
A PROPÓSITO DEL DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER.
Yo no creo que la Sra. Maria Luisa Cuculiza, ni la Sra. Keiko Fujimori, ni Charo Sasieta, ni Lourdes Alcorta o la Sra. Karina Beteta, por citar algunos nombres de ilustres parlamentarias representen necesariamente a la mujer peruana. Son el rostro femenino de la política, que es otra cosa. Nadie le quita sus meritos personales, su capacidad para llegar al Congreso; que trabajen leyes a favor de la mujer que quedaron archivadas en otras legislaturas; las presenten como propias, concilien con un APRA necesitada de votos y se ganen el jamón. No se les puede quitar el mérito de que trabajan por el país, que medio ahombradas y achoradas, se rasguen las vestiduras para pedir que las mujeres tengan alternancia en las listas parlamentarias, por su condición de mujer y no por capacidad o inteligencia; con lo que antes que la preocupación ajena se aseguran la propia y el tentar la reelección. Pero de allí a decir que representan a la mujer peruana me parece un exceso. Porque la mujer peruana esta reresentada por gente más simple, más sencialla, sin intereses subalternos. Porque la política es sinónimo de poder y el poder en el Perú es por lo general expresión de interés personal o partidario, decorado con vocación de servicio y preocupación por los grandes problemas nacionales. No son todos los políticos es cierto, pero esa es la pobre imagen del hacer política en el Perú.
En el “Día Internacional de la Mujer”, no creo que sea justo hablar en singular, porque la pluralidad resulta coquetamente encantadora. Las hay de sabores y olores diferentes, de medidas, tallas y de colores de piel diversos; de idiosincrasias y personalidades distintas. Pueden variar en su forma de relacionarse con los hombres, en su manera de ver y enfrentar la vida, en la opción de ser madre o no, hecho que al final de cuentas no la hace ni más ni menos mujer. Pero allí están, acompañando y recreando nuestro paso por la vida, construyendo un hogar y una familia a nuestro lado, ayudándonos a entender el mundo; despertando en nosotros esa experiencia única del amor, de la sexualidad y del placer.
La evolución de la humanidad, marca la asunción de la mujer a nuevos roles en la sociedad (un nuevo papel al que no necesariamente se han opuesto los hombres) que se ha ido puliendo en la medida que el mundo se ha ido desarrollando, haciendo más complejo en sus relaciones, en su desarrollo tecnológico, en su evolución cultural, a punto tal que ha obligado a la mujer a dejar su tradicional papel de subordinada al varón, de madre, de ama de casa , para seguir siendo eso y asumir adicionalmente, esos roles que eran antes exclusivos del hombre.
En el fondo la discriminación es aparente, selectiva, no es total. Lo que hay es una lucha por la igualdad que nunca se va a poder lograr porque la sociedad es gobernada por el hombre y esta construida así desde los tiempos bíblicos, tal como lo consignan las sagradas escrituras. Y es que antes que una lucha por la liberación femenina, hay una lucha por pasar del macho a la hembra dominante. Una realidad que se ha dado en determinados momentos de la historia, en algunas sociedades. Que hoy se da en algunos hogares, en muchas familias, donde la mujer, la madre es la que trabaja, la que genera ingresos, la que es la cabeza de la familia, independientemente de que tenga compañero o no. De que este compañero asuma en la relación un papel de subordinación por razones que no necesariamente son económicas.
A partir de lo anteriormente expuesto, como entender en medio de una sociedad dirigida por el macho dominante, en un mundo marcado por la desigualdad social, que se pueda hablar desde la perspectiva femenina, de discriminación de manera absoluta y general, sin valorar la serie de privilegios, consideraciones, visiones y posicionamiento social por el factor maternidad de la que gozan las mujeres por su sola condición de mujer. En lo sustantivo, es bueno dejar constancia que hay discriminación, que no hay igualdad, que hay violencia contra la mujer, fundamentalmente por dos razones, por ignorancia (y por no decir por cojudas) digamos por tontas. La mujer que es más instruida o educada tiene a la mano, los medios y la información para evitar el maltrato, si no lo hace por falta de carácter, por la familia, los hijos o “por amor”, es enteramente su responsabilidad.
No es lo mismo y sobre todo en países como el nuestro, una mujer blanca con educación, con un nivel económico significativo, proveniente de un estrato social alto, que una mujer cobriza, con segundo de primaria, en extrema pobreza y que vive en un pueblo joven. En esa diferencia de personas de un mismo género, lo más probable es que la primera no sea nunca discriminada, marginada, tratada como desigual o lo sea menos que la mujer pobre. Y es que debemos tener claramente establecido el hecho de que es la falta de educación, la falta de cultura, la pobreza, la que expone a la mujer a la discriminación, a la violencia, al maltrato, a la exposición a un machismo ignorante.
