miércoles, 17 de febrero de 2010

N° 97 - PIQUEO CRIOLLO


LO QUE NO SE ESCRIBIÓ
SOBRE LO QUE SE TENIA QUE ESCRIBIR




Mil disculpas a los lectores de este blog. A los que han reclamado por las actualizaciones y a los que las han esperado en silencio. Como bien dijo mi buen amigo Marcial Pérez, el compromiso con el lector no tiene justificativos. Y aquí estoy, ensayando una líneas sobre diferentes temas que quedaron postergados en el tintero y prometiendo a mis lectores retratar de inmediato mis impresiones sobre la agenda nacional e internacional.


En principio el requerimiento del bono policial generó un conflicto no solo al interior de la institución, sino también al interior del gobierno. El tema demostró cuan "político" e irresponsable puede resultar el Congreso al aprobar e insistir en una bonificación que no tiene base presupuestal, que pondría en peligro las finanzas públicas (porque en economía no se puede arreglar un tema sin des financiar o desarreglar otro) y que lo que debe generar como respuesta, es una política remunerativa estatal, general, definida y concreta; que solucione las distorsiones y corrija las injusticias en diversos sectores del aparato estatal. Por primera vez en muchos años, varios suboficiales han salido a protestar (entre ellos destaca el Sub Oficial Rogelio Escalante quien ha ido más allá de una reivindicación remunerativa y ha denunciado la corrupción en la institución y reformas que pueden ser discutibles pero significan una visión y una preocupación del estamento policial) y reclamado que la oficialidad no los deje solos. Sin justificar la queja, el hecho es inédito y debe merecer algo más que un bono primero para viudas y discapacitados. El gobierno debe tomar el toro por las astas e impulsar antes de irse, una reforma en los salarios del estado, que progresivamente le de al empleado público un ingreso justo y digno.

En ese contexto, el enfrentamiento y las magulladuras sufridas por Giampietri, al defender el incremento remunerativo de las fuerzas armadas, prueban que en el tramo final de su mandato, el almirante ya no es tan importante, ya no representa el puente con los Estados Unidos y concretamente con la CIA, que necesito García para ser Presidente y para obtener (al principio de su mandato) la confianza de los pinches gringos. Siendo el gobierno de Alan García, uno de los regímenes más conservadores de la región, los Estados Unidos saben que García no hará nada que cause incomodidad en la Casa Blanca.

Y como García es conservador, tampoco se va a enemistar con la Iglesia, ni tampoco con Cipriani, a quien no solo besa fervorosa y religiosamente en la mano, sino que condecora. Es decir García no va a denunciar el Concordato, esto es el tratado que el 24 de Julio de 1980, firmara Morales Bermudez con la Santa Sede y que otorga al Vaticano o mejor dicho a la Iglesia Católica, un sistema de subvenciones, exoneraciones, benéficos tributarias y franquicias, así como un Vicariato Castrense con una serie de prerrogativas, que hoy en día resultan inaceptables.

Yo soy católico, apostólico, hincha del glorioso Sport Boys del Callao y me he educado en "colegio de curas" o mejor dicho de hermanos, de los Hermanos de La Salle, de cuya instrucción y formación complementaria a la de mi hogar, estoy agradecido; pero creo que el Perú debe ser un Estado laico, con igualdad de cultos y respeto a la igualdad religiosa consagrada por el Art. 2º de la Constitución. En esa realidad, estamos frente a un tratado que permite la discriminación religiosa, que genera una serie de granjerías que en esta época resultan poco democráticas e intolerantes, en un contexto en el que hay un avance significativo de otras confesiones con relación a la Iglesia Católica. El tema debe ser parte de la agenda democrática de la nueva elección presidencial y esperemos que la sensatez, la justicia y el espíritu democrático se impongan a la cucufatería.


Y si de justicia se trata, el poder judicial controlado por el aprismo y con su operador político Vega Vega sigue dando que hablar, no solo se trata del mensaje que se da al desaprobar al fiscal Avelino Guillén, que actuó eficientemente en el proceso a Fujimori, se trata de las movidas y los trinquetes, para armar el soporte jurídico que permita al indultado Crousillat regresar a CANAL 4 y pagar éste, posteriormente el favor político a Partido Aprista. Igual han hecho siempre los políticos en el poder con Delgado Parker o con los Winter o con Shultz (y no solo Montesinos) controlar los medios de comunicación, merecer el favor de la televisión, es un instrumento de manipulación política en la perspectiva del poder. Y si a esto se suma la insólita absolución del Alcalde de Pucallpa y la resolución que repone a Javier Ríos en el Tribunal Constitucional (y no solo eso sino que establece que el juez lo va a juramentar si el Tribunal Constitucional no lo hace) eso prueba que en materia jurídica cualquier cosa puede pasar en el Perú.

Al final lo que queda de la agenda nacional es que comienza el mambo electoral en el Perú. Que una vez más las elecciones en Lima por el sillón de Nicolás de Rivera van a ser políticas. Que solo Lourdes Flores puede (en un país donde la moral y la ética no cuentan) hacerle sombra a un candidato como Alex Kouri , que lidera las encuestas y tiene la imagen de hombre eficiente, a pesar de los malos olores de su Vía Expresa. En lo que se refiere a las elecciones presidenciales, Toledo reapareció histriónico, melancólico y verborreico como siempre; Bayly crece a pesar de sus inconsistencias programáticas, como aquella de no tener representación parlamentaria o lo de las fuerzas armadas; yen todo caso, habrá que seguir atentamente su evolución. Lo sucedido en los últimos días, deja en claro que no solo en el Poder Judicial cualquier cosa puede pasar, electoralmente en el Perú, también todo es posible. Y el mayor problema de todo esto, es que la clase política no aprende de los golpes. Solo se quedan en la sensualidad del poder, en la seducción del elector, en la imagen de lo que no se es.

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