viernes, 27 de noviembre de 2009

N° 94 - LOS VIEJOS TANQUES DE LA POLÍTICA CRIOLLA


A PROPÓSITO DE LOS MTB
2000 Y OTRAS NECESIDADES:



En el Siglo XXI, creo que en el país se tiene que ser terco en insistir que, el Perú no va a cambiar o mejor dicho va a cambiar algo para que todo siga igual, si es que no hay una revolución en la educación y en la cultura nacional, si no hay políticas para revaluar la importancia de los valores, de los principios y la decencia en la sociedad y sobre todo en la política. En realidad con la casta política que tenemos no vamos a llegar muy lejos, vamos a seguir dando vueltas en círculo. Hay una diferencia abismal entre los políticos de solera de antaño, con los que producen (e insisten) los partidos en presentar en sociedad hoy en día. Si no son las mismas caras de siempre, se saca del anonimato personajes que ven en la política la posibilidad de satisfacer su vedettismo político, de solucionar su falta de protagonismo o sus problemas económicos.

La política esta tremendamente desprestigiada, el político es mal visto y los partidos políticos están inmersos en una crisis de representatividad, de ideas y de contenidos, que lo más probable es que el futuro, sea el de una partidocracia que arrastre la democracia peruana, a una forma de hacer política en la que lo que cuente es la desistitucionalidad, lo coyuntural, el liderazgo económico, el fraccionamiento interno en función de interés personales o de grupo, la agudización de la presencia mediática de las cúpulas partidarias, de los oportunistas e impresentables de siempre y el desgaste de un sistema que finalmente encuentre el aventurero o el demagogo de turno que capitalice ese movimiento pendular que a contrapie de lo avanzado nos devuelve históricamente al mismo sitio.

El caso del bono congresal, los casos de Allison y del Ministro Pastor; el viaje de placer de la Congresista Sasieta (que quedo mal parada después de la réplica del programa dominical que la denunció) las peleas de los congresistas apristas acusándose de corruptos, de traficantes de influencias; el bajo índice de aprobación del Congreso, la forma como se presentan en sociedad los tanques chinos al país y la posibilidad latente de que el corrupto fujimorismo (ahora con Keiko Fujimori a la cabeza) llegue nuevamente al poder; son una muestra, no solo de la tugurización orgánica de todo lo que significa hacer política en el Perú, sino también de la forma como percibe la política (y materializa su rechazo) el electarado peruano.

En el contexto en el que se mueve la política peruana, el folklorismo, la demagogia, la falta de criterio, el oportunismo y el beneficio personal, sobresalen a las formas y maneras democráticas, a la institucionalidad, a la capacidad y a la imaginación en el poder. Y el peligro es que el manejo tecnocrático de la cosa pública que se impone tercamente en los últimos tiempos como forma de gobernar (a pesar del mercantilismo que se quiere pasar como liberalismo) termine finalmente cediendo al oportunismo y a la necesidad política de intereses privados. Esa es finalmente la recomendación dejada por Michael Porter por las que se han rasgado las vestiduras diversos políticos comenzando por el mismísimo Alan García, para quien el país gracias a su liderazgo y su gobierno cuasi pierolista nos impulsa según él al Siglo XXI.

Lo concreto y lo real que no se necesita ser un profundo "conocedor del Perú" o ser un erudito; basta sufrir la clase política peruana, leer un propio de historia y ver las cifras, para afirmar que no somos competitivos, que seguimos insistiendo en un modelo primario exportador, que no tenemos políticas de largo plazo, que el crecimiento no ha significado redistribución de la riqueza o reducción de la pobreza en las zonas altas de la sierra peruana, a pesar de programas como Sierra Exportadora. Porque es cierto que como nos hemos quedado en el efecto privatizador de la inversión extranjera y no en el del desarrollo industrial y tecnológico que genera progreso, nuestro crecimiento esta sujeto a los vaivenes del mercado y de la política criolla.

La revolución de la educación, de la cultura y de la política, son las bases para luchar contra la pobreza. Como bien dice Porter no hay crecimiento económico sin progreso. Y nosotros tenemos crecimiento económico, pero lo que encarna el concepto de progreso es algo todavía distante para un número significativo de peruanos.

