jueves, 1 de abril de 2010

N° 103 - EL GENERAL EN SU LABERINTO


"SOY FELIZ CON MI ESPOSA DIJO DESPUÉS DEL AMPAY"



Para un tramposo, es difícil pronunciarse sobre el tema del General Hidalgo. Uno tiene que medir sus palabras, mirar de frente a su mujer y con la frente en alto; asumir poses de político más que de actor, que en el fondo viene a ser lo mismo, aunque no es igual, porque el cinismo de los políticos es natural, auténtico, singular. La infidelidad es en el fondo como el espionaje, todos saben que existe, el problema viene cuando te descubren. Gracias a Dios a mi hasta ahora no me han descubierto infraganti, ni fraganti. He pasado la prueba de pulsaciones, la del ritmo cardíaco, la del polígrafo; interrogatorios con tortura psicológica en las que salí negado y valgan verdades, las borracheras en las que he llegado, me han ayudado a hacerme el imbécil o el desentendido. A pesar de que alguna vez en un error irrepetible llegue a mi casa con el calzón de una nena a la que le termine bajando el motor en medio de un apagón y a las dos horas de conocerla, al final tengo que agradecer a que mi rapidez de reflejos y mi capacidad de improvisación siempre me han salvado. Al final yo no soy un personaje público, soy un ilustre desconocido y si fuera un personaje público tendría que divorciarme de dos de mis esposas, quedarme solo con la primera que es lo válido, lo real y lo legal y reconocer a los hijos (que no viven conmigo) aunque se opongan sus padres. En el fondo siempre he sido un hombre responsable y todos los hijos que no viven conmigo tienen su papá.




En el caso del General Hidalgo, se ha dicho de que es su vida privada, que "por una canita al aire" no se va a dar de baja a un buen oficial y hasta el mismísimo Alan García ha salido a defenderlo, a decir que esta es una maniobra del narcotráfico para desestabilizar la lucha contra la corrupción. En medio de tan distinguidas defensas, en una conferencia de prensa, el General reconoce indirectamente el ampay, se escuda en la privacidad, pero se atreve a contestarle a un periodista indiscreto de que "es feliz con su esposa". El respaldo a la aventura extra marital del general, en lo estrictamente legal ha sido apresurado, no solo porque hay una investigación policial en curso, una reglamentación que ya se ha aplicado a otros oficiales (que inclusive ha sido destituidos) y porque en el fondo, el problema estriba en el conflicto entre la privacidad y la función pública a partir de la ética.


Desde nuestro punto de vista, el que asume un cargo, el que tiene una función pública tiene que tener una conducta ética y una moral que este de acuerdo a la jerarquía del cargo. El conflicto entre la privacidad y la función pública existe desde el momento que la función pública, por la naturaleza social del encargo, modera los actos de la vida privada. El General Hidalgo puede ser feliz con su esposa, puede, siendo feliz en su hogar, a pesar de rezar cien rosarios, sucumbir a los encantos de una joven oficial de su institución o de una bella dama que no tenga relación con la policía, eso es humano y entendible. Pero lo que no puede hacer el general, si finalmente cede a la tentación de la carne y es infiel; es usar el carro del servicio, utilizar un DNI falso para ir al telo y exponerse a que la gente lo identifique. Al choro monse habría que sumar el tramposo monse, por confiado.


Lo que hizo el Sr. Hidalgo (con su inofensiva y supuestamente privada "canita al aire") es exponer su privacidad y la majestad de su cargo. Por eso es que fue filmado no por narcotraficantes o paparazzis sino por enemigos al interior de la institución, personal que seguramente lo ha venido siguiendo en un minucioso operativo de inteligencia. El mandato público, el cargo público, obliga a conducirse en la vida privada de manera tal que los actos de la vida privada no afecten la majestad y la dignidad del cargo público. Al final de cuentas, como el General Hidalgo tiene padrino, nada le va a pasar, la investigación de seguro va a concluir que el hecho forma parte de su vida privada y el General feliz y enamorado de su esposa, seguirá trampeando en hoteles de paso, esta vez sin necesidad de un DNI falso, porque tenemos que respetar su "vida privada".


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