viernes, 18 de septiembre de 2009

N° 88 - "CONFERENCIA MAGISTRAL"


LO QUE NO DIJE QUE DIRIA Y QUE PUDE DECIR:


Cuando puse mi humanidad en el umbral de la puerta, entendí porque llamaban a ese aristocrático ingreso con el nombre de el "Hall de los Pasos Perdidos" rememorando el nombre del vestíbulo del viejo edificio del Congreso de la República. No había un puto pie encima de las trajinadas losas, el local estaba vacío y de la efervescencia política de antaño, lo único que quedaba era ese sepulcral silencio. Mi esposa y mis hijos ingresaron conmigo y la humedad de esta fría noche primaveral que se ha quedado en el invierno, se coló sarcásticamente por el hueco de la suela de mi zapato. Supuestamente debería dar una "Conferencia Magistral" sobre los Partidos Políticos, pero aunque valgan verdades mi capacidad intelectual está lejos de dar conferencias magistrales, haría el intento de no quedar en ridículo. Lo único de "Magistral" que conozco en mi vida, es ese saca grasa argentino, con el que refriego las ollas de mi mujer ante la imposibilidad de comprarle una batería nueva. A la derecha del vestíbulo, en un salón de sesiones color melón, había como mobiliario una mesa de madera cubierta con una felpa verde y como único decorado una gran foto del jefe del partido.

Acomodé a "mi portátil" en la parte delantera del salón y mientras esperaba ilusionado que vinieran a escucharme, recordé que los partidos políticos en el Perú están en crisis. Que contrariamente a lo que piensa la opinión pública, para el militante o el dirigente partidario, no hay mejor argumento o mejor salida, que echarle la culpa de la situación a Alberto Fujimori. A ese recién llegado a la política, que en 1990, con un discurso efectista, simple, identificándose con el ciudadano común y distanciándose de los políticos y los partidos tradicionales, no solo ganó la elección sino que gobernó gracias a su asesor, con el partido más grande y mejor organizado del Perú: Las Fuerzas Armadas.
Lo concreto y lo real es que Fujimori fue el resultado del desgaste de los partidos, de los políticos y de la democracia peruana. De una realidad que se fue larvando con el tiempo por la incapacidad de conciliar intereses de gobernantes y gobernados. Por no ser los partidos interlocutores o intermediadores válidos de los interés, las espectativas y las demandas populares. Que por esas ironías de la política peruana, a pesar de todo lo malo de fujimorismo, su heredera tiene grandes posibilidades de ser elegida presidente el 2011.

El gran drama del Perú me dije, es no tener una clase dirigente, una clase política o una élite a la altura de sus responsabilidades y sus retos. El gran drama del Perú, es que esa clase política, esa clase dirigente o esa élite, no ha logrado materializar un concepto de nación y un proyecto de país. Encandilar, ilusionar o comprometer a las masas en lo que Fernando Belaunde llamaba hacer de la política un acto de fe. Los partidos políticos en el Perú están más cerca del nombre que los caracteriza que del concepto que los define, entre sus debilidades y sus limitaciones, está la falta de institucionalidad, la carencia de cuadros, la hipoteca la poder del dinero y la ausencia de una vocación docente por construir verdaderas escuelas de civismo donde se desarrollen prácticas y valores democráticos de donde salgan mayores y mejores ciudadanos.

En medio de un silencio que resultaba fantasmal, mientras mis hijos mataban el aburrimiento jugando con sus dedos o mirando al techo, pensé que resulta un contrasentido, que hasta la fecha no haya un solo partido político que haya presentado al país una propuesta de auto financiamiento económico partidario y que sigan esperanzados en pasar el sombrero. Ese sombrero que hace que uno de los hombres fuertes de Dionisio Romero sea en el gobierno de Toledo Presidente del Seguro Social y en el Gobierno de Alan García, Jefe de la ONP. Si los partidos dicen tener los cuadros o los técnicos para gobernar el país, resulta absurdo que está capacidad solo se pueda dar, a traces del cargo público o del sueldo del estado. Si hay partidos que se dicen constructores del Perú, dentro del boom inmobiliario que vivimos, porque no constituir empresas que através de actividades partidarias reúnan fondos para comprar terrenos o casas, en las que trabajen sus técnicos, donando gratuitamente en favor del partido los planos y estos inmuebles se vendan a través del crédito hipotecario. Si el negocio es redondo para una empresa, como no lo va a ser para un partido político donde los militantes son una especie de accionistas. Si los partidos políticos en el Perú insisten tercamente en quedarse anclados en la política del siglo pasado y buscan dar la impresión ser partidos de masas (de cuchucientos mil militantes, de los que solo un mínimo porcentaje es el que hace vida partidaria y otro tanto, especula sobre su participación viendo como va la cosa) bueno sería evaluar la posibilidad o hacer un estudio, para convertir parte de la cuota partidaria en un fondo mortuorio que le permita al militante tener al morir velatorio y cajón. Esta alternativa diseñada para el hombre del pueblo, para el perfil del militante que tanto le agrada a las cúpulas partidarias, significaría gentes, recursos y una imagen positiva en el electorado y en la opinión pública.

