
OBAMA, BUSH Y LAS ELECCIONES NORTEAMERICANAS:
Las miradas de la opinión publica internacional estuvieron pendientes del ultimo proceso electoral de la Unión Americana. Unos comicios donde Barack Obama cosecho los frutos de negarse a una política migratoria en los términos electorales ofrecidos en su campaña y a no poder solucionar la crisis económica que le dejo su antecesor y curiosamente los responsables de la gran crisis, los republicanos ganadores de estos comicios intermedios. En este contexto, al margen de las consecuencias políticas de una elección que les devuelve a los Republicanos el control de la Cámara Baja y aumenta su presencia en el Senado, lo preocupante es que la elección de ultra conservadores republicanos (Tea Party) hace prever iniciativas y políticas anti inmigrante, que pondrá a prueba el fuste de los demócratas para jugársela por una reforma migratoria real y por defender intereses de un importante segmento de los electores que los llevaron al poder.
Lo concreto y lo real, es que la gran espectativa que significo la elección de Obama se ha licuado electoralmente (a pesar de su carisma y de ser un político serio, sobrio y con talante democrático a diferencia de su antecesor) por no haber podido articular exitosas políticas anticrisis, en medio de una grave recesión y una histórica alta tasa de desempleo (9.6%) independientemente de que no ha podido cuajar un proyecto y una propuesta clara, bien entendida por el electorado y con un norte definido. El problema es que el rehacerse políticamente no va a ser fácil en los dos años de mandato que le quedan a Obama, al tener que compartir el poder y llegar a necesarios acuerdos con los republicanos, en temas que van a generar un escenario de fricción política que complican su gestión, como el de revisar las reformas sanitaria y financiera que sacara adelante, donde la cereza del pastel van a ser las exhoneraciones fiscales (que vencen a fin de año) que fueron concedidas por Bush durante su gobierno y que de seguro los republicanos van a querer ampliar.
En medio de la dolorosa derrota electoral, no es gratuito que Bush aparezca presentando una autobiografía, "PUNTOS DECISIVOS", firmando autografos y justificando las torturas del ejercito norteamericano en los diversos escenarios donde intervienen, al calificarlas como "técnicas de interrogación avanzadas sin consecuencias permanentes en los reos". Esta presentación sumada a las declaraciones de connotados líderes republicanos, no hacen sino dar la pauta de una radical estrategia republicana para volver a la Casa Blanca, gracias a esa imagen conservadora de partido institucional, que busca mantener la fuerza y el poder de los Estados Unidos, como soldado universal y potencia hegemónica en lo militar y en lo económico, aunque no haya habido mea culpa del partido responsable del origen ni del culpable de la crisis.
En los próximos dos años, Obama debe mostrar su nivel de estadista y su muñeca política. Mientras eso sucede, la política norteamericana debe dar una muestra de institucionalidad, de concepto de nación, de búsqueda de consensos, de formas y maneras democráticas en medio de un escenario político dividido. Salvo que la influencia latina convierta la política norteamericana en lo que suele verse como espectáculo en nuestras democracias.
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