jueves, 25 de febrero de 2010

N° 98 - LA BODA DE ELLA


EL PERMISO A FUJIMORI PARA LA BODA DE SACHI


En un país donde los valores, los principios, la decencia y el respeto a la cosa pública no están bien posicionados o son relativizados. En un país donde según el imaginario popular, todos roban o se enriquecen a costa del erario nacional, la autorización a Alberto Fujimori para que asista a la boda de su hija Sachi Marcela, en la capilla de la DINOES, debe ser vista, no desde el punto de vista humanitario, sino como una pugna entre valores en conflicto en la sociedad peruana.


Si en una sociedad (en la que supuestamente todos somos iguales ante la ley) el gobierno, a un individuo que ha robado, que se ha enriquecido ilícitamente y que ha sido condenado por delito contra los derechos humanos, le permite determinados privilegios y entre estos asistir al matrimonio de su hija, apelando para justificar la medida, al respeto a los derechos humanos, a su condición de ex presidente, a que la política debe ser magnánima y a que negarle la autorización des legitima el sistema democrático y lo determina como un instrumento de venganza. En el marco de esa justificación, el sentido moral y ético de la sanción desde el punto de vista real y objetivo, resulta condicionado y por debajo de elementos que deben sostener la democracia y el estado de derecho.


Si un ciudadano común y silvestre, si un preso cualquiera pidiera una licencia similar, esta de seguro sería denegada. pero como se trata del Sr. Fujimori, con cuyo brazo parlamentario tiene el APRA una alianza subterránea de intereses comunes, esta es aceptada. No importa que en las afueras de la estación policial los Fujimoristas armen un show mediático y propagandístico; no importa que para el ciudadano común y corriente, este sea un mensaje de que los peruanos no somos iguales, porque los que tienen dinero, relaciones y poder o contactos con el poder tienen un status diferente. Para la clase política peruana, para los pares entre pares, hay que ser "humanitario, demócrata y compasivo". Y el precedente que se esta generando puede ser nocivo para un sistema penitenciario que no es nada confiable.


Esta grotesca concesión que ofende la dignidad de un país y resquebraja la moral pública y el principio de igualdad, va a ser facturada y cobrada en algún momento por el APRA, de eso no hay duda; el problema es que la terminaremos pagando también todos los peruanos. En este contexto, no llama la atención que parlamentarios que son opositores -ante las cámaras de televisión o los micrófonos de las radios, pero en privado oficialistas- hayan apoyado el permiso alegando con mayor histrionismo, no solo la democrática humanidad en la que se apoya Velasquez Quesquen, sino apelando al cristianismo y al mismo fariseísmo con el que negocian por debajo de la mesa sus granjerías y sus negocios privados a partir del cargo público.

Como en la política peruana la ética, los principios, los valores y la moral no existen; como para la clase política peruana esta democracia de trastienda con masas cucufatas, ignorantes y sin cultura cívica, puede ser fácilmente manipulable o encandilada con frases efectistas y discursos gaseosos; el permiso a Alberto Fujimori no significa nada más que un pacto por debajo de la mesa (con la complicidad de algunos actores políticos que juegan a hacer oposición para defender sus intereses) que todos van a saber pero nadie va a poder probar o neutralizar. Es decir estamos una vez más frente a la manida impunidad imperante en la sociedad y en las instituciones peruanas.
Y es que el permiso es ilegal. El Art. 43º del Código de Ejecución penal establece con meridiana claridad que el permiso de salida se obtiene por enfermedad grave; por nacimiento de hijos del interno; por realizar gestiones extraordinarias que requieren la presencia del interno y para realizar gestiones para trabajo y alojamiento ante su inminente liberación.

En el contexto descrito es posible que la hija de Montesinos se case en la Iglesia de la Virgen del Pilar y que Alan García con la misma humanidad y talante democrático que exhibe ahora le de permiso. Tal vez el 2016 si llega nuevamente al poder, García diga que Fujimori y Montesinos están viejos, que la democracia debe ser compasiva y los indulte como lo hizo con Crousillat, un individuo a través del cual se pudo ver los poderes de sanación de García: No solo se curó de sus mortales dolencias cardíacas, ahora vital y activo, hasta quiere recuperar Canal 4.

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