
ENTRE EL BUSTO PARLANTE Y EL PREMIERATO:
El Sr. Dr. Javier Velásquez Quesquén, es un hombre coherente y que predica con el ejemplo. El lema con el que el Presidente de la República ha bautizado su premierato, es "Orden e Inclusión" y el antecedente político es que, lo primero que hizo al llegar a la Presidencia del Congreso de la República, es incluir en el primer poder del Estado, a sus paisanos, a sus compañeros, a sus recomendados y a sus amigos, en número de trescientos (300) y así no estuvieran capacitados para el cargo. El llamado Señor de Sipán, dice Alan García, que es un buen gerente, tal vez lo diga porque como es político puede ser o mejor dicho parecer, gerente, ingeniero, astronauta, torero y hasta lingüista, aunque sea magister y doctor en derecho y maltrate el castellano como lo maltrata.
Lo que no ha dicho Alan García, es que la palabra orden no se refiere a disciplina, ni a seguridad, sino a cumplir órdenes, que es lo que debe hacer Velásquez Quesquén, porque para eso ha sido elegido o mejor dicho premiado con un cargo que desde el juramento le queda grande. Una percepción que hace unánime su nombramiento. Porque en el último tramo de su gobierno García, requiere un interlocutor sumiso que no eclipse su imagen; porque el Dr. García necesita que el gallinero este tranquilo para que él a la manera de los mejores tiempos del PRI, sea el que destape a su sucesor o al que mejor dicho quiere y cree que lo debe suceder, para devolverle el poder el 2016. Porque Rafael Rey no está en el Ministerio de Defensa porque en el gabinete se necesite un político duro o disciplinado, sino porque tiene que ir asegurando el frente electoral y eso se asegura en Lima y con cargos; porque Rey Rey es la versión laica de Monseñor Cipriani y hay que estar bien con la Iglesia o mejor dicho con el Opus Dei, que es el que gobierna Roma; de la misma manera que hay que estar bien con la CIA, que es la razón por la que el Almirante Giampietri fue Vice Presidente de la República y los gringos le dieron el pase al candidato aprista.
En el contexto anterior, Rafael Rey puede tener a Dios en los labios pero a la hora de hacer política, es menos escrupuloso y más radical que Flores Araoz , quien es capaz de decir no por principios aunque tenga que comerse algunos sapos como los que se comió por una calata y una bandera o por el Museo de la Memoria. En esa dirección, Alan García sabe que necesita políticamente de Jorge del Castillo, aunque no lo pueda tener ya en el gobierno, por eso nombra a su alfil de Ministro de Justicia. Y en un país donde el Estado no vale un carajo, donde todo el mundo quiere hacer plata a costa de la cosa pública, el Presidente mueve sus manos, hace de ventrílocuo y el Premier dice que va a incentivar la inversión pública, que se va a enfocar en las obras de menor cuantía; lo que significa que en el último tramo del gobierno, los émulos de Romulo León y de Don Bieto, van a terminar en los Municipios y en los Gobiernos Regionales, levantándose en peso el país. En el Perú puede ser burocrático y engorroso el procedimiento de inversión pública, pero con tanto pillo suelto y sin una conciencia colectiva del valor del servicio y de la cosa pública, es necesario.
Ahora bien, no se trata de invertir más, se trata de invertir programadamente y bien. Y para eso se necesita capacidad, gerencia, visión y honestidad, algo de lo que adolece el servicio público, fundamentalmente en provincias, precisamente por la demagogia del mismo Alan García, quien en uno de sus arrebatos histriónicos y mesiánicos rebajo por decreto los sueldos del Estado. García ha estructurado un gabinete buscando controlar el frente interno (el interior de su partido) y el externo (el gobierno) en función de sus intereses personales. Él ,que aspira a ser el Piérola del Siglo XXI cree que sin reformas profundas, ante la carencia de líderes, puede dejar la mesa servida para el 2016 y ser electo para un tercer mandato. Esa misma arrogante y soberbia intención la tuvo el 2000 y el tiro le salió por la culata. Con estos antecedentes el Señor de Sipán va a terminar licenciado en muy poco tiempo, lo va a matar políticamente el ritmo del titiritero o finalmente el pico de loro.
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