En el Día Internacional de la Mujer, creo que es bueno instaurar el Día Internacional del Hombre, evitar que se haga demagogia con lo de la discriminación, que se evite manipular o traficar con el tema y con la condición de mujer. Lo importante son las políticas, la docencia, los ejemplos. Últimamente ha habido uno, el de la mujer del Puma Carranza y ninguna de las congresistas de la república dijo nada, porque como son políticas les interesan los votos y no ir contra la corriente o chocar con “La Trinchera” que llevó al Congrezoo al Gordo Gonzáles. Aunque el error de la mujer por falta de amor, por un aparente maltrato físico, moral y psicológico, le significa que la voten de su casa, que la discriminen, que la exhiban malamente en la prensa; que el marido manipule a las hijas, le impida verlas y la deje sin plata; el Puma es del pueblo, "lo partieron, lo atrasaron" y ese lúpulo no pasa, porque en el fondo hay machismo pues. Porque como ellas quieren los votos del pueblo, ese tema es mejor no tocarlo. Por allí va la cosa. No valores, principios, convicción, docencia, sino oportunismo, electoralismo y demagogia. Por eso creo que hay que centrar el tema de la discriminación de la mujer. Por eso digo que las congresistas de la república, no necesariamente representan a la mujer. Y que por eso se callan.
En el “Día Internacional de la Mujer”, no creo que sea justo hablar en singular, porque la pluralidad resulta coquetamente encantadora. Las hay de sabores y olores diferentes, de medidas, tallas y de colores de piel diversos; de idiosincrasias y personalidades distintas. Pueden variar en su forma de relacionarse con los hombres, en su manera de ver y enfrentar la vida, en la opción de ser madre o no, hecho que al final de cuentas no la hace ni más ni menos mujer. Pero allí están, acompañando y recreando nuestro paso por la vida, construyendo un hogar y una familia a nuestro lado, ayudándonos a entender el mundo; despertando en nosotros esa experiencia única del amor, de la sexualidad y del placer.
La evolución de la humanidad, marca la asunción de la mujer a nuevos roles en la sociedad (un nuevo papel al que no necesariamente se han opuesto los hombres) que se ha ido puliendo en la medida que el mundo se ha ido desarrollando, haciendo más complejo en sus relaciones, en su desarrollo tecnológico, en su evolución cultural, a punto tal que ha obligado a la mujer a dejar su tradicional papel de subordinada al varón, de madre, de ama de casa , para seguir siendo eso y asumir adicionalmente, esos roles que eran antes exclusivos del hombre.
En el fondo la discriminación es aparente, selectiva, no es total. Lo que hay es una lucha por la igualdad que nunca se va a poder lograr porque la sociedad es gobernada por el hombre y esta construida así desde los tiempos bíblicos, tal como lo consignan las sagradas escrituras. Y es que antes que una lucha por la liberación femenina, hay una lucha por pasar del macho a la hembra dominante. Una realidad que se ha dado en determinados momentos de la historia, en algunas sociedades. Que hoy se da en algunos hogares, en muchas familias, donde la mujer, la madre es la que trabaja, la que genera ingresos, la que es la cabeza de la familia, independientemente de que tenga compañero o no. De que este compañero asuma en la relación un papel de subordinación por razones que no necesariamente son económicas.
A partir de lo anteriormente expuesto, como entender en medio de una sociedad dirigida por el macho dominante, en un mundo marcado por la desigualdad social, que se pueda hablar desde la perspectiva femenina, de discriminación de manera absoluta y general, sin valorar la serie de privilegios, consideraciones, visiones y posicionamiento social por el factor maternidad de la que gozan las mujeres por su sola condición de mujer. En lo sustantivo, es bueno dejar constancia que hay discriminación, que no hay igualdad, que hay violencia contra la mujer, fundamentalmente por dos razones, por ignorancia (y por no decir por cojudas) digamos por tontas. La mujer que es más instruida o educada tiene a la mano, los medios y la información para evitar el maltrato, si no lo hace por falta de carácter, por la familia, los hijos o “por amor”, es enteramente su responsabilidad.
No es lo mismo y sobre todo en países como el nuestro, una mujer blanca con educación, con un nivel económico significativo, proveniente de un estrato social alto, que una mujer cobriza, con segundo de primaria, en extrema pobreza y que vive en un pueblo joven. En esa diferencia de personas de un mismo género, lo más probable es que la primera no sea nunca discriminada, marginada, tratada como desigual o lo sea menos que la mujer pobre. Y es que debemos tener claramente establecido el hecho de que es la falta de educación, la falta de cultura, la pobreza, la que expone a la mujer a la discriminación, a la violencia, al maltrato, a la exposición a un machismo ignorante.
En el Día Internacional de la Mujer, creo que es bueno instaurar el Día Internacional del Hombre, evitar que se haga demagogia con lo de la discriminación, que se evite manipular o traficar con el tema y con la condición de mujer. Lo importante son las políticas, la docencia, los ejemplos. Últimamente ha habido uno, el de la mujer del Puma Carranza y ninguna de las congresistas de la república dijo nada, porque como son políticas les interesan los votos y no ir contra la corriente o chocar con “La Trinchera” que llevó al Congrezoo al Gordo Gonzáles. Aunque el error de la mujer por falta de amor, por un aparente maltrato físico, moral y psicológico, le significa que la voten de su casa, que la discriminen, que la exhiban malamente en la prensa; que el marido manipule a las hijas, le impida verlas y la deje sin plata; el Puma es del pueblo, "lo partieron, lo atrasaron" y ese lúpulo no pasa, porque en el fondo hay machismo pues. Porque como ellas quieren los votos del pueblo, ese tema es mejor no tocarlo. Por allí va la cosa. No valores, principios, convicción, docencia, sino oportunismo, electoralismo y demagogia. Por eso creo que hay que centrar el tema de la discriminación de la mujer. Por eso digo que las congresistas de la república, no necesariamente representan a la mujer. Y que por eso se callan.
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