jueves, 13 de mayo de 2021

N° 555 - "EL ULTIMO BASTION"

ENTRE LA DERECHA Y LA IZQUIERDA:


Es indudable que estamos frente a dos modelos autoritarios disputando la presidencia de la republica. Que, los dos tienen limitaciones y resistencias. Que el de Pedro Castillo, pro castrista, chavista y partidario del socialismo del Siglo XXI, es el más improvisado y  representa desde la perspectiva de ser izquierda, supuestamente el cambio, el progresismo o la revolución. El problema es que los paises que sirven como modelo,  no existen mejores condiciones de vida y las libertades están recortadas. Que, en la dirección anotada, tambien es cierto, que un deterioro del nivel de vida de la población, grandes desigualdades y un recorte de libertades, no es necesariamente propio de regímenes de izquierda. Que es por eso que hay gobiernos malos de izquierda y gobiernos malos de derecha. Aunque para algunos sean menos malos los de derecha, lo real es que cuando la izquierda fracasa la culpa es de la derecha. Y cuando la derecha fracasa la culpa es de la izquierda. Adicionalmente de que en política la mayor parte de las criticas son de mala fe.

En el contexto anterior, me parece risible que la Señora Fujimori encarne la democracia, la libertad económica y la defensa de los derechos humanos con una mochila tan pesada sobre sus espaldas y un fresco pasado reciente. Y que el "Amauta" Pedro Castillo, haya llegado donde esta y tenga grandes posibilidades de ser Presidente de la Republica. Lo que indica que algo estamos haciendo mal, que en algo hemos fallado, porque son evidentes sus linderos intelectuales para tener el nivel de un estadista. 

Que el mundo politico no esta en consonancia con el mundo social resulta evidente. Que no hay igualdad de oportunidades para todos y que lo que se ha aplicado en los últimos treinta años es una mezcla de mercantilismo, con neoliberalismo y economía social de mercado con un Estado ausente es claro. Que nuestra crisis politica es evidente, porque no hay partidos políticos, porque no hay lideres politicos, ni renovación pues los partidos no forman y solo son plataformas electorales de oportunistas marcados mayoritariamente por la mediocridad; que traen como resultado un congreso -que de lo que estamos seguros es que como institución esta tan desprestigiada- que hay unanimidad en señalar que el que viene va a ser peor que el que se va.

Ahora bien, si la expresión más clara de la corrupción imperante; del deterioro y el control perverso de las instituciones y de la expoliación del erario público en los últimos años, puede volver a gobernar el país, teniendo un proceso penal sobre sus espaldas y al jefe del Clan en la cárcel; la cuestión adquiere implicancias morales, éticas, de memoria histórica y dignidad; propias del psicoanálisis más que de la sociología. 

Es que detrás de esas banderas de libertad, de igualdad y democracia que hoy encarna la Sra. Fujimori, están intereses, mezquinos intereses de diverso tipo. Públicos y privados. Granjerías, contubernios, privilegios, facturas por pagar y facturas por cobrar. El mantener el statu quo no es gratuito ni se sustenta necesariamente en ideales republicanos. La misma historia de hace doscientos años con los criollos de entonces.

Al final parece ser que no vamos a espectar la demolición de  Castillo por la maquinaria que mantiene el statu quo imperante, con sus partidos, sus líderes políticos, sus empresarios, sus operadores y beneficiarios, sino que Castillo se va a caer solo -ya lo viene haciendo- por  sus propias contradicciones. Por los errores, las limitaciones y las idioteces de este mascaron de proa del proyecto castrista de Vladimir Cerrón  -que es el más beneficiado con el protagonismo del profesor cajamarquino-  y es que llamar a un profesor como Pedro Castillo, "maestro", en un país donde estos no abundan, ya es un atrevimiento. 

Al final, por angas o por mangas ambas propuestas  van a generar inestabilidad política en medio de un congreso fraccionado, en un país sin mayor cultura politica y con politicos sin experiencia, ansiosos de figuración y de poder mediático. Si se tiene que defender la democracia y todo lo que implica, le toca al pueblo un papel protagonico en los próximos cinco años, donde lo que esta en juego es nuestro futuro como sociedad, la viabilidad de nuestra democracia para no ser una republiqueta. Como el título de la serie del Bicentenario somos finalmente "El último Bastión". 


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