domingo, 2 de octubre de 2022

N° 583 - SOBRE PRENSA MERMELERA, CANDIDATOS Y ELECCIONES

 HOY  SE VA  A "BOTAR":


El pensamiento es dicotómico, nos movemos entre el bien y el mal, entre lo bello y lo feo, entre lo propio y lo ajeno, entre lo legal y lo ilegal y ese pensamiento lleva al hombre al extremismo, al radicalismo. A sectarismos, en un mundo marcado por el individualismo, el consumismo y el libre mercado. 

En el Perú, ese radicalismo se ha acentuado, hoy se es de derecha o de izquierda, pobre o rico, cojudigno o cojuidigno, según hayan votado por Pedro Castillo o por  Keiko Fujimori. El gobierno de profesor chotano,  para esconder sus rapacerías y  corruptelas, alienta esa desigualdad social que tiene raíces históricas y culturales, para a partir de su supuesto origen campesino, provinciano y rondero de fachada -porque es un maestro sindicalista demagogo e ignoranton, sin mucho oficio político ni liderazgo- que en un país sin partidos, encontró el protagonismo político estelar, que buscan los miles de oportunistas, que militan en las franquicias electorales que hoy se llaman partidos, donde  fungen de "políticos".

Las  posiciones centristas que expresan los matices de ese pensamiento radical, en la esfera de la politica peruana, estan totalmente descolocados. No solo porque terminan siendo abstracciones en un pais  donde la mayor parte de sus gentes no piensan mucho, sino porque por la falta de actualización, esa ideas se han quedado sin argumentos solidos frente a un mundo en permanente cambio. Adicionalmente a lo anterior,  porque  -como es público y notorio en el presente quinquenio- esas posiciones centristas, que pretenden pasar como "las inmaculadas de la politica", sirven para justificar lo injustificable; como se ha visto en el mercantilismo, fariseismo y transfuguismo que expone el  Congreso en el día a día. Si a eso le sumamos la falta de ciudadanos y ciudadanía, el poblador poco informado, las masas a las que no les interesa la moral, los principios  y los valores en la politica, lo que tenemos es una sociedad dividida en la premisa  "si no es tas conmigo estas contra mi", que termina siendo también  una sociedad bastante manipulable.

Y el 1° de Octubre  que es el Día del Periodista, no creo equivocarme en que ese sectarismo que describo, lo padece la gente de prensa. Yo no estudie periodismo pero  ejerzo el periodismo de opinión, desde  mis 20 años, he hecho prensa escrita y radial, aquí y en México; no me considero periodista, soy un abogado que escribe; respeto y valoro a quienes ejercen el periodismo y disfruto con un buen articulo o una buena investigación y se también discrepar con ideas, con quienes usan la pluma para atacar, mentir  o manipular la información, en un mundo donde la modernidad permite opinar a quienes Humberto ECo califico con agudeza.

Mercantilismo en la prensa ha habido siempre. Lo hubo en tiempos de Fujimori y no adjetivaron tanto los que hoy usan el "mermeleo" para desacreditar a algunos periodistas. En México se llama "Chayote" a la prebenda y "Periodista Chayotero"  al que lo recibe. Pero lo que realmente me jode, es que se use la palabra "prensa mermelera" o "periodista mermelero"  para criticar, para desacreditar o para enlodar  a periodistas de trayectoria, cuyas ideas, posiciones o artículos no nos gustan o perjudican determinados intereses, pero son válidos, lucidos y documentados y no son fruto de un pago o una prebenda.

Nosotros somos un país donde los programas periodísticos, donde la investigación periodística, tiene un alto contenido en la parilla de los medios de comunicación y gracias a la prensa de investigación, muchas de las corruptelas y excrecencias de nuestra clase politica, han sido puestas al descubierto. Por eso mi saludo y mi defensa cerrada a los periodistas en su día, dejando constancia que hay que saber distinguir entre los medios de comunicación, sus intereses y los periodistas, muchos de los cuales hacen hoy un periodismo independiente y de calidad, desde las redes sociales. 

Y ya entrado el Domingo, nos preparamos para votar. Las elecciones el Lima Capital son las que concentran la mayor atención. Y aquí nos encontramos no solo con la crisis de liderazgo y de credibilidad de la politica peruana, sino con la falta de propuestas. Candidatos intolerantes, groseros, que no dan confianza y sobre los que no cabe mayor detalle, terminan  pretendiendo pegarla de policías, con propuestas demagogicas, elefantiasicas, efectistas, que poco aportan al desarrollo que Lima necesita, no solo desde el punto de vista de seguridad, sino desde lo urbanístico, del problema del transporte y de lo cultural -con tan amplio patrimonio cultural esta es una ciudad donde el  vecino absorbe muy poco de manifestaciones culturales- y en el resto del país la cosa no parece ser diferente, porque no hay partidos, no hay institucionalidad, no hay políticos entendidos como gente preparada, con personalidad politica, con un nivel que resalte. del resto y los inventos electorales convertidos en propuestas son amplios.

Yo creo que son las elecciones las que nos ponen más bien frente a "políticos mermeleros",  (que ofrecen promesas electorales cubiertas de miel que después no cumplen)  al gran drama de un país, sin una clase politica capaz, pensante, honesta, de solera, con la imaginación suficiente para rediseñar el Perú. Ese traje de "republiqueta" que nos calzamos hace tiempo, nos pone de cara al despeñadero de tener la posibilidad de perder la democracia. Nos enfrenta a la posibilidad de un futuro  incierto, a ese país inviable del que les hablo a mis hijos. Al miedo que despierta Antauro Humala, en una clase politica de caricatura, que pretende neutralizar al pintoresco militar, con leguleyadas y no con  ideas. 

Al final un proceso democrático debe servir para formar ciudadanos, para que estos ejerzan ciudadanía, como fundamento de una comprensión ilustrada de su realidad, para que dentro de razonables límites de tiempo, sea consiente de las  políticas a implementarse y de sus consecuencias. Eso pasa por la necesidad de reconstruirnos como sociedad y como país, de construir institucionalidad, de masas educadas y cultas o al menos con un nivel de cultura política. En el Perú de hoy  lamentablemente eso es un sueño. 

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