En lo estrictamente jurídico, el indulto a Crousillat (como finalmente lo fue) si puede ser revocado. Es un acto jurídico, un acto administrativo y como tal es pasible de ser anulado, sin afectar la estabilidad jurídica, el estado de derecho, ni la institución presidencial o constitucional. El indulto al significar un perdón a la pena, no se equipara (como acto jurídico constitucional) a la cosa juzgada, ya que la gracia presidencial no es una sentencia, sino un acto de voluntad, que tiene efectos jurídicos sobre una sentencia, pero que (insistimos) no es una sentencia (y como tal puede ser revocado) por ser un acto que nace de la voluntad del agente que es el Primer Mandatario de la Nación, quien no es infalible, se puede equivocar o ser inducido a error. Al final aquellos que sostienen que el indulto es una sentencia y que revocarlo afecta la condición de cosa juzgada, se olvidan que en el derecho existe la nulidad de cosa juzgada fraudulenta.
Como resultado de que la revocatoria, se funda en el hecho de que los documentos con los que se tramitó el indulto estaban viciados de nulidad, eran informes falsos, falseados; Crousillat gozando de buena salud, fue visto en Asia, almorzando oviparamente y buscando que le admitan cautelares en Chiclayo para recuperar el canal. El Broakcaster, no esta próximo a estirar la pata y el indulto, además de liberarlo, comprobó ante la opinión pública, que Alan García, no solo es un excelente encantador de serpientes, sino que tiene poderes de sanación.
En un país donde la política y los políticos no dan puntada sin aguja, la posición del Presidente y del partido aprista, fue evolucionando, de un humanismo, altruista, democrático y cristiano hacia una lavada de manos que mostraba (antes que el escándalo le reviente en la barriga) a un García ingenuo, bien intencionado y que decía sentirse burlado por un trinquete (en el que supuestamente nada tenía que ver) que consistía en presionar a los propietarios de CANAL 4 para que se dobleguen a los requerimientos de Alfonso Ugarte, ante la inminencia de un proceso electoral. Y como la escopeta aprista tienen dos cañones, si el liberado broakcaster recuperaba América Televisión, al igual que Genaro con Toledo, el agradecimiento iba a ser grande, porque el APRA siempre cobra sus favores. Es por eso que en un principio se pretendio politizar el tema, abrir una investigación en el Congreso, basándose en el interés que también mostró Toledo por CANAL 4.
En ese escenario, Aurelio Pastor, saca la fulera; las formas autoritarias, soberbias y prepotentes tan comunes en la política peruana, donde hay patancitos de todo pelaje y edad, a los que no les gusta la crítica y a los que el poder les da la audacia necesaria, para hablar estupideces, con aires de solemnidad y de verdad absoluta. Y como su padrino, Don Jorge Del Castillo Gálvez es ya Secretario General, Pastor defiende a capa y espada lo indefendible, habla de legalidad, de institucionalidad, se cobija en el "pueblo aprista", amenaza y denuncia intereses de los actuales administradores de CANAL 4 y jura renunciar a su cargo de Ministro de Justicia, si el Presidente García revoca el indulto.
Pero en este país, donde la cultura del hueveo esta institucionalizada y donde los peruanos nos pasamos hueveandonos los unos a los otros, la palabra empeñada vale muy poco Y resulta que García revoca el indulto, a Crousillat lo busca la policía y a Aurelio Pastor le da alzheimer. Termina comiéndose sus palabras, negándose a renunciar y mostrando una total falta de ética y de respeto hacia el ciudadano o hacia elector, con argumentos demagógicos que ofenden la inteligencia ajena.
Y entre idas y venidas de la Comisión Política del APRA, García aplica la lógica, su instinto de supervivencia, la conveniencia política para evitar que el escándalo y la prepotencia corroan a un régimen y afecten a un partido que no va a volver a enemistarse con los Miro Quesada. Y a pesar de tanto cacarear, Aurelio Pastor se va sin pena ni gloria, como tenía que ser, como lo mandan los cánones de la frágil institucionalidad que tenemos. Lo que vienen son paños fríos, un partido aprista mirando al techo, responsabilizando a funcionarios de menor grado de un indulto que por la importancia del beneficiado no era un indulto más y cuyas consecuencias eran previsibles. Lo que viene es un fuga con sonata, de esas que no encuentran a nadie. Una caricatura más de la política peruana actual, con membretes que se llama partidos políticos, con políticos que estan lejos de ser ejemplos de decencia y de docencia. Lo de Crousillat muestra una política con caretas de cinismo y de falta de ética. Una prueba más de que García (que por la mañana en una inauguración criticaba a los políticos) puede ser autor intelectual de muchas barbaridades durante su régimen; pero tiene el cinismo y la habilidad suficiente para ponerse a distancia.
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