miércoles, 17 de abril de 2019

N° 494 - ALAN GARCIA PEREZ

¿PAZ EN SU TUMBA?.


No soy de los que creen que la muerte convierte en buenos a los malos u obliga a cambiar la percepción de la vida y los pecados de los muertos. Creo que Alan García Pérez, fue uno de los últimos  grande líderes de la política peruana y latinoamericana; pero creo tambien que fue un político corrupto que se enriquecio en el poder. Al márgen de todo lo anterior,  entre el uso politico que le dan los apristas a su muerte y el escarnio y la pobreza de espíritu de sus opositores ante sus restos. Creo firmenente que hay que tener grandeza ante la muerte humana, como se debe tener en la guerra ante los vencidos. Al final la vida es una guerra ante nuestros propios demonios, ante nuestras miserias humanas, ante la fragilidad que solo percibe nuestra intimidad, porque ni nosotros mismos logramos conocernos del todo.

Cada ser humano escribe su propia historia, el final de sus días de manera diferente. Y para escribir sobre la "leyenda" que se inicia hoy, creo que hay que comenzar conociendo el diagnóstico psiquiatrico del ex Presidente García para entender su decisión, porque sus psicopatías son manifiestas y porque su volubilidad, su falta de percepción o aceptación del sentido de la realidad, la hemos vivido hasta su último día. Las especulaciones sobre el suicidio de Alan García, para mí van por el lado de su soberbia de su "ego colosal" (a punto tal que ni siquiera pensó en sus seres queridos) y no de cobardía frente a la posibilidad de la cárcel. La decisión de acabar con su vida, para el que escribe estas líneas, van por su negativa a verse descubierto en sus mentiras, en que se muestre y desnude publicamente, el cinísmo psicopático del animal político que era. 

Una personalidad como la suya se resiste a verse derrotado, encarcelado, vejado y materia de burla o de este escarnio  que merecen sus restos, por parte de algunos individuos, que en el fondo -como sucede siempre- más que las criticas o la oposición al político corrupto, tienen en su subconciente envidia frente a la inteligencia y el éxito ajeno; a la brillantez y a los recursos políticos de quien "encantador de serpientes" o no, muere en olor de  multitud y no solo del pueblo aprista. En la perspectiva de la historia Alan García, va a ser percibido  como Nicolas de Pierola -a quien decia querer imitar- o Leguía y otros políticos cuestionados, juzgados por sus luces y sus sombras. Porque nadie puede decir que  García no hizo obra o que todo en el fue malo o corrupto.

En el contexto jurídico procesal en el que se da el suicidio de Alan García, no creo que se pueda hablar de "persecusión política". Uno   de los méritos de la precaria institucionalidad peruana es la investigación y el juzgamiento de una  clase política que se ha enriquecido a costa del erario público,.De la serie de "encumbrados personajes" que se han vuelto millonarios gracias al "servicio al país". Al ser imputado Alan García como jefe de una organización criminal, por criterio jurisdiccional y lógica, el fiscal continua la diligencia porque  se pueden encontrar pruebas contra los demás imputados y porque volver a comenzar una diligencia como ésta tiene sus complicaciones. Y adicionalmente a lo anterior es bueno decir que el emplazamiento a politicos de diverso cuño por  actos de corrupción, no esta alejado de estandares de legalidad.

Creo  que García con su suicidio termina haciendole un servicio a la tradición de su partido y un favor a la cúpula que se queda en la conducción del mismo. Van a poder apelar a la vieja persecución y al martirologio aprista para unir a la miitancia. Van a comenzar a construir la leyenda y el mito que anhelaba García. Lo que esta por verse, es si Mulder, Del Castillo o Velasquez Quesquen, reconstruyen el partido de masas más antiguo de la historia republicana. Lo concreto y lo real es que un liderazgo como García va a ser difícil de igualar. 

Aunque en un país como éste de envidias y rencores; de enemigos irreconciliables y de doble moral; de mediocridades y pobrezas de espíritu; es dificil pedir "Paz en su tumba", hay que invocarla. El juez ante el que esta ahora es una garantía de justicia y de imparcialidad.

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