Dicen que el tiempo es el mejor amigo de la verdad. Y la verdad que han expresado las urnas en esta elección, es que el voto de los nulos, blancos y viciados, ha terminado imponiéndose con un 13%. Y la primera reflexión es que un parlamento fraccionado, de cara a un proceso electoral general en el 2021, en un país sin partidos políticos, con políticos bisoños, figurettis o poco preparados y sin una clase política de solera ni un concepto claro de nación, nos coloca en la seguridad que nada va a cambiar, porque en el Perú la posibilidad de "consensos" -en medio del cernicolismo de la politica criolla- es bastante difícil por decirlo eufemisticamente y las propuestas partidarias han sido genéricas y con el sabor de salir del paso. A pesar de lo anteriormente expuesto, las declaraciones de los dirigentes políticos, son de antología; analizan los resultados como si la población les hubiera dado un "amplio respaldo"; como si tuvieran un apoyo popular masivo. Como si la ilusión, el entusiasmo y de la identificación de la población con los partidos fuera significativa.
Aun cuando los resultados son preliminares y a boca de urna, va a haber necesidad de consensos o mejor dicho de la "negociación política" de siempre, donde lo que prima no es necesariamente el interés nacional sino los intereses particulares que se anidan al interior de los partidos. Y lo que viene tiene que ver necesariamente con los actores políticos que tengamos en el Congreso. Y la verdad es que si tenemos nuevos rostros, gente joven, pero con las viejas taras y las mismas mañas de la política criolla, nada habrá cambiado. Por lo visto, hay pocas figuras por rescatar, porque casi todos los candidatos insistieron en la retorica hueca, en la propuesta demagogica, en el protagonismo barato de propuestas inviables por el fondo y por la forma para salir elegido y "servir al pueblo". En lo particular me impresiono Gabriela Salvador del Frente Amplio (FA) una joven que si sale elegida hay que seguirla con interés.
En el contexto anterior, independientemente de que va a ser bien difícil, por no decir imposible e inviable, que las promesas electorales "personalísimas" de los candidatos, que "nos bajaban el cielo y las estrellas" se cumplan. Sin partidos organizados y disciplinados las generalidades y la vacuidad de lo que llamaron "agenda partidaria" se va a ver expuesta a la prioridad del tiempo y a la necesidad de ideas y propuestas claras, técnicas y realistas, en torno a la renovación por tercios del parlamento o a las modificatorias de las elecciones generales por poner dos temas. No creo que se llegue a consensos sobre la elección del Tribunal Constitucional porque la forma de elección en si no es mala, lo que es malo y nocivo es que los partidos busquen politizar la elección y poner gente a fin a sus intereses o a los intereses que defiende. Y lo que me queda claro es que si insisten en restituir la Cámara de Senadores -indudablemente necesaria- se van a ir de cara porque no es el tiempo ni el momento por culpa de los propios actores políticos.
El gran drama de este tipo de polarizaciones es que se puede caer "de la sarten a las brazas". Quienes "ganaron" la elección con tan magros resultados, terminan saboreando el mundano sabor de la victoria pero representando muy poco en términos socio-políticos. La gente termina votando por una marca en el caso de ACCIÓN POPULAR, que no es gobierno desde hace tiempo y que no ha tenido mayor desgaste que la gestión en Lima y en algunos gobiernos municipales y regionales en un primer año de gobierno, pero que es una incógnita, independientemente de que muchos de sus dirigentes y referentes se han hipotecado a una figura tradicional y bastante desgastada como Raul Diez Canseco, que como Acuña con todo el dinero que le meta a la política para inventarse o reinventarse como "líder" no va a llegar a ser Presidente del Perú. ALIANZA PARA EL PROGRESO, a despecho de lo folclórico de su propietario, ha posicionado una marca en el país, se ha rodeado de algunas figuras reclutadas de diversos partidos o de caciques regionales y allí va avanzando en el mapa politico del Perú. Una especie de PPC provinciano que va a desaparecer cuando desaparezca el dueño de la franquicia política y que no creo que llegue jamás a Presidente de la República.
En el caso del PARTIDO MORADO, es una buena oportunidad para ver si la diz que organización de un partido moderno, termina haciendo olvidar las "calenturas" de Guzmán, algo difícil en una democracia tan precaria y sin partidos. SOMOS PERU es otra marca que recuerda a Alberto Andrade. Que de partido organizado tiene muy poco y que no tiene cuadros conocidos, más allá del ex toledista reciclado Renan Espinoza, que financio la campaña y se quedo con el N° 1 de la lista. En el caso de FUERZA POPULAR, se ha quedado con su histórico 7%. y es una derrota aunque no quieran reconocerlo.
El resto de los partidos que van a tener representación en el Congreso como FREPAP, UNIÓN POR EL PERÚ, FRENTE AMPLIO y JUNTOS POR EL PERÚ, hay que esperar; finalmente si llegan gracias al descontento popular y a la polarización ya que son una verdadera incógnita en cuanto a "políticos" que están de paso, que tienen un año y medio de protagonismo y ningún futuro. El gran problema de la seudo democracia peruana, es que no hay políticos, hay activistas metidos a políticos, que tiene aires de intelectualidad a la hora de hablar con solemnidad y autoridad las sonseras que hablan. Estoy seguro por ejemplo, que son muy pocos los congresistas electos que han leído "EL MAL MENOR" de Carlos Meléndez. El APRA y el PPC terminan castigados electoralmente, en el primer caso por su alto nivel de corrupción y de componenda; y en el segunda caso por quedarse como un partido limeño, conservador y representante del empresariado y de las clases altas. Tiempo al tiempo. Cuando se levante el telón ojala no tengamos que asistir a una nueva comedia de la política peruana.