
CUANDO DE TOMAR DECISIONES SE TRATA:
Toda la tarde estuve arreglando el jardín, saque la basura que los vagos de los hijos de mi mujer (que también son míos pero de los que guardo saludable distancia para seguir psicológicamente soltero) no sacan y me prepare para ver el debate "entre amigos". Hace rato que la estrategia de la buscada de bronca, de la salida de casa con portazo, no me funciona o que la excusa de "un detenido que requiere urgente mis servicios" tampoco me sirve. No se si porque a mi mujer le ha llegado por fin la menopausia; porque como los toros después del tercio de banderillas ha perdido potencia para hacerme la bronca y corretearme por toda la casa con un cuchillo en la mano o porque hipócritamente, se huele que estoy sacando los pies del plato, se hace la cojuda y esta moviendo las fichas de su propio juego de ajedrez.
En realidad, desde aquella vez que "en un acto de amor" (o de cínico espionaje que se niega a aceptar) me fue a buscar a los Juzgados de Turno Permanente -donde supuestamente me amanecía para sacar a mis clientes- y no me encontró; le ha dado por desconfiar enfermizamente de mi. Y la verdad es que yo no he dado motivos para que me cele. Para hablar claro, si no he sido hasta ahora descubierto infraganti, no me pueden poner contra la pared o maltratar psicológicamente. En el amor como en el derecho lo único que vale es la prueba de cargo y si he de ser juzgado debo ser absuelto por falta de pruebas. Algo similar sucede entre la infidelidad y el espionaje. Todos saben que existe, el problema es cuando te descubren.
Más allá de sustos o adrenalina pura, mirándola a los ojos varias veces ante sus hepáticas imputaciones sobre supuestas infidelidades le he dicho como Kuczynski: ¡NO,NO, NO!...y aunque no soy político, creo que mi nivel actoral es bueno y si no se fue arrepentida a la casa de su madre para diluir su bronca, al menos se fue llena de dudas, que aunque no es mucho es suficiente para seguir juntos y para que el bendito beneficio de la duda (del cual a veces se olvida) me permita seguir entregado al deporte extremo del amor infiel.
Mechita me espero dispuesta como siempre en ropas ligeras, con las cervezas listas y el perro encerrado. Yo llegue con una rosita roja entre las manos de esas que mi mujer cuida con amor en el jardín de la casa. El Checho rascaba y rascaba la puerta de su encierro. Para mi que como el padre ha sido perro policía y como de raza le viene al galgo, el pinche can no se huele aquello de que ya me voy a separar, que por mis hijos vivo en la misma casa con mi mujer, pero que dormimos en camas separadas. Por ello me ladra, me gruñe, me quiere morder y el muy perro se niega a comer el bocado que caleta le ofrezco de cuando en vez.
Me sentía feliz, no tenía cerca a esas cosas que están por toda mi casa y que si no me recuerdan que hay que pagar luz, cable, teléfono, colegio; me persiguen por todos lados y mientras me dicen "papá te quiero", invaden mi privacidad, se meten a mi estudio a chupar con los amigos, se comen todo lo que encuentran a su paso y me dejan sin pantuflas. En realidad después de ver el debate, me reafirmo que no hay líderes, que se va a votar por el mal menor. Ninguno de los candidatos despierta ilusión, encandila. Que lejos estamos de la capacidad oratoria, de la retórica, la sobriedad y la habilidad polémica y de cargada ironía de un Fernando Belaunde o de un Haya de la Torre. Recuerdo el debate entre Bedoya y Cornejo Chavez , con claro contenido político e ideológico que ya no existe y estos caballeros (que lo único que hacen es leer o seguir un libreto, que tienen una pobre capacidad de síntesis, que se les notaba nerviosos y presionados por su falta de dominio del lenguaje gestual) parecen aprendices de político conectandose con el pueblo con frivolidades o caricaturas. En realidad aquí se ve la falta de partidos, de docencia política, de formación de cuadros y de conocimiento de los temas tratados, salvo PPK que aunque conoce su oficio es un hombre desangelado.
Este debate no va a decidir nada, va a mantener las tendencias, las dudas y la insatisfacción del elector, frente a unos políticos y una política que no genera pasiones, esperanzas ni compromisos. Ya no ha líderes, hay administradores, hay politicastros. Al final yo parezco votante de proceso electoral peruano. No tengo valor para enfrentarme a mi mujer y decirle "Me Voy", no he podido encontrar la pistola que compro hace meses y esa sigue siendo una razón valedera. No puedo dejar a Mechita a merced de tanto mañoso que anda suelto. Al menos aunque no sea total y absolutamente libre, yo le doy cariño, comprensión, amor. Y a pesar de que me amenaza también con matarme si le miento....yo la voy a acompañar a votar.
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