Ese tal vez sea el otro tanque que necesitamos para defender también los intereses de la patria. Sin querer pegarla de experto en temas militares, en lo que se refiere a la adquisición del los MTB 2000, estamos seguros que la decisión es política y no técnica. Si la oferta china subsano las iniciales objeciones a la compra, tenemos un tanque moderno de acuerdo a nuestras reales posibilidades económicas que va a reemplazar nuestro viejo parque de blindados T55. Una compra que viene acompañada con otras adquisiciones de soporte y que conforman el núcleo básico de defensa. Lo cuestionable esta en el figurettismo del Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, en su falta de inteligencia emocional, en su carencia nivel de estadista, en su proclive inclinación como animal político a sacarle provecho a todo acto de gobierno, sin importar si lesiona la majestad de una institución tutelar del país. En fin cosas de la clase política, de los líderes que sufrimos y tenemos, de los viejos tanques tanques de la política criolla.


miércoles, 18 de noviembre de 2009

N° 93 - ¿CUERDAS SEPARADAS?....

O LA SOGA AL CUELLO

La sociedad peruana es una sociedad que no se destaca por priorizar, por hacer prevalecer y por desarrollar entre sus miembros, principios, valores, normas éticas y morales. Tenemos una idea muy singular de Estado y una ausencia del concepto de nación, que se refleja en la incapacidad de construir una, en más de ciento ochenta años de vida republicana. Por lo general tenemos un doble estándar para todo y actuamos según nuestra propia, particular y personal conveniencia. En el contexto anteriormente descrito, una constante de la clase política peruana en los últimos años, es mantener un crecimiento mercantilista basado en una inversión extranjera con una normatividad bastante permisiva (y en algunos casos bastante cuestionable) con contratos-ley que no pueden ser modificados por el Congreso de la República. Es decir para el Perú, la apertura irrestricta del mercado es igual a crecimiento económico, las inversiones extranjeras y las nacionales son iguales y por tanto, en esa visión de política económica no hay sectores estratégicos y de lo que se trata es firmar la mayor cantidad de TLC posibles para jugar política y electoralmente en la interna con las cifras.

En el caso chileno, la inversión de nuestros vecinos del sur es del orden de los Siete Mil Millones de Dólares (US. 7,000'000,000.00) y esta bastante diversificada. Una inversión que es abrumadora frente a los aproximadamente Un Mil Millones de Dólares (1,000'000,000.00) de la inversión peruana en Chile. Al hacerse público el incidente del espionaje chileno, hay diversas voces que expresan que a tenor de esta inversión, las relaciones comerciales "no se pueden perjudicar", porque generan trabajo, inversión y etc. etc. etc. y que hay que tratar de llevar este incidente, lo político diplomático y lo comercial, por "cuerdas separadas".

Y lo concreto y lo real, es que el incidente de espionaje perjudica y enturbia nuestra relación con Chile, como lo perturban las significativas compras de armamento y las acciones poco amistosas de nuestros vecinos distantes, que son históricas, de vieja data y que van desde los maltratos a los peruanos de Tacna y Arica durante el periodo del cautiverio, pasando por la venta de armas al Ecuador en época del conflicto de el Cenepa y terminan en las últimas maniobras militares.

No puede haber "cuerdas separadas" en nuestras relaciones con Chile, por la conducta histórica y permanentemente agresiva de la democracia militarista chilena con el Perú, una actitud que no va cambiar en el plano comercial, primero porque en los hechos hay una relación comercial dispar y asimétrica, que nos lleva a firmar un Tratado comercial bilateral igualmente dispar, con quienes son los creadores de los TLC.

Si se quiere consagrar un tratado comercial a como de lugar, con la firma de un TLC que es desigual y oneroso para el país. Con un TLC que le da a los Chilenos (a diferencia de nosotros) la posibilidad de rechazar las solicitudes de inversión y a regular los términos y condiciones de la inversión; un TLC que acepta someter las controversias entre el Estado y un inversionista al arbitraje internacional y no a la justicia ordinaria de cada país; lógicamente se atenta contra nuestra soberanía y favorece al país que tiene mayor inversión, a los grandes capitales chilenos en el Perú, facilidades que da el gobierno aprista o sus negociadores, por el solo hecho de querer exhibir electoralmente un TLC más en su gestión.
En el marco descrito, justificar el TLC con Chile hoy, en la firma del Tratado de Montevideo de 1980 que da origen a la ALADI, es un error; en principio porque ese es un acuerdo general para la búsqueda de un Mercado Común Latinoamericano, un acuerdo de integración económica en el que no podemos enfundar nuestra compleja y singular relación con Chile ni mucho menos justificar que éste TLC (que es otro tipo de instrumento comercial, en otra época y en otras circunstancias) no pase por el Congreso. Desde nuestra perspectiva, de lo que se trata, no es de no firmar el TLC con Chile, sino del hecho de que hay que mirar las cosas dentro de la realidad actual y del criterio general y uniforme de nuestra compleja relación con los del mapocho, considerando las compras de armamento, las actitudes, la conducta y los conflictos, para que su aprobación, por tratarse de una relación o un tema que tiene a Chile como protagonista (y por tanto tiene que ver con la seguridad nacional) se de en el Congreso en medio de un gran debate nacional.

