martes, 29 de marzo de 2011

N° 143 - ¿EXISTE REALMENTE EL SUPER CHOLO?


"SECHOSAP" - SOLO EL CHOLO SALVARA AL PERÚ:


En el siglo pasado, la clases dominantes, para mantener ese Estado Oligarquico caracterizado por la oligarquía agro exportadora, ponía sus candidatos a la Presidencia de la República, movían los militares que le recuperaban el poder a través de golpes de estado, para ejercerlo en su nombre, a través de regímenes políticos cerrados, con un claro matiz anti democrático. Desde 1956, la crisis del poder oligárquico dio paso al reformismo democrático que represento Fernando Belaunde y que entro en crisis por sus propias deficiencias y contradicciones, pero sobre todo por el obstruccionismo político de una mayoría parlamentaria constituida por la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) y la Unión Nacional Odriísta (UNO) coalición ligada a las fracciones oligárquicas que representaban la burguesía agro exportadora, a la que en 1962 el ejercito le dio la espalda y que impidió mayores reformas en ese periodo. En ese contexto, ante la evidente crisis de los partidos, antes que un escándalo de corrupción (ligado a contrabando en compras e importaciones de pertrechos militares) le reviente en la cara, el Comandante General del Ejercito, el General Juan Velasco Alvarado, da un golpe de estado, que rápidamente adquiere un marco institucional y un contenido ideológico de corte nacionalista, que reivindica las demandas de las clases medias y de diversos sectores emergentes del país.

Al final de la historia, el progresismo militarista, que reemplaza al reformismo democrático y a la partidocracia, termina rompiendo el estado oligárquico, pero generando una de esas tantas crisis cíclicas de nuestra historia republicana, que termina finalmente como todas, perjudicando a las grandes mayorías nacionales, en nombre de las cuales, supuestamente se hacen las reformas. A partir de allí el segundo belaundismo es un régimen de transición que no se atreve a llevar adelante reformas radicales al estado nacionalista cincelado por los militares. Lo que viene después es el cataclismo aprista y el decenio de la rapiña fujimorista (propiciado por una clase política que profundizo su crisis y su falta de institucionalidad) que tiene el merito de encajar un modelo económico neo liberal que es la punta de lanza de un proyecto nacional aún pendiente, pero que genera crecimiento y bienestar en quienes están en la punta de la pirámide. La caída del régimen fujimorista permitió la primavera democrática de un demócrata a carta cabal como Valentín  Paniagua y un régimen como el de Alejandro Toledo, que mantiene el rumbo económico y después de él, un segundo mandato de García, que en una situación económica expectante se ha curado en salud, ha tenido obra social y de infraestructura significativa, pero que se ha negado a realizar reformas sustantivas en el aparato estatal. En este contexto, lo que queda en el escenario electoral, es la crisis permanente de los partidos políticos, la falta de liderazgos con valor de estadistas, la escandalosa caricaturización y chimbombización de la política y una campaña electoral demagógica y carente de este proyecto nacional que requiere urgentemente un país que crece. El resultado es que una vez más la gente busca votar por el menos malo.

Y lo concreto y lo real, es que la oligarquía plutocracia de ayer ha sido reemplazada por grupos de poder económico de carácter monopólico (nacionales y transnacionales) que tienen como brazo armado a un significativo aparato de prensa y que han elegido como su candidato a Don Alejandro Toledo Manrique, quien les tiene una gran deuda por favores otorgados en su primer gobierno; un hombre que es sin lugar a dudas un político exitoso, pero audaz y ambicioso, con una personalidad dubitativa e inestable, que puede ser fácilmente manipulado o convencido en el toma y daca de la política criolla y que no es de ningún modo el gran líder o el estadista, que él cree que es y que sus adulones, con frases como "Después de Dios Ud. Señor Presidente" fomentan en su vanidad personal y su complejo adánico.

En ese escenario ante la subida de Humala en las encuestas, el aparato propagandista de Alejandro Toledo pretende presentarlo como el salvador, como el voto seguro, como el que debe pasar sí o sí a la segunda vuelta para enfrentar al Cuco de Humala. En suma como el Super Cholo de la política peruana. Nosotros creemos que es al final el soberano el que decide en un marco de una sociedad auto destructiva, ignorante, sin cultura cívico-política ni educación. Al final de lo que se trata es de que el electarado no se deje manipular. Toledo es en suma, como esos artistas mexicanos, que son puro play back y que están inflados por un enorme aparato propagandístico y de prensa que los convierte en ídolos.

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