
EL FALLO CONTRA EL BLOGUERO GODOY:
Nadie puede dudar que desde el punto de vista jurídico el fallo de la juez aprista del 33º Juzgado Penal de Lima, Flor de María La Rosa La Rosa, contra el bloguero y abogado Alejandro Godoy, autor del blog DESDE EL TERCER PISO, es juridicamente absurdo, inconsistente; una leguleyada sin fundamento, lógica, ni razón jurídica, que lo más probable es que sea revocada por la instancia superior. En ese sentido, desde nuestro punto de vista, la resolución no es una amenaza contra la libertad de expresión. Lo que más bien expresa un fallo como el de la Sra. La Rosa, es que en este país, sin rubor ni verguenza, por incapacidad o por dinero, personas que en nombre de la nación adminsitran justicia, pueden evacuar sentencias que muestran no solo la grave crisis del poder judicial, sino la crisis moral y etica que vive el país.
Resulta inconcebible pensar, que una señora que ha pasado por una universidad, que es juez, que probablemente gracias a que es juez , es también "profesora nomás" de derecho (en esa fábrica de profesionales o de titulos profesionales para hablar con propiedad, en la que se ha convertido la mercantilizada universidad en el Perú, donde se es profesional a distancia o bachiller con pago de billete de por medio) pueda evacuar una sentencia, donde se considera delito el reproducir informaciones públicadas por otros medios de comunicación con una orientación crítica.
Negar la jurisprudencia y la doctrina con un cantinflezco y cojuridico sentido del deber y del saber es imposible. Por eso para justificar este indignante fallo, lo más coherente es pensar, que alguien recibio presiones o billete para que se evacue la sentencia de marras contra Godoy. Porque la justicia en el Perú, tiene los parametros de la legalidad, del poder del dinero o del valor de la influencia. Ahora bien, cabe preguntarse si una sentencia que no puede sostenerse jurídicamente es un peligro para la libertad de expresión: La respuesta es no. Y es no porque el Sr. Mufarech o sus amigos en el Poder Judicial o en el gobierno, pueden hacer (o que otros hagan) cojudeces, pero ante la presión de la opinión pública o de la propia prensa, es dificil que la sostengan. La clase política peruana detenta el poder, lo ejerce, pero esta tan desligitimada y tan debilitada que hoy por hoy no puede hacer con el país lo que le de la gana.
La prensa peruana convertida en el principal opositor y fiscalizador de la clase política peruana, en el grupo de presión, que marca de una u otra manera la agenda nacional, no puede ver amenzada la libertad de expresión con fallos como éste. Más allá del histrionismo de la frase, este tipo de resoluciones lo que amenzan es esa ilusión de país del primer mundo que quieren vendernos los políticos y prueba además de la crisis moral por la que atravesamos, que tenemos una clase dirigente de pacotilla, que cree que puede hacer lo que les viene en gana y que actua en función de su interes personal y de las componendas a las que puedan llegar entre ellos.
Entre la amenaza y la bravata hay diferencias y la sentencia en favor de Mufarech es una simple bravata que se va a desmontar ante la presión mediática de los medios de comunicación nacionales y extranjeros, de la misma manera como se han desmontado en los últimos años, varios despropósitos jurídicos en los gobierno de Alejandro Toledo o de Alan García. En los proximos días el "machote" Villa Stein va a marcar distancias, Vega Vega se va a lavar las manos y desde el Presidente de la República, hasta el útimo conspicuo dirigente de la cúpula aprista, el partido de la estrella, para desmarcarse, simplemente va a mencionar aquello de la autonomía del Poder Judicial. No hay nada nuevo bajo el sol. La historia esta escrita.
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