Si cada vez que hay elecciones por la falta de institucionalidad y la búsqueda del poder, entre "compañeros" se sacan la cola y se trafean, porque no presentar una propuesta de modificación de la Ley de Partidos Políticos para que como en otros paìses, la ONPE lleve a cabo la elección y el JNE sea el órgano que regule las controversias. El problema es que la mayor parte de las veces, de lo que se trata es de defender el interés personal o de grupo en lugar del interés del partido o del país. Que los partidos parchan estatutos o los modifican para que algo cambie pero todo siga igual y no consideran la legislación nacional como obligatoria y complementaria ante tantos vacíos de sus normas internas. En los partidos políticas hay buenos y brillantes abogados y sin embargo se comete en beneficio propio legicidios de padre y señor mío. Y en medio de una política donde lo fundamental es el interés personal o de grupo, un militante no puede ser Defensor del Afiliado, el cargo debería ser diseñado para un ciudadano independiente, respetado y cercano a la política, en una designación que representaría otra positiva imagen para la opinión pública.

Lo concreto y lo real es que se pueden acuñar largos discursos y grandes piezas oratorias pregonando el cambio, pero diluirse las palabras en sus contradicciones y en su mediocridad. Es que la mera verdad, la política peruana esta marcada por lo adjetivo, por el gesto y la pose, por el parecer y no el ser.Que hay en la política peruana falta de coherencia, permisividad a la crítica constructiva, a la fiscalización y al debate de ideas.

Como entender que en los partidos políticos, las Comisiones de Plan de Gobierno, solo sirvan para las elecciones, que no tengan un trabajo permanente en función de los diagnósticos de problemática o de coyunturas que les alcancen en las regiones o en las provincias, para que bajo la asesoría y el análisis de los Comités Políticos, tomen en las regiones sus propias decisiones, se haga gestión política y aparezcan así nuevos liderazgos. Sin descentralizar las decisiones de gestión política. Sin proyectos, programas y soluciones con una base política adecuada a los tiempos actuales; sin pronunciarse políticamente sobre la coyuntura, no hay oposición ni posibilidad de gobierno y el trabajo partidario del sacrificado militante termina siendo estéril.

Los peruanos y sobre todo los partidos políticos, necesitan una plataforma política que los unifique, en función de los grandes temas nacionales y no en temas de determinados sectores sociales. sin política de contenidos y sin liderazgos significativos, ese movimiento pendular entre dictaduras y democracias nos seguirá escribiendo la historia. El problema es que no hay líderes con la magia de los de antaño. Yo diría que no solo no hay magos, no hay chamanes ni videntes. Y en el APRA han cambiado el liderazgo de Haya de la Torre por el de Alan García y en ACCIÓN POPULAR, Belaunde fue reemplazo por Vitocho y este ahora por Lescano, que cree que puede "relanzar" el partido y llegar solo al poder, con el tema de la renta básica o el de las AFP. Que Luis Bedoya ha sido trocado en el PPC por el liderazgo de una Lulú, que cada día es más pequeña electoralmente hablando. Y en ese contexto, es bueno afirmar que el cuño o la matriz de los políticos de prestigio y de solera parece haberse extraviado definitivamente en el país.

Cuando escuche el "YA VAMOS...." regrese en mí y entendí que el gran error que me va a dejar sin casa, fue llevar a mi mujer a la bendita conferencia. Magistral fue la bronca que me gané. Si no había ni una sola alma en local, como justificar ahora esas llegadas de madrugada supuestamente de laaaaaaarrrgas tertulias políticas. El lápiz labial en mi camisa o el chupetón en mi cuello, dejaron de ser parte de los "celos enfermizos" o de las .."alucinaciones mal pensadas, groseras y mañosas" de mi esposa, con un hombre que como yo, se ha consagrado asceticamente a su familia y es un ejemplo de esposo y de padre. Al final todo se paga en esta vida: Yo que critico a los políticos y a la política. Que creo que en un país sin capacidad auto crítica al poder hay que criticarlo y fiscalizarlo siempre para no dar paso al aburguesamiento, a la obsecuencia, al abuso del poder y a la corrupción; termino haciendo precisamente lo que cuestiono, utilizando a la política para mis intereses personales, para satisfacer mis bajos instintos y poniéndome en evidencia. Ahora solo falta que mi mujer sepa que tengo dos hijos fuera del matrimonio y tenga que explicarle a mis hijos (mismo Alan García) que quiero mucho a su madre, que los tuve "cuando dormíamos juntos pero estábamos separados" y que la política exige sacrificios. Apague la luz y me acomodé en el sofá. A mi que soy abogado y que puedo usar el Poder Judicial, no me van a imponer ningún divorcio municipal rápido. Mañana será otro día.

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