En concreto, el tema de la relación con Chile es para nosotros un tema integral que afecta a la seguridad nacional y que en el caso del TLC debe pasar por el Congreso. El incidente de espionaje debe ser visto en ese contexto, rebajando el nivel de nuestra representación diplomática. Tomar acciones soberanas y de dignidad nacional es lo menos que se puede esperar del gobierno, del Estado y de la nación. Cain y Abel también eran hermanos, tenían la misma sangre, el mismo origen y un mismo destino común.

viernes, 13 de noviembre de 2009

N° 92 - ESPIONAJE, ARMAMENTISMO Y TLC




CHITA LA PAYASA:
¿SE VIENEN LOS CHILENOS?




Frente a la masiva compra de armamento chilena, que no es una renovación de material en desuso, sino una definida política armamentista, por la que Chile pretende convertirse en una potencia militar intermedia en América Latina, para defender y cautelar sus inversiones económicas en el continente, para desarrollar en un mundo donde escasean cada vez más los recursos naturales, la teoría del espacio vital que garantice su desarrollo y su supervivencia o para imponer por la razón o por la fuerza, sus fronteras y sus visiones geopolíticas; frente a ese espectro, nosotros hemos apostado ingenuamente (como siempre) por hablar de paz, de amistad, de hermandad, de desarrollo, de combate a la pobreza. Hemos optado por promover campañas internacionales de desarme, por fomentar en Latino américa, el control en la compra de armamento; es decir hablamos de los vínculos históricos con Chile, nos vestimos con una túnica blanca y regalamos ramas de olivo. Y lo más dramático de todo esto es que nuestros vecinos nos ignoran, nos minimizan,nos miran por debajo del hombro y en el tema del equilibrio militar, es tan marcada la diferencia entre Perú y Chile en cuestiones de armamento, que si los sureños quisieran firmar el acuerdo que promovemos, nos dejarían con el peligro latente y con una desventaja significativa.

Pero nuestros gobernantes o nuestros políticos, como están más interesados en sus intereses personales o partidarios, como su miopía en relación a la historia y a la visión de futuro de una patria que no han sabido construir, les impide ver las cosas con un sentido global; insisten a pesar de todo lo anterior, en un TLC con Chile como si fuera un simple acuerdo comercial, un acuerdo más; sin considerar las implicaciones de nuestras complejas relaciones con los sureños. Y el Ministro Cornejo y la Ministra Araoz, que desconocen la dignidad del cargo, hablan de que "las relaciones comerciales" con Chile no se deben perturbar.

El hecho es que el TLC de marras debió pasar por el Congreso porque todo lo que tiene que ver con Chile tiene que ver con la defensa nacional y no se puede hablar en ese sentido de "cuerdas separadas". Porque frente a tan delicado panorama, es necesario serenidad pero también firmeza, salvo que Alan García y su compañía crean que en el futuro, el gobierno chileno, se va comprar el sueño integracionista y filial que propiciamos (con fraternal ingenuidad) se va a quedar inmóvil ante cualquier medida gubernativa peruana que afecte significativamente sus inversiones en el Perú o va finalmente, a acatar calladamente, el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya que nos de la razón.

Y en la tarea de imponer antes que el interés nacional, su criterio mercantilista, avasallando la legalidad, consiguiendo réditos políticos y obteniendo una buena imagen electoral; el gobierno recluta al Dr. Javier Alva Orlandini, antes que como abogado, como lobbysta; un personaje que piensa en la quincena y en su bolsillo, que se olvida que por ética no puede ser asesor del gobierno en el tema del TLC con Chile ante el Tribunal Constitucional, porque ha sido su Presidente y tiene información privilegiada y contactos. Porque además de anti ético es políticamente inconveniente, que tan experimentado y curtido político, patrocine al gobierno siendo Presidente de ACCIÓN POPULAR, que dice ser un partido de oposición. Y en esa misma dirección, esta el Decano del Colegio de Abogados de Lima, que dejo de lado la histórica tradición de independencia del decano de los colegios profesionales del Perú por enfundarse un jugoso cheque. Es por esta y otras cosas más, que el TLC con Chile debe suspenderse, debe llevarse al ámbito parlamentario para generar un amplio debate nacional.

