La política partidaria es sin duda una expresión de “sectarismo democrático”, de fraternidad equivocadamente interpretada, de defensa de intereses personales o de grupo. El mal entendido espíritu de cuerpo que nos agobia desde siempre y que tanto daño ha hecho a la sociedad peruana. Es que en política no cuenta necesariamente la capacidad. Lo que prima es la lealtad, el cumplimiento de consignas, la actitud complaciente y sumisa. El servilismo, el objetivo político.
Por eso es que nuestra partidocracia, antes que el interés nacional, lo que busca es el interés partidario o personal. Por eso es que de lo que adolece la institucionalidad partidaria en general es de gente capaz, de gente con visión de país, de gente honesta y decente. Lo que reclutan los partidos o de lo que están colmados, es de operadores políticos, de gente hábil y eficiente para la intriga, el trinquete y la maniobra. De personajes que hacen de la frase efectista, de la demagogia y el populismo, una forma de rentable e histriónica actuación, que si no llega a ser un medio de vida, es al menos el consuelo de la ilusión por el poder, por un cargo público o partidario que les de status social. Allí están los Torres Caro, las Canchayas, la Tulas, el "Por Dios y por la Plata" que enmarco el Congreso en el anterior gobierno. Por eso es que un Velasquez Quesquen que esta lejos de la imagen de un político serio, respetable y de solera, preside el Congrezoo de la República y que su rival (que es puro floro y pura imagen) creyera que "chaplineando" con el apellido, pudo llegar a Presidente del Congreso presionando a una famélica y desarticulada oposición. Por eso es que el ciudadano común y corriente le da la espalda a los partidos y vota por obligación.
Por eso es que nuestra partidocracia, antes que el interés nacional, lo que busca es el interés partidario o personal. Por eso es que de lo que adolece la institucionalidad partidaria en general es de gente capaz, de gente con visión de país, de gente honesta y decente. Lo que reclutan los partidos o de lo que están colmados, es de operadores políticos, de gente hábil y eficiente para la intriga, el trinquete y la maniobra. De personajes que hacen de la frase efectista, de la demagogia y el populismo, una forma de rentable e histriónica actuación, que si no llega a ser un medio de vida, es al menos el consuelo de la ilusión por el poder, por un cargo público o partidario que les de status social. Allí están los Torres Caro, las Canchayas, la Tulas, el "Por Dios y por la Plata" que enmarco el Congreso en el anterior gobierno. Por eso es que un Velasquez Quesquen que esta lejos de la imagen de un político serio, respetable y de solera, preside el Congrezoo de la República y que su rival (que es puro floro y pura imagen) creyera que "chaplineando" con el apellido, pudo llegar a Presidente del Congreso presionando a una famélica y desarticulada oposición. Por eso es que el ciudadano común y corriente le da la espalda a los partidos y vota por obligación.
Y los partidos son sin lugar a dudas la triste realidad que sufre día a día el hacer país y esa es la razón por la que instituciones como el APRA, conscientes que el Estado ya no es el mismo que hace veinte años, no tienen cuadros propios, calificados para gobernar y necesitan importar técnicos a los que la demagogia alanista no quiere pagar lo que merecen, con el demagogico argumento de que en un país pobre no se pueden pagar altos sueldos. Por el hecho de que en el inconsciente popular, se tiene presente que al llegar al poder, al tomar como botín el gobierno, los partidos han llenado los bolsillos de sus partidarios, de gente incapaz, de sus amigos o sus allegados. Sin importar que los siguen llenando porque la imaginación es lo último que se pierde.
La vieja frase de Bedoya de que los técnicos se alquilan, ya ni siquiera es tan cierta; y lo concreto y lo real (al margen de un burocratismo y controlismo que en un país con tanto pillo es necesario) es que no hay capacidad de inversión pública, hay escasez de proyectos de envergadura, de contenido social y valor rentable.
