lo representan) no dialogan o dialogan cuando quieren y con quien quieren; con quien es políticamente conveniente o interesante para sus intereses y no para los grandes intereses de la patria. Y esto es así porque no hay una cultura de dialogo, porque desde los partidos las cúpulas imponen su criterio en función de Plenarios o Congresos en los que los asistentes se representan a si mismos o a los intereses que los digitan, porque ya no hay partidos de masas, estructuras partidarias con presencia nacional, militancia con carácter deliberativo o expositivo sobre temas diversos de la agenda nacional que alcanzen a las cúpulas o que nutran sus decisiones. A esa engañifa para imponer alianzas, criterios o "decisiones partidarias" le llaman democracia interna y por eso la partidocracia tradicional esta en crisis y en extinción: Por eso el APRA después de un gobierno con crecimiento económico pero con corrupción, ha sacado cuatro congresistas y por segunda vez en el Perú, el partido de gobierno no tiene candidato presidencial.
Y en un país cuyo problema de centralismo lo crearon sin querer los españoles -al fundar en la costa la capital colonial, desconociendo que el eje cultural, político, demográfico y económico de la nación conquistada era el ande al que se le termina dando la espalda porque la capital virreynal solo es vista como un puerto que facilite el carácter expoliador de la dominación- a los pueblos originarios, andinos, a las culturas ancestrales, siguiendo la herencia colonial, se les impone, no se les consulta, lo que en un contexto de falta de educación, de cultura y de conciencia del valor de lo colectivo, hace que aparezca el conflicto social, los arequipazos, los baguazos o hechos como el de Puno, donde la Nación Aymara no quieren proyectos o concesiones mineras ni petroleras en el departamento, lo que hace que el gobierno ponga al Estado contra la pared.
El Sr. Walter Anduviri Calisaya, Presidente del Frente de Defensa de los Intereses de la Zona Sur de Puno, hace desmadre imedio contra la propiedad pública y privada protestando contra las concesiones mineras y cuando se evacúa una orden de captura en su contra se resiste a la autoridad, apela a leyes de carácter étnico desconociendo la normatividad de la república y amenaza con que de ser detenido en Lima o en Puno sus hermanos van a desatar la violencia y el caos. Al final el aparato judicial se inclina ante sus requerimientos, con lo que la fragilidad institucional del Estado queda al descubierto y la autoridad del gobierno queda una vez más burlada.
No se trata de imponer la autoridad a sangre y fuego o de manera represiva, se trata de que el conflicto social requiere de una alta dosis de confianza, de dialogo real, de sentido del interes o del bien colectivo: De construcción de esa nación que no tenemos. Y para construir ese concepto de nación que es el gran reto de la República de cara al Bicentenario, necesitamos materializar algunas de las propuestas por las que votaron las grandes mayorías nacionales: Educación, integración; honestidad, sentido del bien colectivo. Nuevas formas de hacer política y esa mirada solidaria al Perú profundo que dice tener en sus ojos el Sr. Ollanta Humala.
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