sábado, 16 de noviembre de 2019

N° 504 - EVO MORALES

¿EL FIN DE LAS REIVINDICACIONES DE CLASE 
DE LA IZQUIERDA BOLIVIANA?:


Yo tengo una relación de vieja data con Bolivia. Comenzó en 1969, cuando el General René Barrientos Ortuño, Presidente del país en ese entonces, se metió un trancazo en helicóptero y pasó a mejor vida. Se apellidaba Barrientos como el segundo apellido del máximo ídolo que he tenido en mi vida: Mi padre. Un hombre del que aprendí que el conocimiento no es muy importante en la vida, porque envejece, se olvida; pero la sabiduría no. Ese "Barrientos" llamó mi atención y busque saber sobre el país, luego vinieron las eliminatorias de México 70, el partido en  La Paz arbitrado por Chechelev donde expulsaron a Miflin y a Nicolás Fuentes y luego del mundial, Ramiro Blacutt, Vargas y Herbas, seleccionados bolivianos vinieron a jugar al Melgar. Años después, ya en la universidad, termine cautivado por uno esos amores que no se olvidan nunca, pero que terminan por esas cosas de la vida, evaporándose entre las manos a pesar del tiempo con un sabor agridulce entre los labios, de una joven paceña; y ligado a una familia boliviana afincada en el Perú. De eso ya van para 44 años. Y como no hay nombre más boliviano que "Ramiro", mi último hijo se llama "Ramiro".

De esa relación, que me llevó  a publicar hasta en "El Diario" de La Paz, es que tengo un gran cariño hacia Bolivia y lo boliviano, allí esta mi hinchaje por el Strongest y el amor que le profeso a Doña María Miranda Peñaloza, una mujer que a sus hoy venerables 81 años -con las naturales diferencias porque conmigo es menos complaciente que con sus hijos- es la imagen, el sentimiento y el recuerdo que evoca a la madre que ya no esta a  mi lado. Es en ese contexto, que a despecho de muchos analistas que leo y escucho, he considerado desde el principio de esta crisis, propiciada por la ambición de poder, que la situación no está superada y que va para peor. Basta recordar la revolución movimientista de 1952, la caída de Gualberto Villarroel, años antes, asesinado por la oligarquía minera boliviana, en un baño de sangre parecido al de los hermanos Gutiérrez cuando asesinaron aL Presidente Balta. A Villarroel lo derrocaron, lo acuchillaron y lo arrastraron por la  Plaza Murillo. De allí a la salida de Goñi Sanchez de Lozada, con una historia parecida a la de PPK, por su educación, su hablar como "gringo"  y su mal gobierno, después de haber sido "el padre del milagro boliviano" reconstruyendo una economía quebrada, hay una historia recurrente de violencia política, en un país con una precaria institucionalidad.

Esa precaria institucionalidad fue la que llevó a los continuos golpes de Estado de  militares bolivianos, fundamentalmente pro norteamericanos -a finales de los setentas y principios de los ochentas- en medio de una hiperinflación; en un país que fue siempre gobernado  por minorías blancas o mestizas, siendo un país de mayorías indígenas. Fue en ese contexto que escribí por entonces, que no está lejos el día en que las mayorías indígenas gobiernen y reivindiquen sus intereses de clase. Y ese día llegó y el líder fue un campesino cocalero marxista, que hizo lo que ni la izquierda marxista burguesa, ni la izquierda democrática, ni la social democracia boliviana hicieron; esto es reivindicar a las masas y a las mayorías indígenas, "gobernar para el pueblo", tener la sensibilidad de ponerse del otro lado de la mesa. Y las reformas sociales en Bolivia en el periodo de Evo Morales, son significativas y generaron una primavera de reivindicaciones sociales de clase interesantes como fenómeno político. Pero Bolivia es un país dividido, porque Santa Cruz y el oriente boliviano es otro país, otra economía, otra gente y en un país sin institucionalidad, sin ciudadanía como el Perú y sin un concepto claro de nación , la unidad es un artificio de la historia. Y Morales no fue ni es Benito Juarez.
El problema es que el poder o la ambición de poder todo lo corrompe. Y  a Evo Morales lo sedujo y le gusto el poder y como todos los políticos que hablan de ética, de democracia  y de honestidad, terminan trampeando, haciendo fraude para atornillarse en el poder. Morales hizo lo mismo. Y si bien el primer presidente indígena de Bolivia,  aprovechó la coyuntura de los precios altos de las materias primas, para hacer cambios sociales significativos en beneficio de las mayorías; no supo unificar el país bajo su liderazgo ni desarrollar un aparato productivo que impulse el desarrollo del país. 

Hace un par de meses estuve en Bolivia y el problema es que la gran mayoría de productos son peruanos, chilenos o argentinos. Por Desaguadero en los días de feria entran colchones, sanitarios, chocolates, chizitos, jabones, yogurt y leche peruana entre un sinnúmero de productos. Y me resultó tan decepcionante y tan deprimente como en el Perú, escuchar a políticos bolivianos, de esos que van a ser aquí, más de los mismo o "pior" de los que tuvimos en el cerrado congreso. 

Difícil predecir lo que pueda pasar en Bolivia, donde hay un componente históricamente violento en la sociedad, que nace en los movimientos sindicalistas mineros de Mutum, de Siglo XX y la COB y que termina hoy con los Ponchos Rojos, que con sus hermanos indígenas no van a querer que caiga su líder, ni perder sus privilegios ni el poder, en medio de un gobierno donde la nueva presidenta, ha sido tan falta de criterio, que al poner la biblia por delante y darle un componente religioso a las contradicciones políticas y de clase existente, esta generando una fractura social de mayor grado. Al final la demagogia y el sectarismo de siempre de la politica criolla. Aunque sea trágico y doloroso decirlo, Bolivia puede estar en los umbrales de una guerra civil, que muestre sus limitaciones como sociedad y la precariedad de su clase política. Los gorilas de ayer se han convertido en los cavernicolas de hoy. Y me da pena. 


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