Es en ese contexto que Alan García y el APRA se regodean con su proyecto político de largo aliento, embriagados por las cifras de la economía y la ceguera y la sordera de su autosuficiencia y de su voluntarismo mesiánico. Porque la Alianza Popular Revolucionaria Americana, encontró en el nuevo milenio, que la alianza de clases no está en su ideología sino en su praxis política, en esa necesidad de supervivencia que lo hizo aliarse con la burguesía terrateniente, con Prado, con Odría. Esa coalición maniquea que hoy los lleva a tomarse de las manos, por debajo de la mesa con el fujimorismo, a lanzarse elogios con los grupos de poder económico.
La vieja frase de Bedoya de que los técnicos se alquilan, ya ni siquiera es tan cierta; y lo concreto y lo real (al margen de un burocratismo y controlismo que en un país con tanto pillo es necesario) es que no hay capacidad de inversión pública, hay escasez de proyectos de envergadura, de contenido social y valor rentable.
Es en ese contexto que Alan García y el APRA se regodean con su proyecto político de largo aliento, embriagados por las cifras de la economía y la ceguera y la sordera de su autosuficiencia y de su voluntarismo mesiánico. Porque la Alianza Popular Revolucionaria Americana, encontró en el nuevo milenio, que la alianza de clases no está en su ideología sino en su praxis política, en esa necesidad de supervivencia que lo hizo aliarse con la burguesía terrateniente, con Prado, con Odría. Esa coalición maniquea que hoy los lleva a tomarse de las manos, por debajo de la mesa con el fujimorismo, a lanzarse elogios con los grupos de poder económico.
Y en esa coyuntura se necesitan "encantadores de serpientes", gente con habilidad para la prebenda, para el hueveo; para movilizar a las masas con objetivos políticos de consigna, sin importar que escandalice el que estén ligados a los personajes más siniestros de esa APRA de colector a los que Alan García y el APRA le deben su lealtad y su silencio. Gente que como Carlos Arana (un eficiente operador político del APRA) asume un cargo sin importar que tenga denuncias por falsificador y por tramposo, archivadas posteriormente por una institución sometida al poder de turno. Un militante que no reúna el perfil profesional ni la idoneidad para un cargo en el que tiene que conducir programas sociales. Y García brama, se incomoda y maltrata a quienes osan poner en tela de juicio el nombramiento. Se cree dueño de la verdad absoluta, de la última palabra, porque el sentido común, la sensibilidad y la lógica no cuentan para el poder y para la política. Porque sabe que Arana es un buen pastor a quien seguramente cuando el régimen lo necesite, veremos detrás de movilizaciones de gente pobre, que por una prebenda o una promesa, salga a respaldar a un régimen que no goza ni de popularidad ni de credibilidad más allá de las cifras.
Lo que queda claro para la opinión pública es que este no es un nombramiento técnico, es un nombramiento político en un cargo técnico y con fines de proselitismo político, dado el perfil del funcionario nombrado. Detrás de todo esto hay indudablemente un interés por clientelismos, por pagar en cabeza ajena, favores y silencios que comprometen al Presidente y por ende al partido de gobierno. No estamos frente a un hombre de una capacidad imprescindible para el trabajo social, frente a un perfil profesional que no pueda encontrarse en el mercado laboral. Estos nombramientos son los que hacen ver que Agustín Mantilla sigue teniendo un peso específico en Alfonso Ugarte.
Lo que queda claro para la opinión pública es que este no es un nombramiento técnico, es un nombramiento político en un cargo técnico y con fines de proselitismo político, dado el perfil del funcionario nombrado. Detrás de todo esto hay indudablemente un interés por clientelismos, por pagar en cabeza ajena, favores y silencios que comprometen al Presidente y por ende al partido de gobierno. No estamos frente a un hombre de una capacidad imprescindible para el trabajo social, frente a un perfil profesional que no pueda encontrarse en el mercado laboral. Estos nombramientos son los que hacen ver que Agustín Mantilla sigue teniendo un peso específico en Alfonso Ugarte.
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