viernes, 10 de julio de 2009

N° 75 - NO UNA SINO MUCHAS MUERTES


A PROPÓSITO DE LOS TRÁGICOS DECESOS
DE PERSONAJES PÚBLICOS


Pocas veces la muerte se exhibe de manera pública, tan trágica y tan descarnadamente humana, como las muertes de diversos personajes de la farándula en los últimos días. Pocas veces un hecho tan natural y ajeno nos sensibiliza, nos hace sentir más humanos que nunca, nos hace condicionar nuestros pasos en la vida para alcanzar la vida eterna o la inmortalidad (que es lo mismo) reflexionar sobre la existencia de Dios (porque si no hubiera muerte lo más probable es que no hubiera Dios o dioses) sobre el necesario desarrollo espiritual en nuestras vidas, que nos hace girar entre la religión y la filosofía, entre ser creyente y ser agnóstico. En estar totalmente convencidos del carácter único y personal de la experiencia.

En ésta dirección, es indudable que la muerte es la llave que nos abre la puerta de la vida misma y la expresión más consciente y más lúcida del conocimiento de la verdad absoluta, desde el punto de vista personal y universal. Porque la conciencia que tenemos de que la muerte algún día llegará, la hace anidar en nuestra existencia, sentimientos diversos, que tienen que ver con nosotros mismos y con nuestra personalidad. Sentimientos que van desde la indiferencia o el dolor, cuando se trata de la muerte ajena o de miedo cuando tiene que ver con la muerte personal.

Es que la muerte nos enfrenta ineludiblemente con el ejercicio de nuestra libertad individual para tomar una posición definida frente a la existencia del bien y del mal en relación con nuestros actos; es que la muerte nos obliga a la búsqueda de respuestas para entender el sentido de la vida, para calibrar nuestra fragilidad y nuestra ignorancia frente a la esencia y el valor de todo lo que nos rodea y que muchas veces no percibimos o ignoramos.

Al final las muertes de diversos personajes públicos, que trágicamente se han presentado ante nuestros ojos como una noticia de primera plana, exacerbando el morbo, incentivando la criolla costumbre del cuestionamiento a la vida ajena y recordándonos por añadidura que algún día ésta nos tocará con su manto; no es otra cosa que una imagen más de la vida. La eterna discusión de lo que desconocemos; la realidad que hace que los seres humanos seamos finalmente iguales.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario