sábado, 20 de septiembre de 2008

PREBURRICACIONES Y RETROCESOS

EL MINISTERIO PUBLICO Y EL CASO CANCHAYA
Quien escribe estas letras vive del modesto ejercicio independiente de la profesión de abogado del pueblo o al menos trata de hacerlo. Y desde que comencé en estas artes de picapleitos profesional, el común denominador ha sido siempre una deficiente administración de justicia y reformas “jodiciales” que no reforman nada. Hoy los jueces los fiscales tienen maestrías, doctorados, diplomados y todos los ados y estudios posibles y sin embargo, salvo honrosas excepciones, no hay una mejor administración de justicia en el Perú. Y no la hay porque el Poder Judicial siempre ha estado subordinado al poder político, porque no se busca idoneidad, eficiencia, sino en muchos casos jueces proclives a la manipulación, al manoseo, gente sin idoneidad, sin criterio, que ven en el cargo un fin económico.

Y en ese contexto el ver jueces o secretarios coimeros y corruptos no es para el escándalo. Desde el Vocal Supremo de la canchita y los seiscientos soles, pasando por los grandes negociados en hoteles cinco estrellas al frentecito nomás del Palacio de Justicia, hasta terminar por la cutra institucional de poca monta, eso ha sido siempre. El problema es descubrirlos, el problema está en quien tiene amigos o no en los niveles de sanción, de decisión o de influencia, el quid del asunto está en los intereses hacia los cuales se tuerce la justicia.

Y así, en mi larga experiencia profesional, hemos visto resoluciones que por ejemplo, a una señora que queda viuda, que fue casada (con dos hijos de su fallecido esposo) al plantear la demanda de filiación por su tercer hijo (nacido un mes antes de la muerte de su marido) le dicen que “no tiene legítimo interés para presentar la demanda”. Que como en el caso de la Canchaya, una falsificación de un documento o de firmas, queda sin sanción, porque a pesar que se pruebe a favor de quien se ha utilizado dolosamente el documento, según el juez o el fiscal “no se ha probado de quien fue la mano que falsifico el documento o la firma”. Que se manipulen groseramente expedientes, resoluciones. Que una fiscal pase de absolver, a dictaminar (forzada por un superior) ocho años de cárcel y vuelva después, por una dolosa maniobra, a absolver, sin que eso sea irregular y doloso, por sus contactos en Control Interno.
Y entonces cuando uno ve la resolución de la Canchaya y ve a la Fiscal de la Nación con su cara de palo y sin rubor, defender el fallo. Uno no puede más que sonreír, al ver la caricatura en la que se sigue convirtiendo la administración de justicia en el Perú. Una administración de justicia que ni Paniagua ni Toledo tuvieron el valor de reformar totalmente, comenzando por descabezar totalmente una Corte Suprema sometida a la dictadura. Y la pregunta es, si el sentido común, si la lógica están reñidas con el criterio jurídico. Y la respuesta es no.
Esa resolución que pretende exculpar a la Canchaya, que puede servir como precedente para que otros corruptos regresen al Congreso, al margen de no tener valor probatorio, de tergiversar y confundir conceptos y hechos, es una ofensa a la inteligencia ajena, es una leguleyada que vaya a saber uno a que intereses responde. Y si sale de lo profundo de la conciencia jurídica y del "conocimiento y la sabiduría jurídica" del magistrado, estamos jodidos. Esa es una resolución preburricadora, ese es un retroceso. Esa es la administración de justicia en el Perú, ese es en suma el Perú. Mucho doctor, mucho cartón, mucho pedido de respeto a la majestad de un cargo. Pero una triste realidad.
P.D: La resolución de la Juez de Familia que declara que (a pesar de reunir todos los requisitos de ley) una madre no tiene legítimo interés de pedir la filiación matrimonial de su hija, es tan cierta, que la magistrada aludida tuvo el descaro de denunciarnos ante el Colegio de Abogados de Lima por llamar a su resolución preburricadora. La Comisión de Etica del CAL, a pesar de darnos en privado la razón nos sancionó, es decir nos dijo "tiene razón pero va preso". Y nosotros nos fuimos felices con la sanción bajo el brazo, buscando entender como una juez puede ser tan bruta de afirmar que el "Consejo de Familia" tiene mayor competencia en el asunto, que una madre. Al final la Sala de Familia le hizo comprender su error y nosotros simplemente nos reconfortamos en la ilusión de que el incidente, sirviera para que otros ciudadanos no sufran de semejentes horrores judiciales.

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