miércoles, 21 de octubre de 2009

N° 90 - EL ABORTO EN EL PERU


UNA PROPUESTA MODIFICATORIA QUE NO TIENE FUTURO:




Quien escribe estas líneas pretende dejar aquí algunas reflexiones sobre un tema polémico y su folclórico tratamiento en los últimos días. Un tema en el que el Congreso de la República, va a decidir finalmente sobre una modificatoria del Código Penal, que incluye la legalización o despenalización de determinadas formas de aborto, como el aborto eugenésico o el aborto por violación sexual. La modificatoria, incluida en la agenda no por parlamentarios, sino por personajes invitados a la Comisión Revisora del Código Penal con el apoyo sí, de algunos congresistas miembros de número de la citada comisión; no representa la posición institucional del Congreso, menos aún la de los partidos políticos representados en el legislativo. Pero la prensa y organizaciones feministas y pro-abortistas, en medio de partidos políticos (con pocos reflejos) y una sociedad no muy bien informada, dan la impresión de que la modificación es un hecho, a tenor de que no ha pasado la re consideración de llevar la propuesta al pleno del Congreso.

Esta necesaria aclaración, no ha sido dada por los voceros de los partidos representados en el primer poder del estado, quienes en el momento de la discusión para votar una modificatoria, (que previamente tendría que convertirse en anteproyecto) deberían no solo tener una posición institucional, sino que están obligados a difundirla. Algo difícil considerando que es práctica común en la política criolla, por cálculo político electoral, no actuar institucionalmente, para no afectar su imagen pública frente al electorado o para evitar entrar en un debate (del que podrían salir mal parados) con instituciones feministas u ONGs que presionando pretenden defender posiciones que consideran "progresistas". En ese escenario lo más probable es que la votación sea personal; que los partidos dejen en libertad a sus congresistas para que voten según su conciencia.

Sin que haya habido un amplio debate interno, una difusión clara e institucional de la sociedad organizada o de los partidos políticos representados en el legislativo, lo que queda en claro, es no solo la precariedad docente y la falta de influencia de los partidos políticos (por su desgaste y su mala reputación en la sociedad) a la hora de orientar sobre el bien común y la necesidad de defender un principio fundamental del ser humano; sino el que una simple propuesta de reforma, que ni siquiera tiene dictamen, ni anteproyecto, ni agenda aparezca como un hecho consumado. Un grave error de comunicación, ya que en un tema en el que para mejorar su imagen institucional, nuestros políticos o nuestros partidos representados en el Congreso, deberían mostrar su responsabilidad, su sensibilidad y lucidez, actúan tímida y tibiamente pensando en términos electorales. Y ese hecho debe llamar la atención del Congreso. En las últimas encuestas el rechazo ciudadano es bastante grande y en algunos temas (como el que el Congreso es más corrupto que el Poder Judicial) inexacto e injusto.

En éste contexto, mientras que el Ministro de Justicia Aurelio Pastor habla de la falta de votos suficientes para la aprobación de la norma, ningún partido ha tomado una posición corporativa a favor o en contra, aunque todo hace presumir que la citada reforma no va a pasar, porque no todo es negativo en la clase política peruana. Porque en un tema de carácter ético, moral y no necesariamente religioso, la clase política peruana es consciente de la responsabilidad del Estado frente a la defensa a ultranza de la vida humana. Y porque finalmente no somos España o Estados Unidos, Holanda o el Reino Unido.

En principio nosotros estamos en contra del aborto, de legalizar causales que en una sociedad acostumbrada a sacarle permanentemente la vuelta a la ley, terminen abriendo la puerta a una solución facilista frente a embarazos no deseados. Al final de cuentas de que despenalización puede hablarse, si las dos formas de aborto que pretenden legalizarse (la eutanásica y por violación) tienen penas mínimas, penas de tres meses de prisión no efectiva (Art. 120º del Código Penal) que tendrían que asumirse como parte de una decisión personal, con las implicancias de lo que representa en lo ético, psicológico y moral. El tema no debe verse a partir de la individualidad de cada caso.

El tema debe verse desde su universalidad, desde la perspectiva total de una sociedad que defiende la vida como principio básico de su cultura, su existencia y supervivencia. En ese contexto la resolución del Tribunal Constitucional de evitar la distribución gratuita, de la píldora del día siguiente, en hospitales del Estado (aduciendo que científicamente no se ha probado que sea anticonceptiva o abortiva) es no solo una contradicción a un fallo propio anterior, sino un error. Si diversas instituciones como la OMS establece científicamente que esta píldora es anticonceptiva; si no lo es, si es abortiva y se permite su venta o distribución, en farmacias y boticas. se discrimina y distingue entre mujeres pobres y ricas. La resolución del TC estaría en los hechos, no solo convalidando el "supuesto aborto" de manera privada, sino derogando la norma que le da carácter anticonceptivo a la citada píldora.

El Estado, la clase política, los partidos, deben ser más audaces y definidos frente a un tema que no es estrictamente religioso. Que tiene que ver con la vida y con una decisión personal, donde no se puede entrar en generalizaciones porque por la naturaleza de lo que está en juego, cada caso es individualizable. Quienes giramos en torno a la administración de justicia, vemos como en las Salas de Audiencia de los penales, la violación es un tema recurrente, realmente preocupante y que tiene que tener políticas preventivas para evitar el delito. No basta condenar y condenar. Ese es también el asunto.

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