
A PROPÓSITO DE LOS MTB
2000 Y OTRAS NECESIDADES:
En el Siglo XXI, creo que en el país se tiene que ser terco en insistir que, el Perú no va a cambiar o mejor dicho va a cambiar algo para que todo siga igual, si es que no hay una revolución en la educación y en la cultura nacional, si no hay políticas para revaluar la importancia de los valores, de los principios y la decencia en la sociedad y sobre todo en la política. En realidad con la casta política que tenemos no vamos a llegar muy lejos, vamos a seguir dando vueltas en círculo. Hay una diferencia abismal entre los políticos de solera de antaño, con los que producen (e insisten) los partidos en presentar en sociedad hoy en día. Si no son las mismas caras de siempre, se saca del anonimato personajes que ven en la política la posibilidad de satisfacer su vedettismo político, de solucionar su falta de protagonismo o sus problemas económicos.
La política esta tremendamente desprestigiada, el político es mal visto y los partidos políticos están inmersos en una crisis de representatividad, de ideas y de contenidos, que lo más probable es que el futuro, sea el de una partidocracia que arrastre la democracia peruana, a una forma de hacer política en la que lo que cuente es la desistitucionalidad, lo coyuntural, el liderazgo económico, el fraccionamiento interno en función de interés personales o de grupo, la agudización de la presencia mediática de las cúpulas partidarias, de los oportunistas e impresentables de siempre y el desgaste de un sistema que finalmente encuentre el aventurero o el demagogo de turno que capitalice ese movimiento pendular que a contrapie de lo avanzado nos devuelve históricamente al mismo sitio.
El caso del bono congresal, los casos de Allison y del Ministro Pastor; el viaje de placer de la Congresista Sasieta (que quedo mal parada después de la réplica del programa dominical que la denunció) las peleas de los congresistas apristas acusándose de corruptos, de traficantes de influencias; el bajo índice de aprobación del Congreso, la forma como se presentan en sociedad los tanques chinos al país y la posibilidad latente de que el corrupto fujimorismo (ahora con Keiko Fujimori a la cabeza) llegue nuevamente al poder; son una muestra, no solo de la tugurización orgánica de todo lo que significa hacer política en el Perú, sino también de la forma como percibe la política (y materializa su rechazo) el electarado peruano.
En el contexto en el que se mueve la política peruana, el folklorismo, la demagogia, la falta de criterio, el oportunismo y el beneficio personal, sobresalen a las formas y maneras democráticas, a la institucionalidad, a la capacidad y a la imaginación en el poder. Y el peligro es que el manejo tecnocrático de la cosa pública que se impone tercamente en los últimos tiempos como forma de gobernar (a pesar del mercantilismo que se quiere pasar como liberalismo) termine finalmente cediendo al oportunismo y a la necesidad política de intereses privados. Esa es finalmente la recomendación dejada por Michael Porter por las que se han rasgado las vestiduras diversos políticos comenzando por el mismísimo Alan García, para quien el país gracias a su liderazgo y su gobierno cuasi pierolista nos impulsa según él al Siglo XXI.
Lo concreto y lo real que no se necesita ser un profundo "conocedor del Perú" o ser un erudito; basta sufrir la clase política peruana, leer un propio de historia y ver las cifras, para afirmar que no somos competitivos, que seguimos insistiendo en un modelo primario exportador, que no tenemos políticas de largo plazo, que el crecimiento no ha significado redistribución de la riqueza o reducción de la pobreza en las zonas altas de la sierra peruana, a pesar de programas como Sierra Exportadora. Porque es cierto que como nos hemos quedado en el efecto privatizador de la inversión extranjera y no en el del desarrollo industrial y tecnológico que genera progreso, nuestro crecimiento esta sujeto a los vaivenes del mercado y de la política criolla.
La revolución de la educación, de la cultura y de la política, son las bases para luchar contra la pobreza. Como bien dice Porter no hay crecimiento económico sin progreso. Y nosotros tenemos crecimiento económico, pero lo que encarna el concepto de progreso es algo todavía distante para un número significativo de peruanos.
Ese tal vez sea el otro tanque que necesitamos para defender también los intereses de la patria. Sin querer pegarla de experto en temas militares, en lo que se refiere a la adquisición del los MTB 2000, estamos seguros que la decisión es política y no técnica. Si la oferta china subsano las iniciales objeciones a la compra, tenemos un tanque moderno de acuerdo a nuestras reales posibilidades económicas que va a reemplazar nuestro viejo parque de blindados T55. Una compra que viene acompañada con otras adquisiciones de soporte y que conforman el núcleo básico de defensa. Lo cuestionable esta en el figurettismo del Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, en su falta de inteligencia emocional, en su carencia nivel de estadista, en su proclive inclinación como animal político a sacarle provecho a todo acto de gobierno, sin importar si lesiona la majestad de una institución tutelar del país. En fin cosas de la clase política, de los líderes que sufrimos y tenemos, de los viejos tanques tanques de la política criolla.