Y así llegamos al incidente del espía que felizmente no se esfumo sino que se descubrió y que debe merecer además de la acertada reacción gubernativa en el tratamiento del tema, si bien no la ruptura de las relaciones con Chile, si el retiro de nuestro embajador, la suspensión definitiva de la visita de la Ministra Araoz y el dejarnos de cojudeces. Estamos obligados a mirar siempre a Chile con recelo, como vecinos distantes, con la formalidad diplomática de las relaciones internacionales, pero sin el clásico y cálido y peruanísimo "hermanito", que abre de par en par las puertas de la casa y da la espalda, a veces por nada. Necesitamos re potenciar nuestra capacidad defensiva, comprar lo que necesitamos comprar y no simplemente reparar armamento. La mejor garantía para la paz con una democracia militarista agresiva como la chilena, es tener la capacidad disuasiva suficiente para enfrentar una guerra. La visiones de Castilla y la traumática experiencia de 1979 debemos tenerlas siempre presentes. Salvo que choquemos dos veces con la ingenuidad y la incapacidad de nuestra clase política.

jueves, 12 de noviembre de 2009

N° 91 - "ALAS PERUANAS"

EL NEGOCIO DE LA EDUCACIÓN:


En éste país en el que todo se puede, en el que es un deporte nacional sacarle la vuelta a la ley; en el que las relaciones y el poder consiguen grandes repartijas, la educación superior se ha convertido en un negocio y en un negociado. Hoy existen en el Perú, fábricas de profesionales, (universidades se les sigue llamando) para todos los bolsillos y para todas las necesidades; en realidad universidades para todas las economías hay en diversas partes del mundo, la diferencia es que si uno estudia en una universidad americana de medio pelo, lo que cuenta no es la universidad sino el que "se ha estudiado en Estados Unidos", así sea un simple diplomado. Pero en un país subdesarrollado como el nuestro, donde no hay una cultura de valores, de moral pública y de principios éticos; donde lo que cuenta es la imagen, el parecer y no el ser, donde no importa el carácter formativo, el tipo de profesional que egresa, ni hay políticas de desarrollo basadas en la investigación; el efecto de este mercantilismo educativo es desbastador, porque no importa el conocimiento, la capacidad y la idoneidad del profesional que se forma; lo que interesa a cambio del dinero que se cobra, es el pinche cartón que permite "ser profesional", acceder a un cargo; que implica la posibilidad de un mejor ingreso. Porque lo demás lo hacen las relaciones y los contactos, porque en éste país el que no tiene padrino no se bautiza.

Y en éste escenario, las maestrías de la mayoría de nuestros "Centros de Educación Superior" son más de lo mismo y tenemos "doctores" y "honoris causa" de cartón y de jabón, curriculums impresionantes que se quedan en el papel, porque encarnados en determinados individuos, en sus actos profesionales, no tienen vida ni talento que exhibir. Y para titularse en éste país, ya no se necesita una tesis, basta un cursillo de a "luca gringa" en el que aprueban todos y terminan posando sonrientes con la toga y el birrete para la foto de reglamento.

Como bien dijo Martha Hildebrant, el caso de "Alas Peruanas" es singular, partiendo desde la huachafería del nombre, hasta llegar al hecho de que se trata de una cooperativa de ahorro y crédito, que no solo se convierte en universidad, sino que además de extender el negocio a la educación superior, hace "Rector" a su Gerente de Administración, quien pasa así, de Sub Oficial a "Doctor" en el mismo proceso simbiótico por el que el poder convierte a un congresista con secundaria completa en un ilustrado y con la misma rapidez con la que mediante recursos de amparo y sus conexiones en el Poder Judicial burla la ley.

Con pensiones baratísimas y exámenes para que ingresen hasta los menos calificados y capacitados (por no decir los más brutos) lo que crece es "el negocio" y no la calidad de la educación o del profesional que se forma. Y lo que resulta es un ejército de profesionales taxistas o de gente que en el ejercicio de su profesión, hace y habla cada barrabasada que prestigia a su "alma mater". En el perfil de este nuevo tipo de institución superior en el Perú, como de lo que se trata es de mantener el "bisness" porque se funciona de manera provisional; las relaciones, las prebendas y el tráfico de influencias hacen el resto. Y "la universidad" convierte en literatos y en vallejianos a los Vocales de la Corte Suprema, en "Doctores Honoris Causa" a Congresistas y a miembros del ente del que depende su fiscalización y formalización. Los viajes pagados, los auspicios, los títulos honorarios es la consecuencia lógica de una forma de subsistir o de lucrar.

Si no se cambia este equivocado concepto de universidad mercantilista y popular, la mediocridad del profesional que egresa, un día cualquiera a la manera de Vallejo va a terminar cobrandonos la factura. Pobre país. La universidad en el Perú necesita desodorante.