Y EL PUEBLO LIBRE DE MIS RECUERDOS:
El Viernes Santo tiene para mi un sabor especial reitero. En Pueblo Libre, el distrito donde se asento mi familia materna desde 1885, en concreto mi bisabuelo Bernardino Navarrete, despues de la Guerra con Chile, en predios que mayormente en ese entonces, eran mayormente tierras agricolas; nacio en 1891 mi abuelo Felipe Navarrete Eslava, que fue un Maestro Constructor, un empirico constructor en tiempos donde no había ingenieros. Un maestro que construyo las casas que ya van desapareciendo en el Ovalo de la Av. Brasil -donde queda lo que fue el Colegio Perpetuo de Socorro- de las hermanas Cáceres. Un constructor que edifico la antigua Unidad Escolar Teresa Gonzales de Fanning y que se hizo una primorosa casa de estilo republicano -de la que ya no queda nada- para su familia, una casa que tenia un zaguan, que era conocido no se porque, como "La Pampa", donde habia corrales, un higo que mi madre trajo a casa cuando vinimos a Maranga -que todavía da frutos- y que quien sabe cuantos años tendrá. Era una "Pampa" donde jugabamos haciendo carreras con las cucarachitas martinas, donde se paseaba una lora cubana, la "Aurora", que le ponia el toque pintoresco a ese ambiente familiar, con frases enseñadas para matarse de risa. Por alli caminaba una tortuga a paso marcial, en medio de la figura imponente del "Jim", un perro de raza que la familia Graña le regalo a mi abuela, porque su hermano el Tío José, era administrador de la Hacienda Huando donde ibamos los domingos.
Viernes Santo era y es para mí, la Procesión de Santo Sepulcro, una talla Virreynal que recorre el casco antiguo del distrito, que en tiempos de mi niñez era una procesión mutitudinaria y que en estos tiempos tiene unas de cal y otras de arena en cuanto convocatoria. Cuando niño, esta imagen recibia el homenaje del Cuartel 2 de Artillería, de la Municipalidad y de vecinos del distrito. No creo equivocarme que la gente de mi generación tiene el mismo sentimiento con el que escribo estos textos.
Para mi madre, el año comenzaba en viernes santo. Se preguntaba la Maricucha. si vería al señor el proximo año y ese mismo parecer lo comparto en mi vida adulta, enseñafdo a mis hijos a seguir esa tradición. Un acontecimiento que espero que continuen, ellos y los hijos de sus hijos.
Es Viernes Santo y el regresar como en la infancia a la procesión como todos los años, es regresar a los recuerdos de familia y de amigos entrañables de esos años, ya con casi setenta años y con mi mujer y mis hijos acompañandome, para que continuen una tradición familiar, que estoy convencido que no debe perderse.
El Viernes Santo, es el recuerdo de la Sra. Angelica y de la Sra. Sady, grandes amigas de mi madre y parte de los afectos y experiencias compartidas de vida en esos tiempos, por cuyos hijos, a pesar de la distancia conservo un afecto especial y los sigo "por face". Como sigo a los hijos de la Sra Isabel y de Don Pedro, los Cáceres; y de Don Fausto Avila, a los hermanos Garcia y esos partidos en el parque frente al cuartel hasta entrada la noche. Amigos de hoy de ayer y de siempre, en un Pueblo Libre que ya va desapareciendo..
Ya de salida hacia la procesión, me viene a la memoriala la Pascua de Resurrección del domingo. Yo desde la ventana sobre Torre Tagle del departamento donde viviamos -que falta de identificación cambiar el nombre de Torre Tagle por Santiago Wagner, que fue Director del Guadaluoe sin ninguna vinculación que yo sepa con el distrito- de niño esperaba ver a mis padres regresar a la casa de la Procesión -que salia y sale hasta ahora de madrugada- donde la virgen se encontraba y se encuentra, con Jesus resucitado abriendo una campana desde donde salen palomas blancas. Creo que ya me estoy haciendo viejo.
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