jueves, 4 de noviembre de 2010

N° 126 - MERCEDES ARAOZ


ENTRE LA CANDIDATURA Y LA CANDIDEZ APRISTA:




El APRA tiene candidato presidencial, un candidato (o mejor dicho una candidata) a la medida no del partido ni del país, sino de los intereses de Alan García, que al imponer a su lady puede así respirar tranquilo; porque el partido sigue hipotecado y dependiente de su figura. Las ideas de Haya de la Torre, el aprismo conceptual e ideológico, se queda para la utilería, para el discurso político, para el gesto y la pose que la historia requiere. En la realidad y dentro del pragmatismo de la política, el alanismo es el que impera y se impone en Alfonso Ugarte. Este es el APRA que navega con el viento a favor, aliado con los grupos de poder económico, con el gran capital internacional. Un APRA al que de social demócrata solo le queda su afiliación a la Social Democracia Internacional, que olvida los postulados de ese dogmatismo ideológico que se tiño con la sangre de sus mártires, por la visión idílica de un país antiimperialista y aprista, del que siempre se sienten orgullosos los militantes que hoy día, por disciplina y lealtad, callan la traición de García y de la cúpula de lo que antaño se llamó "el partido del pueblo".


La designación de Mercedes Araoz, implica la confirmación del caudillismo mesianico de García; el cumplimiento vertical de sus decisiones políticas, la falta de contrapesos al interior del partido y la ceguera política del autoritarismo del líder aprista, que por ver lo más conveniente para su futuro político, no ve lo perjudicial que es la designación para la democracia peruana y para su propio partido desde la perspectiva interna. Araoz es una respetable dama, una técnica calificada pero no tiene el peso político para ser candidata presidencial. Solo la ambición personal, la perdida del equilibrio emocional que genera el poder y el celo político de García, pueden pensar que una tecnica sin fibra política puede atraer votos y llevar a la victoria electoral al APRA. Con la designación de Araoz, queda claro que Alan no piensa ni quiere ganar las elecciones del 2011, lo que busca es satisfacer la espectativa congresal de la alta dirigencia aprista, demostrar que sin él, el APRA no es electoralmente nada y supuestamente regresar mesianicamente el 2016, en un escenario electoral atomizado y políticamente inestable, por la existencia de un Congrezoo más fragmentado que el actual.


Mercedes Araoz, no es una candidata para un partido de la talla del APRA. Si bien el ciudadano común y corriente esta de espaldas a los partidos y a la clase política, el independiente que puede llegar a la Presidencia de la República por el voto popular, tiene que tener un perfil político, personalidad política, talante político, carisma, ángel y sabor electoral: Y la Meche es una buena técnica, una profesional capaz. Frente a una candidata que no es de sus canteras, la pregunta es si la militancia aprista mantendrá su disciplina o se rebelará al caudillismo de Alan García en la oscuridad de la cámara secreta. El problema de los próximos comicios, es que en un escenario en el que el ciudadano común y corriente esta enfrentado a la partidocracia tradicional e indignado con una clase política que no aprendió la lección de 1992; el que el principal partido político del país tenga una candidata "tecnica" es hacerle el juego al fujimorismo, no abonar en la consecución de grandes votaciones en pocas manos o mejor dicho en pocos partidos por la saturación del espectro de la centro derecha, en el entendido que por la atomización del voto, quien gane los próximos comicios va a tener una representación legislativa minoritaria, en un congreso con bastantes caras nuevas.

Ninguno de los posibles candidatos de la elección del próximo año, es un animal político de las características de García, ninguno de ellos va a tener detrás de si un partido como el APRA a pesar de su crisis. Ninguno va a tener una gran porcentaje de ventaja frente a sus contendores, en una elección donde la única segura de pasar a la segunda vuelta es contradictoriamente Keiko Fujimori. En esa coyuntura, la necesidad de alianzas, no solo por el poder sino por la gobernabilidad, va a ser post electoral y obligatoria. Y va a ser post electoral porque es difícil que los principales actores de la elección del próximo año cedan sus pretensiones por otro protagonista, en beneficio del país, de la gobernabilidad, de un modelo que no redistribuye riqueza, ni disminuye el atraso y la pobreza rural, necesita afinarse y redefinirse en esa dirección. El tiempo demostrara si nos equivocamos en nuestro análisis. Si es una candidez y no una candidatura, pensar que la designación de una agraciada técnica independiente, sin peso político y sofware electoral, puede servir para ganar una elección presidencial.

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