
POR FALTA DE CUERDAS SEPARADAS CON CHILE:
Nuestras relaciones con Chile, más allá de las declaraciones políticas y diplomáticas, que apelan a la hermandad, a la vecindad, a la integración y a la unidad latinoamericana, son históricamente tensas, complicadas y complejas. No se trata únicamente de la fractura producida por la Guerra del Pacífico, allí están desde tiempos inmemoriales las luchas de Mapuches y Araucanos con los Incas por no ser absorbidos por estos, una lucha que fue reemplazada por los conflictos entre Almagro y Francisco Pizarro; por las insubordinaciones de la Capitanía General de Chile con el Virreynato del Perú o concretamente del Gobernador Avilés con el Virrey O´Higgins, que terminaron en 1798 con una Real Cédula de Carlos IV que declara a la Gobernación de Chile independiente del Virreynato del Perú, "como debería de ser" según reza el texto.
Hoy en día, en las relaciones peruano-chilenas hay un desequilibrio militar significativo a favor de los mapochos; hay una relación comercial desbalanceada; las inversiones chilenas en el Perú son del orden de los siete mil millones de dólares (US. 7,000´000,000) mientras que la peruana en Chile apenas supera los mil millones de dólares (US. 1,000´000,000). En ese contexto, durante el gobierno de Alejandro Toledo y tras la presentación de la demanda marítima del Perú ante la Haya (que fue impulsada por el gobierno de la Chakana para consolidar el agitado frente interno) se implemento entre las Cancillerías de ambas naciones una relación bilateral llamada de "cuerdas separadas" que no es otra cosa que, ver la problemática de los ejes de las diversas relaciones (político, comercial, militar, diplomático, cultural, etc.) como estancos independientes, que deben solucionarse o tratarse de manera aislada y sin que afecten las relaciones en otros sectores, ni lo que en el lenguaje político diplomático se llama la agenda positiva.
En ese marco conceptual, el Presidente electo del Perú, Comandante Ollanta Humala Tasso ha expresado su decisión de que nuestras relaciones con Chile se dejen de ver como cuerdas separadas para ser vistas "de manera integral", es decir como un todo. Humala ha dicho de que "la mejor manera de mejorar las relaciones con el vecino del sur es tocando los temas históricos, resolviéndolos y eso nos va a permitir hermanarnos" . El Comandante parece ignorar que cada quien escribe su propia historia, que entre los pueblos hay problemas históricos que no se solucionan, se administran. Que ver las relaciones con Chile de manera integral, es instalar cerrojos para que la falta de acuerdo en determinado tema, nos impida avanzar en otros aspectos de la agenda positiva, con el perjuicio respectivo para los más de cien mil peruanos que viven y trabajan en Chile y que serían los principales afectados ante la perturbación de las relaciones entre ambas naciones.
De cara al desenlace jurídico en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, la decisión no parece la más acertada. A nuestras grandes diferencias con Chile se oponen vínculos de diverso tipo que para bien o para mal, nos obligan a tratar los problemas surgidos (de una relación que podemos calificar a nivel de gobiernos, de formal, diplomática y auspiciosa) de manera independiente, buscando mantener siempre puentes hacia una relación que desde el punto de vista estratégico, tiene que cuidarse porque nos conviene a ambos. El profesionalismo de nuestra Cancillería debe imponerse al voluntarismo y a esa proclividad de ver la relación con Chile desde una cosmovisión revanchista y militarista que resultaría perjudicial y peligrosa.
Ollanta Humala debe dejar de pensar como candidato o como militar y actuar en el asunto como estadista. Temas como el del espionaje, como se ha escrito en éstas páginas, son como la infidelidad: todos saben que existen el problema es cuando se descubren. Si Estados Unidos o la URSS en tiempos de la Guerra Fría se hubieran pedido disculpas por los espias descubiertos y estas no fueran dadas, el mundo hubiera sido un desmadre y una hecatombe de misiles. El hecho ignora que Perú también espía en Chile, aunque con espías tan torrejas que fueron descubiertos simplemente tomando fotos y no en trabajos de mayor envergadura.
Nadie podrá negar que más allá del calor de la amistad que puede darse entre ciudadanos de ambos pueblos, como países hermanos tenemos un destino común e intereses que nos unen, pero nos miramos con recelo y con desconfianza porque historicamente siempre hemos estado enfrentados. Somos vecinos distantes.........y probablemente lo sigamos siendo hasta el fin de los tiempos
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